16 de julio de 2012

0738- LA MACARONESIA.

Decir, en primer lugar, que se denomina Macaronesia al conjunto de archipiélagos situados al suroeste de Europa y al noroeste del continente africano. 
El interés de éstos se basa sustancialmente en su estructura y en la biodiversidad y endemismos que contienen. 
La denominación es relativamente reciente ya que fue el geólogo y botánico Philip Baquer quién la acuñó a mediados del siglo XIX.  Como se ve claramente en la foto adjunta son cuatro los archipiélagos que componen la Macaronesia: Azores y Madeira que corresponden a Portugal, Canarias que pertenece a España y Cabo Verde que, en 1.975, se independizó convirtiéndose en la República del mismo nombre. 

Los cuatro archipiélagos se caracterizan por ser de origen volcánico, manteniéndose puntos con importante actividad. Se suma a esto la insularidad y lo abrupto de su orografía que da como resultado la gran cantidad de endemismos que podemos encontrar. También se comparten aspectos socioeconómicos comunes, aunque Cabo Verde se diferencia en no estar físicamente separado del país, como los están los demás archipiélagos de la Macaronesia. 
En todos ellos el turismo, ha sustituido la escasa actividad agrícola, y ha ido introduciendo nuevos ejemplares animales y botánicos exóticos que en muchos casos desplazan a los autóctonos amenazando seriamente a muchos de ellos. 
La creciente importancia del turismo se ha convertido en la principal fuente de riqueza de todos estos archipiélagos.

AZORES . Nueve islas maravillosas con un factor común, clima oceánico subtropical que oscila entre los 24ºC y los 14ºC, según sea verano o invierno y una naturaleza extremadamente rica en biotopos, ecosistemas y paisajes que hacen las delicias de todos sus visitantes. Fueron colonizadas por el hombre en el siglo XV. Su vegetación contiene numerosas variedades endémicas, algunas de ellas relacionadas con el terciario del sur de Europa, desaparecidas allí desde millones de años atrás. El archipiélago suma en total 2.322 Km2. que ofrecen al visitante una naturaleza espectacular y unas vistas únicas e irrepetibles. Actualmente tiene alrededor de 245.000 habitantes que forman la población oficial de la región autónoma de las Azores, distante 1.500 Km. de Lisboa, capital del país.

MADEIRA. Dos islas y 828 Km2. que pueblan unos 250.000 habitantes y miles de visitantes que acuden durante todo el año a disfrutar de sus paisajes, más impactantes si cabe que los de las Azores. Básicamente es un territorio más abrupto que el anterior, pero tiene también grandes bosques y zonas con microclimas extraordinarios.
Su hándicab es que gran parte de sus costas forman grandes acantilados que impiden el disfrute de los bañistas, lo cual no quiere decir que no tengan también playas bonitas y bien cuidadas, pero no en la proporción que sería deseable. Este "inconveniente" lo suple una fantástica fauna submarina que los aficionados al buceo consideran un paraíso sin parangón. Eso sin contar su ubicación más meridional que le propicia mejores temperaturas y aguas templadas de 20/28ºC que permiten el baño en cualquier estación del año. Las islas de Madeira están situadas a 860 Km. al suroeste de Lisboa.

CANARIAS. Siete islas maravillosas de clima subtropical, donde apenas se nota diferencia alguna entre el verano y el invierno. Paraíso permanente y lugar preferido de los viajeros que aman la paz y la naturaleza más variopinta, pero con todos los servicios a los que estamos acostumbrados. Comunidad Autónoma española con un total de 7.447 Km2. y 1.700.000 habitantes que viven en el lugar más paradisíaco de España puesto que está situado a 3.000 Km. al suroeste de la capital del Estado, en un enclave subtropical que el mar suaviza en los meses de invierno y los vientos alíseos en los del verano. 

Estas últimas carecen de ríos pero existen numerosos barrancos que recogen el agua de lluvia en grandes torrenteras que discurren rápidamente a las costas, aunque quedando algunas zonas estancadas que favorecen la vida de innumerables palmeras y otras plantas autóctonas de gran valor botánico. 
Cientos de endemismos enriquecen cada uno de los rincones de estas islas paradisíacas; también en aquellas que por su mayor vulcanismo apenas tienen vida. Unas y otras son ricas en endemismos vegetales y animales. Son innumerables los microclimas que contienen estas islas de tan gran diversidad. 
Mientras unas muestran el más escabroso y caótico paisaje volcánico, otras disfrutan los más verdes paisajes, con bosques tropicales regados diariamente por el llamado "mar de nuebes", un fenómeno de la naturaleza que se caracteriza por 
una humedad casi constante que riega abundantemente los bosques allí ubicados. La pluviometría no puede ser más diferente. Mientras en islas como La Palma pueden llover hasta 1200 mm. anuales, en las más orientales (Tenerife y Gran Canaria) la lluvia es tan escasa que ha obligado a la instalación de plantas desaladoras para cubrir las necesidades de la población. 
Fuerteventura y Lanzarote son islas 
áridas de clima semi-desértico. Como en el Hierro, es fundamental la excavación de pozos para conseguir agua.  
Fuerteventura es también de las más antiguas y por lo tanto la más erosionada. Dos kilómetros al norte se encuentra la Isla de Lobos que pertenece al parque de las Dunas del Corralejo, declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO.
Lanzarote es la más oriental y antigua del arquipiélago. Destacan los volcanes de Timanfaya y el parque del mismo nombre. Toda la isla es Reserva de la Biosfera. Al norte se ubica el Archipiélago Chinijo con sus islas Graciosa, Alegranza, Montaña Clara, Roque del este y Roque del oeste.

