4 de agosto de 2017

2464- EL TESORO DE HITLER.

Desde que la gran pantalla nos mostrara los tesoros encontrados por Indiana Jones, los escritores sobre la II Guerra Mundial y los fabricantes de detectores de metales no han parado de ganar dinero a espuertas en base al gran tesoro que todos suponen que Hitler amasaría en algún lugar secreto.
Todos sueñan con ser uno de esos privilegiados que tropiece, de buenas a primeras, con alguno de los miles de lingotes que sin duda puso a buen recaudo el Führer alemán para un día de mañana que nunca llegó a ver.
Desde un par de décadas a esta parte, los cazafortunas se han convertido en legión. Arqueólogos de andar por casa basados, dicen ellos, en declaraciones de antiguos combatientes o en gente que trabajó al servicio del caudillo nazi. La mayoría, por no decir todos, se dejaron cautivar por escritos anónimos y leyendas sin fundamento. Mitos que hablan de un auténtico tesoro que el líder germano amasó durante la contienda y que, siguiendo sus órdenes, la SS salvaguardó en diferentes puntos de Europa. Lo cierto es que los alemanes robaron por toda Europa inmensas fortunas que nunca aparecieron. Según cuentan, más que guardarlo para sí, lo que se pretendía era que semejante tesoro no cayera en manos enemigas. Hans Glück, de 76 años y cazatesoros de profesión, afirma haber encontrado parte de ese tesoro en un bosque del municipio de Arrach, en Baviera. 


El hallazgo parece haberle servido de bien poco a Glück ya que el propietario de dicho bosque no le ha permitido excavar en su propiedad. Ese es el motivo de que esté usando a los medios de comunicación como altavoz. De acuerdo con la ley, el protagonista del hallazgo se quedaría con un 3% de lo hallado que, teniendo en cuenta que entre oro y piedras preciosas se estima que sobrepase los 700 millones de euros, ya es una cantidad importante con la que colgar definitivamente el detector de metales en un clavo de la pared del desván. Lo que Hans Glück quiere evitar a toda costa es que el propietario de las tierras lo vaya sacando poco a poco y se quede con el tesoro. De momento lo único que se conoce es la información que recoge el diario Rhein-Neckar-Zeitung, en base a una entrevista hecha al cazatesoros alemán. 

La leyenda cuenta que, en Mayo de 1945 y en ese mismo enclave de Arrach, un importante número de prisioneros fue obligado a descargar un tren de veinte vagones con cajas que parecían ser municiones. Lo cierto es que nadie sabe cual era el contenido, puesto que los habitantes del pueblo fueron obligados a permanecer en sus casas. Un joven que intentó llegar al bosque para ver lo que estaba sucediendo, fue encontrado muerto a la mañana siguiente junto a 12 trabajadores en la descarga. No se sabe que nadie del pueblo encontrara ninguna pista más de aquellas cajas. Hans Glück llegó a la localidad con su detector de metales y el mapa de un oficial de la SS capturado por los rusos y que acabó su vida en Siberia. Antes de morir el oficial le dio ese mapa a otro prisionero llamado Willi Jahnke diciéndole que si conseguía llegar hasta allí se haría inmensamente rico. Jahnke logró sobrevivir y al final de la guerra se instaló en Alemania. 

El mapa quedó olvidado en un cajón hasta los años 90, cuando Willi y su esposa decidieron visitar el bosque que reflejaba el documento. Desgraciadamente el hombre murió y la mujer, que nunca creyó en la veracidad de aquel papel, se lo entregó al propietario de las tierras que había prestado su colaboración en aquella búsqueda infructuosa y regresó a su hogar. Como afamado cazatesoros, una cadena de TV que lo entrevistaba mostró a Glück el plano que le llevaría a indagar en aquellas tierras. En un viejo almacén de madera encontró un tarro de cristal y dentro del mismo un pequeño mapa y tres balas, que intuyó le advertían del peligro de su búsqueda. La inspección del bosque fue laboriosa pero finalmente Glück encontró la posible ubicación del tesoro. Su lucha está ahora en conseguir que las autoridades, en contra de la opinión del propietario, inicien la excavación.

RAFAEL FABREGAT

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