Castillo de los Cruzados en Biblos. |
Si llegada la noche no estamos demasiado agotados, no hay el por qué marcharse a dormir. En Biblos hay muchos sitios en los que cenar extraordinarios manjares y de pasar una agradable velada en las muchas salas de fiesta que, al menos durante el verano, deleitan a los muchos visitantes de este enclave turístico de primer orden. El ambiente nocturno de Biblos es sencillamente espectacular. Claro que al día siguiente nos esperan muchas más cosas para visitar.
Para acceder a determinados lugares no hay que caminar demasiado puesto que teleféricos y trenes turísticos nos facilitan el acceso. Cuando esto no sucede, también los autobuses llevan y traen a los visitantes hasta los más remotos lugares. La Historia no está reñida con el bien vivir, motivo por el cual uno puede ser arqueólogo y anticuario durante el día y un perfecto sibarita durante la noche. Saber mezclar el cóctel de la vida es sin duda la mejor cosa que uno puede hacer y muy especialmente en estas latitudes. Esta que vemos en la foto de abajo es la primitiva Biblos. Calles empedradas, ruinas de decenas de civilizaciones, tan antiguas como la vida misma.
Junto a estas ruinas, la necrópolis real y lugar donde en 1924 el arqueólogo Pierre Montet descubrió el sarcófago del rey Ahiram I y el vínculo cultural que unió Biblos con Egipto.
En el III milenio a.C. Biblos contaba con la flota más importante de todo el Mediterráneo. Los fenicios fueron descubridores del vidrio y pioneros del intercambio comercial.
Grandes navegantes, los fenicios conquistaron comercialmente todos los países mediterráneos e importaron y mejoraron todas las novedades que iban encontrando a su paso. Era el antiguo I+D+I.
En las ruinas del palacio del rey Senaquerib I, rey de Asiria y Babilonia desde el año 705 al 681 a.C., un relieve nos muestra uno de aquellos navíos fenicios que surcaban el mar Mediterráneo, recorriendo todos los países costeros hasta llegar a la Península Ibérica, donde adquirían los metales preciosos de los Tartessos.
A pesar de su intensa actividad bélica, Senaquerib I reconstruyó la ciudad de Nínive convirtiéndola en capital de Asiria. A diferencia de otros lugares del mundo, muchas de las ruinas allí ubicadas están en buen estado de conservación.
Adjunto tenemos también el Templo de los Obeliscos, que debe su nombre a las más de treinta estelas funerarias con inscripciones votivas, depositadas en el patio por los fieles. Biblos fue ciudad floreciente gracias a su situación geográfica, con Anatolia y Mesopotamia al interior y frente al Valle del Nilo.
Los grandes imperios de Oriente Próximo miraban a Biblos como fuente de suministro de los bienes más preciados: maderas, incienso, tintes y metales preciosos. Sin embargo la relación más íntima y prolongada fue con Egipto. Para los egipcios Biblos no era solamente un socio comercial, sino también político y cultural. Los egipcios eran grandes recolectores de papiro, una planta que crecía a orillas del Nilo, pero era en Biblos donde se preparaba y se distribuía ya listo para la escritura a lo largo de todo el Mediterráneo. La demanda de papiro fue en constante aumento a partir de finales del II milenio a.C., fecha en la que empezaron a desarrollarse formas complejas de escritura fonética y donde los fenicios elaboraron el primer alfabeto hacia el año 1100 a.C. Primeramente conocida como Gebal la ciudad pasó a llamarse Biblos por ser el nombre que los griegos daban al papiro egipcio.
RAFAEL FABREGAT
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