El camino que nos lleva a esta gran pirámide ya fue llamado históricamente "la Calzada de los Muertos". En la explanada frente a la pirámide unas tiendas de campaña albergan a los sufridos exploradores que un día descubrieran una pequeña abertura en la pirámide que les intrigó sobremanera. Un minúsculo vehículo robotizado fue introducido en el breve agujero pero pronto quedó colapsado. No queriendo dañar inútilmente la pirámide, el paso siguiente fue un estudio por georadar que dio luz verde a los trabajos arqueológicos posteriores.
Tras varios años de excavación y limpieza del túnel encontrado y a 103 metros desde en punto de entrada, al que nadie había accedido en 1.800 años, investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia han quedado sorprendidos al darse cuenta que, a partir de ese punto, techo y paredes estaban salpicados de minerales en lo que pudiera ser la recreación del inframundo por parte de los teotihuacanatecas. Al final del mismo las cámaras donde se encontraron los objetos y que se presupone servían para investir a los gobernantes y para enterrarlos.
Por la cantidad de ofrendas se considera que debe ser el lugar donde están enterrados los gobernantes de Teotihuacán, pero todavía no se ha llegado a ellos. Para descubrir tal cantidad de hallazgos tan solo se han retirado 60 centímetros de sedimentos. Se cree que habrá de profundizarse un mínimo de dos metros más, por lo que no esperan tener claro el resultado del hallazgo hasta finales del próximo año 2015 pues todo debe hacerse a mano, concienzudamente y a 18 metros de profundidad bajo la citada pirámide. En estas condiciones y a más de cien metros de la entrada, el trabajo será lento.


RAFAEL FABREGAT