Venga, venga, que esto se pasa tres pueblos más allá de Sodoma y Gomorra. La gente tiene claro que solo se vive una vez; que no hay más cera que la que arde y que todo lo que nos contaron de niños, curas y maestros, eran paparruchas político-religiosas en tiempos de dictadura. Actores de pandereta. Comediantes. Parientes sin duda de aquellos que antaño iban por los pueblos con tambor, cabra y escalera. De ahí su afición por pasar el plato al final de cada una de sus mediocres y tenebrosas actuaciones. ¿Quien cree hoy en sus palabras?. Es probable que alguien pueda quedar, porque en este mundo hay gente rara de cojones y mientras haya alguien arriba siempre puede caer alguno, pero desde luego no será ninguno de los que van cada sábado a misa.
Esos no escuchan la palabra del sacerdote y creen en él menos que yo, que ya es decir... Yo todavía veo al sacerdote como simple ser humano que está ganándose el sustento con lo único que saber hacer, que es mentir. Le prepararon para eso. Me pregunto cómo lo verán los que acuden cada sábado a escuchar su palabra, conocedores más que yo de su diario proceder. En otros tiempos la hipocresía era necesaria para triunfar en la vida, pero ya no. Aquello acabó hace ya mucho tiempo, motivo por el cual, no entiendo cómo es posible que alguien acuda a su llamada. El autor de este Blog es amante de las tradiciones y por mucho que lamente sus procederes, sigue pensando que no hay alternativa válida para suplir un bautizo, una primera comunión, una boda o un entierro. Se habrán dado cuenta, sin embargo, que lo he escrito en minúsculas porque el respeto actual a la mayor parte de los sacerdotes de la Iglesia Católica está bajo mínimos.
Cansados de embarazar a monjas y feligresas, siguieron con los niños y ahora, que ser gay es moda y marca estilo, lo hacen entre ellos y sus feligreses. En las homilías se habla mucho del Padre y de su interés en que seamos felices, pero no de la forma de conseguir esa felicidad. Premeditadamente se soslaya la moral, tantas veces vilipendiada por ellos y muy especialmente la que atañe a las relaciones sexuales. Al pecado de la carne. Ahora, cuando ya solo acuden cuatro viejas a la iglesia, no hay peligro de que nadie quede embarazado, pero no por ello hay que bajar la guardia. Hay peligros mayores. El virus del SIDA está ahí, latente, siempre en guardia para atacar a los promíscuos. Claro que aquellos que recibieron una buena y completa educación, saben cómo guardarse de esa plaga. Hijos de mujer al fin y al cabo, también los sacerdotes tendrán en sus estudios alguna asignatura sobre el sexo. De algo servirá que muchos papas murieran de sífilis y algunos en pleno acto sexual. No pasa nada, como si Dios fuera tonto, la confesión elude el castigo divino. A eso se le llama follar seguro y sin pecar. Yo soy de los que piensan que los curas también pueden y deben follar, claro que sí, ¡pero dentro de un orden y cumpliendo la ley de Dios!.
Que los dejen casarse, o que vivan con su pareja de hecho, pero a la vista de todos. Con mujeres o con hombres. Al fin y al cabo, ¿qué falta para que eso sea así, si follan como conejos a la luz del día?. Tan solo falta que el papa y sus cardenales den luz verde, nada más. Follar seguro y sin pecar, sin que nadie tenga nada que decir al respecto. Mirad sino, lo que ha pasado en Marruecos, por no acatar las leyes divinas y las humanas...
Quince adolescentes de la localidad de Mechra Bel Ksiri, provincia de Sidi Kacem, a unos 130 Km. al nordeste de Rabat, han sido hospitalizados con claros síntomas de haber contraído la rabia. No les ha mordido ningún perro, como alguien pudiera pensar. El caso es que todos los hospitalizados practicaron sexo con una burra que, a pesar de tener la rabia, modosita ella se dejó hacer sin abrir la boca. En Marruecos serán lo que serán, pero las niñas son intocables y el sexo entre hombres ni nombrarlo. El que tiene ganas se aguanta, se hace una paja, paga una puta, o se busca la vida en la zoofilia, pero con ecuanimidad.
RAFAEL FABREGAT
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