13 de marzo de 2021

3056- RELIGIÓN EN EL ANTIGUO EGIPTO.

Poco o nada se puede aportar a los conocimientos sobre la cultura egipcia, pues es mucha la curiosidad despertada por esta civilización y muy conocidos por tanto todos los pormenores sobre la misma. Me limitaré pues a recordar algunas facetas religiosas y culturales de unas gentes que sobresalieron y mucho entre sus contemporáneos en cualquiera de sus facetas y especialmente en la religiosa. 
El antiguo pueblo egipcio era politeista y, al menos en teoría, con el Faraón como aglutinante y cabeza visible de las diferentes deidades. Al decir "en teoría" vengo a referirme a que lo era para el pueblo llano e incluso entre soldados y generales, pero no tanto así para los sacerdotes que eran casi siempre quienes imponían sus criterios sobre todos ellos e incluso sobre el mismo faraón. Por el interés de unos y otros, los reyes y la iglesia casi siempre han caminado juntos y aunque los primeros aparentaban ser los más fuertes y autoritarios, eran los sacerdotes quienes imponían sus criterios e intereses. 

El faraón era agasajado como un Dios, pero estaba obligado a sostener económicamente al resto de los dioses y a sus servidores, a través de rituales y ofrendas a fin de mantener el orden terrenal y el universal. El Estado no solo mantenía a la gran multitud de sacerdotes, sino que construía los diferentes templos que éstos le sugerían. A cambio de tan gigantesco sacrificio económico, los sacerdotes y el propio faraón, como representante de Dios en la tierra, simulaban interactuar con los dioses para conseguir sus propósitos. 
Tanto fue así que, con el paso de los siglos, el poder de los sacerdotes fue en aumento al tiempo que el de los faraones fue declinando. Para mantener su poder, los sacerdotes inculcaron las creencias religiosas en los propios faraones que llegaron a creerse hijos de aquellos mismos dioses. La creencia en una segunda vida puso a los propios faraones en manos de una élite de sacerdotes que, aunque aparentemente estaban en segunda fila, eran quienes en realidad implementaban sus órdenes al propio faraón. 

Las prácticas funerarias fueron haciéndose más complejas, proveyendo al difundo de todo cuanto pudiera necesitar en la segunda vida, después de la muerte. Según su religión, todos los dioses estaban involucrados en la naturaleza y en la sociedad humana y, aunque bajo las órdenes de los sacerdotes, era el faraón quien ostentaba la representación de Dios en la Tierra.
Creció pues la tradición religiosa y también la creencia en el más allá y las consiguientes prácticas religiosas. El mundo de lo divino y el de lo humano estaba enlazado de tal manera que una cosa no podía caminar sin la otra. Era sin embargo un sistema politeista muy complejo que la sociedad respetaba pero que apenas podía comprender. Había deidades con diferentes roles mitológicos de alto nivel y las había menores, con funciones limitadas o menores. También los plebeyos sabios y distinguidos podían deificarse. El aspecto de las deidades eran abstractas. Anubis, por ejemplo, tenía figura de chacal y color negro como la carne momificada, aunque los había con diferente presentación. 

Monthu era el Dios de Tebas pero años después fue sustituido por Amón. Los enlaces entre deidades podían incluso crear una deidad compuesta. De la relación de Amón con Ra resultó pues el culto a Amón-Ra. 
El faraón Akenatón (Nuevo Imperio) abolió el culto a los diferentes dioses, en favor del Dios Atón. Sin embargo sus sucesores volvieron al politeísmo y Akenatón fue declarado hereje. Posteriormente la religión egipcia se centró en Ma'at, dios del cosmos que perpetuaba los ciclos de la naturaleza. Entre esos eventos estaba la inundación del Nilo, la sucesión de los faraones y el recorrido diario del sol (Ra) a través del cielo. Ra viajaba sobre la tierra (Geb) a través del cielo (Nut), ambos separados por Shu el dios del aire. Cada día Ra hacía este viaje para renacer al día siguiente. En el intérvalo de la noche (Duat) Ra atravesaba zonas sensibles habitadas por los espíritus de los fallecidos, entre ellos los de los faraones, que eran puentes entre lo divino y lo humano. 

Por último hay que decir que los egipcios fueron desarrollando creencias sobre la muerte y el más allá hasta convertir la "segunda vida" como principal objetivo...
Con la unificación de Egipto, hacia el 3.000 a.C., algunas deidades crecieron en importancia y también el culto al faraón. Las pirámides y los grandes templos mortuorios sustituyeron a las mastabas como tumba para los faraones y Ra creció en influencia terrenal mientras Osiris dominaba el más allá. 
Los gobernantes tebanos se convirtieron posteriormente como faraones de Egipto situando a Amón como dios supremo, unido a Ra como antiguo patrón de la monarquía. Ya más profesionales, los sacerdotes describían entonces el poder universal de Amón. Aunque Akenatón impuso durante su reinado su criterio a favor de Atón, sus sucesores desmantelaron sus monumentos. Finalmente el poder del faraón fue declinando y aunque bajo la dinastía ptolemaica los griegos mantuvieron la religión egipcia como propia posteriormente, con la presencia romana, los templos egipcios iniciaron su decadencia. Pocos siglos después llegó a Egipto una nueva religión monoteísta, la cristiana, que se extendió con rapidez haciendo que los dioses egipcios se desvanecieran. Egipto pasó a convertirse en provincia bizantina pero, tras diferentes avatares, el año 639 fue conquistado por los árabes islamistas. Aunque musulmanes y cristianos comparten una historia común actualmente y con el 90%, el islam es la religión oficial de Egipto, mientras que el 10% restante son cristianos ortodoxos de la iglesia copta. Una vez más queda patente que en este mundo nada, nada es para siempre...

RAFAEL FABREGAT

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