23 de febrero de 2015

1670- EL CASTILLO DE GUIMARAES.

"Aquí nació Portugal" -dice en una de sus torres. Y es que en este castillo nació y creció Alfonso Enriquez, hijo de Enrique de Borgoña y Teresa de León, que años más tarde se convertiría en Alfonso I de Portugal, por ser el artífice de la transformación del Condado Portucalense en el Reino de Portugal, un nuevo país próspero e independiente. Sin embargo el castillo fue construido a mediados del siglo X por la condesa Muniadona Diaz, a fin de proteger de vikingos y musulmanes a la población y al monasterio de San Mamede, fundado por ella en 950 por inspiración piadosa. 

Tanta fue aquella llamada de la fe que años más tarde acabaría ingresando en el mismo convento que ella fundara.
A la sombra del Monasterio de San Mamede crecería el Castillo que sería más tarde sede de la corte de los condes de Portugal y junto a ellos se desarrollaría la población de Guimaraes. Sin embargo en primera instancia, concretamente el año 968, la condesa Muniadona entregó el castillo al cenobio, debido a las constantes incursiones que sufría la comarca por parte de los musulmanes. Nada queda de aquella antigua construcción, si bien en su lugar tenemos actualmente la Iglesia de Nuestra Señora de la Oliva del siglo XIII y mezcla de estilos luso-mudéjar y románico-gótico-manuelino. La iglesia fue reformada en tantas ocasiones que su estilo es una extraña pero bella mezcolanza imposible de definir.

El Condado Portucalense fue constituido en 1095 por el rey Alfonso VI de León y ofrecido a su "yerno" Enrique de Borgoña como agradecimiento a su ayuda en la Reconquista de las tierras a los moros. 
El de Borgoña se había casado aquel mismo año con Teresa de León, hija ilegítima de Alfonso VI y de su amante Jimena Muñoz. 
Al nacimiento de Alfonso (1109), el que sería unos años después el fundador del Reino de Portugal y por tanto su primer rey, el joven matrimonio ya había tenido tres hijas y un varón que murió en 1110. El año 1112, cuando Alfonso contaba 3 años de edad, moría el conde Enrique y gobernó Teresa el condado como regente, tomándole gusto al poder hasta el punto de no querer abandonarlo.

Castillo de Lanhoso.
En 1121 Teresa fue atacada por su medio hermana Urraca I de León, siendo derrotada y cercada en el Castillo de Lanhoso que por su estratégica situación no pudo ser conquistado. A pesar de su inferioridad, con la ayuda del conde de Traba entonces familia más poderosa del Reino de Galicia, consiguió negociar con la reina Urraca y firmar un Tratado que le permitió seguir gobernando el Condado Portucalense. A raíz de ello Teresa mantuvo relación sentimental e incluso tuvo hijos con el noble gallego y quiso perpetuarse en el poder en detrimento de su hijo y heredero Alfonso que ya tenía la mayoría de edad. Como no podía ser de otro modo se opusieron a ella los nobles portucalenses y su propio hijo Alfonso. 

Interior del Castillo de Guimaraes.
Uno de los más firmes apoyos de Alfonso fue el Arzobispo de Braga que, apresado por Teresa y liberado por influencia papal, se exilió al Reino de León llevándose a Alfonso, a quien el día de Pentecostés del año 1125 armó caballero en la Catedral de Zamora. Ante la férrea negativa de Teresa en ceder el condado, madre e hijo entraron en guerra abierta, siendo la fuerzas de Teresa derrotadas en la Batalla de San Mamede en 1128. Perdido el poder, Teresa se exilió al convento de Póvoa de Lanhoso donde fallecería dos años después. Sus restos mortales descansan en la Catedral de Braga, junto a la tumba de su primer esposo el conde Enrique de Borgoña.

A fin de distanciarse de los nobles norteños que se atribuían el triunfo en la Batalla de San Mamede, en 1131 Alfonso I trasladó la corte a Coimbra. Concretamente a la alcazaba árabe que anteriormente había sido pretorio romano y que en la actualidad cobija a la Universidad de Coimbra. 
De todas formas poco o nada queda del antiguo palacio de Alfonso I puesto que el rey Manuel I de Portugal lo reformó en profundidad en el siglo XVI para ubicar la Universidad. 

Retomando la vida y obra de Alfonso I decir simplemente que al estar la ciudad de Coímbra más al sur, casi en la frontera almorávide, el traslado de la corte también fue aprovechado por el rey para frenar las continuas incursiones moriscas. 
Una vez instalado en la nueva ciudad, Alfonso I reforzó las defensas de Coimbra y aprovechó la mayor proximidad para destruir los centros militares moriscos de Lisboa y Santarem, aunque el reconocimiento a sus logros le llegaría demasiado tarde. No sería hasta el año 1179 cuando Alfonso recibiría del papa Alejandro III el título de rey y Portugal el de reino independiente y vasallo de la Iglesia, a través de la bula "Manifestus Trobatum". 
Alfonso I ya tenía entonces 70 años...

RAFAEL FABREGAT


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