General Primo de Rivera. |
En Castellón, como en cualquier lugar de España, proveníamos de la dictadura, llamada "dictablanda", del Teniente General Miguel Primo de Rivera, establecida en Septiembre de 1923. Y eso que el propio rey Alfonso XIII le había otorgado plenos poderes para ello pues había más enemigos que simpatizantes de la monarquía.
Primo de Ribera de un plumazo eliminó a todos los gobernadores civiles del país y nombró gobernadores militares, instalando el "Somatén" en todo el territorio nacional.
A pesar de su buena voluntad no pudo brillar, puesto que buena parte de su mandato estuvo ocupado en mantener el dominio español sobre las provincias norteafricanas.
A finales de 1930, un grupo de partidos de corte republicano intentaron un contragolpe que resultó fracasado.
La mala experiencia sirvió para que el rey promulgara la sustitución del Gobierno y el 13 de Febrero de 1931 y el 12 de Abril del mismo año se celebraron elecciones municipales, ganadas por los partidos monárquicos en las poblaciones menores, mientras en las grandes urbes ganaban los republicanos, alguno de ellos en prisión.
Alfonso XIII y Primo de Rivera. |
Viendo el mal cariz que tomaba el asunto, Alfonso XIII decidió abandonar el país y el 14 de Abril de 1931 fue proclamada la II República.
El 28 de Junio se celebraron nuevas elecciones y radicales y republicanos se impusieron en las urnas, aprobando una nueva Constitución el 9 de Diciembre del mismo año, otorgando la presidencia del país a Niceto Acalá-Zamora.
La primera pretensión del Gobierno fue reducir la fuerza económica de la Iglesia Católica, en un momento en el que había en España 110.000 religiosos, con una proporción de 1/493, la más alta del mundo después de Italia.
La Iglesia poseía 12.000 fincas rústicas y 8.000 edificios urbanos, a falta de sumar miles de propiedades todavía no escrituradas por una u otra causa. Pero había más...
Según el Concordato de 1851, el Estado estaba obligado a sostener este ejército de religiosos, a pesar de las cuantiosas dádivas de los fieles y las rentas obtenidas por su Patrimonio. A todo lo anterior se sumaba la influencia moral que tenían sobre la población, su participación en el sistema educativo, sus medios de comunicación y su presencia en los entes hospitalarios. Los pilares más destacados de la Iglesia en España fueron expulsados del país, al tiempo que empezó la quema de iglesias.
Quema de iglesias y conventos. |
La concatedral y otras iglesias de Castellón no escaparon de la quema, al tiempo que los sacerdotes escapaban al campo escondiéndose en cuevas y casas afines a ellos. Algunos fueron también asesinados, provocando la oposición de mucha gente que políticamente eran de izquierdas. Las turbas estaban desatadas. Como presidente del Gobierno, Manuel Azaña fue reduciendo las actuaciones de este tipo, al tiempo que legalizaba el divorcio y prohibía a curas y frailes su dedicación a la enseñanza. Otro capítulo importante fue la Reforma Agraria, pero su tramitación fue altamente dificultosa.
Las grandes fincas fueron expropiadas sin indemnización alguna y regaladas a los jornaleros que las habían trabajado, pero las actuaciones encontraron gran oposición y solo un 25% de las expropiaciones quedaron en manos del campesinado.
Grandes y medianos propietarios se organizaron y boicotearon la aplicación de la Reforma por cualquier medio, en defensa de lo que históricamente había sido suyo.
En 1933 se celebraron nuevas elecciones, pero para entonces las muchas tensiones acumuladas, el natural desgaste político y la aparición de nuevos partidos, diluyeron a los votantes de izquierdas que se presentaron divididos. La gran incógnita eran los seis millones de mujeres que votaban por primera vez.
Lluís Companys. |
Nueva huelga en Asturias con categoría de revolución social. Se impuso el estado de guerra con la intervención del ejército colonial dirigido por el general Franco. El resultado: más de mil muertos, tres mil heridos y treinta mil detenidos. El bando contrario ejecutó 34 sacerdotes, varios guardia civiles y paisanos notables de ideología conservadora. Ejército y Guardia Civil respondieron con ejecuciones sumarias y torturas. Aunque hubo decenas de condenas solo dos fueron ejecutadas.
José Calvo Sotelo. |
La agitación callejera llegó a su zenit el 12 de Julio. Pistoleros falangistas asesinaron al teniente de la Guardia Civil y socialista José Castillo y al día siguiente sus compañeros de partido hicieron lo propio con el exministro de Hacienda José Calvo Sotelo líder de las fuerzas que propugnaban la restauración de la monarquía. Era la gota que colmaba en vaso y daba pie al Alzamiento Nacional del general Franco contra la República. El 18 de Julio triunfaba la sublevación en el Protectorado de Marruecos pero el presidente republicano ordenó el cierre del Estrecho con varios destructores a fin de evitar la llegada de las tropas coloniales a la península. La rebelión de la marinería y el apoyo de Alemania e Italia permitieron a las tropas de Franco el paso del estrecho y el inicio del Alzamiento Nacional. Siguieron tres años de guerra fraticida, con 540.000 muertos y cientos de miles de casas destruidas. Tras la contienda, cuatro décadas de dictadura. Hasta la muerte del dictador el 20 de Noviembre de 1975. Después... ¡La Democracia!.
RAFAEL FABREGAT
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