17 de julio de 2013

1078- EL IMPERIO SELYÚCIDA.















AFRASIAB.- Restos de la muralla original.

En origen era una familia turca de los Kinik asentada al norte del mar de Aral, en el Asia Central. Convertidos al islam a finales del siglo X, este pueblo de valerosos luchadores migró hacia el sur dirigido por el que entonces fuera su jefe, Selyuq ibn Duqaq y del que procede el nombre de la dinastía. Selyuq aseguraba ser descendiente del mítico rey Afrasiab, fundador de la ciudad del mismo nombre, próxima a Samarcanda. Ese origen dataría del siglo VIII a.C. del que él mismo decía que le separaban treinta y cuatro generaciones. 

Debido a la escasez de pastos y presionado por otras tribus hermanas que se los disputaban, el clan Selyúcida se separó de la confederación de los nueve clanes de los Tokuz-Oghuz, asentada entre los mares de Aral y Caspio estableciéndose a la orilla derecha del río Sir-Daria. 
El sultán gaznavida (Mahmud de Gazni) que dominaba la región aceptó su llegada y nombró a los cuatro hijos de Selyuq sus auxiliares. 
A la muerte de Selyuq en el 1.038 sus hijos ya se habían apoderado del territorio de Mahmud y el mayor de ellos (Togrüll) se había proclamado emir de Khorasán expandiendo sus incursiones por todo el noreste de Irán. 
Las victorias selyúcicas se sucedieron y en 1.055 habían llegado a Bagdad, nombrándose a sí mismo ganador del califato abasida y adquiriendo el título de sultán, siendo el primero que grabó ese título en las monedas en circulación. 

Togrüll fue sucedido por Alp Arslan (1063-1072) verdadero fundador del imperio, que estableció su capital en la actual Teherán. Conquistó Alepo, Armenia y parte de las tierras orientales del Imperio Bizantino. 
Venciendo a Romano IV en la batalla de Mantzikert (1071) comenzaba el poder turcomano en Anatolia, precursor del Imperio Otomano y la Turquía actual. 

A partir de ese momento los gobernantes de las tierras bizantinas conquistadas se constituirían en una rama independiente que sería llamada Selyúcidas de Rum
El máximo apogeo del Imperio Selyúcida, constituido por un territorio de 6 millones de Km2., se produciría con el reinado de su hijo Malik Shah (1072-1092). 
Adoptó el persa como idioma oficial y gobernó también sobre toda el Asia Menor, aunque gracias sobre todo al ingenio de su visir Nizam-al Mulk
Con los años el Imperio se desmembró en varios sultanatos menores (Kermán, Irak, Siria) que se debilitaron rápidamente. 
Tras la muerte de Malik Shah estalló una guerra civil que acabaría con el Imperio Selyúcida. 

Khorasán fue la primera en liberarse del poder turco, al tiempo que los gobernadores de Irán, Irak, Siria y la región de Yazira se proclamarían sultanes de sus territorios respectivos. En Kerman y Siria nacerían varios reinos efímeros, rápidamente doblegados por el último sultán selyúcida Togrüll II (1176-1194) que murió guerreando contra los insurgentes. 
El sultanato de Rum fue el único que mantuvo su identidad hasta 1.302, bajo la protección del Imperio Bizantino y a cambio de que sus tropas sirvieran como mercenarios cuando fueran requeridos. 
Estaban asentados en Anatolia y se expandieron por Mesopotamia y Armenia. 

MEHMED VI, último sultán otomano.
Aún conocieron una época de esplendor, con puerto mediterráneo en Antalya, desde donde servían de enlace al comercio entre Europa y Extremo Oriente. 
También tenían puerto en Sinop, en el mar Negro. 
A partir de 1.231 los mongoles fueron arrasando y fraccionando el sultanato. Pocos rincones del sultanato quedaron libres de sus incursiones. 
Los osmanlíes, instalados en las estepas occidentales del Turkestán quedarían al margen y serían el núcleo del que nacería el Imperio Otomano, auténticos descendientes del primer selyúcida Selyuq ibn Duqaq
El primer soberano otomano que sucedió a los selyúcidas sería Osmán I (1299-1326) aunque sería su hijo Orhan I (1324-1360) el que estableció las bases del nuevo estado que se convertiría con el tiempo en el gran Imperio Otomano hasta su decadencia tras la muerte de Solimán el Magnífico en 1566. 
A pesar de dicha decadencia, los sultanes del antiguo imperio otomano siguieron en el poder durante más de tres siglos, hasta el final de la I Guerra mundial (1.918) cuando los otomanos fueron derrotados por los aliados y su último sultán Mehmed VI hubo de acatar la Constitución de la nueva República. 
En 1.922 su presidente Kemal Atatürk abolió el sultanato y puso fin al imperio otomano y a la última raíz selyúcida.
Así es la Historia, tan sencilla y tan complicada a la vez.

RAFAEL FABREGAT

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