Seguramente esta entrada al Blog traerá cola. Enfadará a algunos porque no sabemos ser ecuánimes y democráticos, pero "es lo que hay". Por mucho que pueda figurarse el lector, quien esto escribe es apolítico y liberal, si es que una cosa y otra pueden ir juntas. Mis padres eran republicanos, más por las circunstancias que por su vinculación con la política. Sin embargo hay cosas que claman al cielo pues, en pleno siglo XXI y con el populismo metido en Congreso y Senado, en España se ven contradicciones de lo más variopintas e impensables unas décadas atrás. A más de cuatro les molesta la nomenclatura de calles y plazas, así como las cruces que presiden determinados lugares de nuestras ciudades desde casi ochenta años atrás. Todo derribado y cambiado de nombre. Incluso quieren desenterrar a Franco. ¿Es eso Democracia?.
- La memoria histórica -dicen algunos. Pero la memoria histórica no debería ser exclusiva de uno de los bandos. Quienes eso reclaman son selectivos, como lo son los dictadores.
¿Desenterrar a los muertos?. Vale pero, ¿A quienes y con qué dinero?. Porque en la guerra murieron aproximadamente medio millón de personas, pero antes y después de la contienda cayeron cerca de 150.000 más. Unos perseguidos, otros fusilados, muchos de hambre o por las heridas sufridas. Otros tuvieron que marchar de España para salvar sus vidas y algunos nunca pudieron regresar. Sin embargo antes de la guerra pasaron cosas y murió gente... Dicen que nadie es tan bueno como hablan sus amigos, ni tan malo como cuentan sus enemigos. Ambos bandos hicieron mal y bien.
Los franquistas llenaron fosas inmensas de prisioneros fusilados, en represalia a sus actos o simplemente por sus ideas, mientras los republicanos extremistas en nombre de una justicia difícil de comprender habían hecho lo propio lanzando a curas a profundas simas y matando terratenientes para robarles sus tierras. Quemar iglesias y desenterrar muertos fue otra más de sus "gracias". El que esté limpio de culpa que tire la primera piedra...
Todos sabemos las barbaridades que uno y otro bando realizaron pero es ahora, casi medio siglo después de la muerte del dictador, cuando quieren sacarlo de donde fue enterrado y, si pudiera ser, lanzarlo a lo más profundo de un estercolero. ¡Vaya tontería!. Franco es agua pasada, que no debería mover molino. Y la mayor garantía de que tales atrocidades no se repitan es tenerlas presentes y a la vista.
La selectividad es siempre peligrosa y dictatorial. Olvidar nunca fue conveniente. Los enemigos también forman parte de la Historia y su recuerdo sirve para no caer en los mismos errores. Ahora que el clima está tan alborotado y a pesar de las pertinaces sequías que movieron a Franco a construir pantanos salvándonos a todos de la sed abrumadora, nadie se acuerda de esa faceta positiva del dictador. Eso también debería enseñarse en las escuelas, pues también forma parte de la historia de este país. Franco fue un dictador contumaz y peligroso pero firme en sus ideas, no todas buenas. Bajo su protección fructificó el abuso policial, pero también el eclesiástico y el control de todos aquellos que pertenecían al bando contrario, aún después de muchos años de acabada la guerra.
Es lo que pasa, es lo que toca. Que nadie dude que si hubiera ganado el otro bando se hubiera comportado de igual manera. Ahora... ¡Ay ahora!.
Con las primeras gotas primaverales otros caracoles sacan sus antenas y salen a pastar la fresca yerba de los frondosos prados. Y no pasa nada. Solo pasa que, de todo aquel que no nos cae bien, solo hablamos pestes olvidando que, por mucho que nos pese, también tiene su lado bueno.
Gracias a los pantanos que Franco mandó construir se riegan muchos campos y beben muchas ciudades. No todo tiene que ser negativo. Hasta el más abyecto criminal tiene su corazoncito y buenas ideas para el bienestar general. Lo siento, pero es lo que hay...
RAFAEL FABREGAT
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