Tenerife y Gran Canaria son, con diferencia, las islas más pobladas y turísticas del archipiélago canario. 
Rondan el millón de habitantes cada una y reciben cada año la visita de otros tantos turistas que buscan su clima, sus magníficas playas y las infraestructuras hoteleras más complejas y sorprendentes. 
Cualquier capricho del visitante, sean cuales sean sus exigencias, puede quedar satisfecho sin salir de estos grandes complejos hoteleros, preparados para dar respuesta a los gustos más exquisitos.
En la Gomera se encuentra el Parque Garajonay, bosque de lauirisilva que es Patrimonio de la Humanidad. 
Una joya que el amante de la naturaleza puede y debe visitar. Todo allí es paz y belleza. 
Algo difícil de encontrar en ninguna otra parte porque el Cabildo de la Gomera ha querido hacer partícipe de esta riqueza a sus visitantes, preparando las sendas adecuadas para recorrer estos parajes con el máximo respeto a una naturaleza que lo impregna todo.
Tanto es así que, para los aficionados a la micología, sea cual sea la época del año de su visita los van a ver siempre.
De todas formas también las islas cuyo mar de lava es constante en toda su superficie, albergan igualmente plantas endémicas de gran valor botánico incalculable.
Plinio el Viejo, en su obra Naturalis Historia, escrita del 70 al 77 de nuestra era y dedicado al emperador Tito, relata la expedición a las Canarias llevada a cabo por el rey Mauritania Juba II, hijo de Juba I de Numidia, erudito rey de Mauritania del que copia importantes datos de zoología y botánica.


CABO VERDE
. Diez islas mayores y cinco menores, con 4.030 Km2. y  445.000 habitantes, son algo más que un archipiélago. Cabo Verde es un país que consiguió su independencia de Portugal hace apenas unas décadas. Mucho más al sur que el resto de sus compañeros de la Maraconesia, era un verdadero paraíso tropical cuando llegaron los portugueses en el siglo XV. Pero su interés no estaba en explotar sus maravillosas condiciones naturales sino en convertirlas, por simple proximidad, en el mayor almacén mundial de esclavos. 

Las gentes de color, que en aquellos tiempos prácticamente no eran considerados humanos, se reclutaban en el continente próximo y se almacenaban allí cual mercancía a revender para las plantaciones del Nuevo Mundo. 

Este no es el momento de profundizar sobre este tema pero es obligado contar, ya que viene al caso, que las ventas de esclavos caboverdianos estaba entre las 500 y 1000 unidades anuales, seguramente mucho menos de la mitad de los que se cargaban, puesto que la mayoría morían durante la travesía. 
También cabe destacar que la mayor parte de los autóctonos de Cabo Verde son descendientes de aquellos colonizadores y de las esclavas de aquellos tiempos oscuros de la Historia colonial portuguesa.
Cuatrocientos años después de su colonización, la exuberancia tropical que dio nombre a estas islas quedó transformada en un desierto flotante y ya en el siglo XIX gran parte de su población tuvo que emigrar para no morir de hambre. 
A finales del citado siglo las islas estaban desertizadas por completo y abolida la esclavitud, con lo cual desaparecieron todos los ingresos de la población y el hambre se apoderó de la población que fue obligada a emigrar.

En 1.951 las islas toman la consideración de provincia de ultramar pero sus habitantes siguen luchando por una autonomía que apoyan sus vecinos de Guinea-Bissau. 
En 1.974 cae el régimen colonial y el 5 de Julio de 1.975 se proclama la independencia pasando a ser gobernados los dos países por un mismo partido, el PAIGC. La primera consigna fue regenerar las islas con la plantación de 120.000 hectáreas de árboles. En los diez años siguientes se construyeron 15.000 diques de contención de aguas pluviales y se pudo disponer de comida para todos sin tener que importar.
Sin embargo su pluviometría histórica no volvió y, aunque hubo una importante mejora inicial, el archipiélago ha sufrido 30 años de importante sequía, lo cual no es óbice para que se mantenga una gran riqueza de flora y fauna endémicas fruto también de los esfuerzos de la población. 
Como se ha dicho anteriormente las islas son en su totalidad de origen volcánico y concretamente en la isla de Fogo se mantiene un volcán activo. La agricultura solo florece en cuatro de sus islas y es el turismo el que, junto a una pequeña industrialización, fundamenta la economía de estas islas, hoy convertidas en la República de Cabo Verde.

Cabo Verde es un lugar diferente y por esa razón, atractivo. Playas inmensas, temperatura constante y todo ello a costes relativamente baratos. 
Todos los años un importante número de turistas visitan sus diferentes paisajes y disfrutan de su clima tropical, de la amabilidad de sus gentes, de la peculiaridad de su comida fundamentada en el pescado y el marisco y de la paz que se respira en sus inmensas playas vírgenes. 

RAFAEL FABREGAT

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