¡Ay qué risa!. Las genialidades al poder. Ya no basta con decir que en España hace un frío del carajo, que ya la palabreja se las trae. No, no. Eso ya ha quedado anticuado. Hay que buscar otras palabras grandilocuentes y especialmente llamativas para aseverar una realidad tan simple como que... Europa y España también, (por aquello de que Europa empieza en los Pirineos) están tiritando de frío, nevando a cualquier cota y con todos los niños y abueletes encerrados en sus casas, sin asomar la nariz. Me hace gracia ver en la televisión cómo muchísimos trabajadores, alegando las muchas dificultades propiciadas por estas condiciones meteorológicas adversas, no han acudido al trabajo y están correteando por las playas españolas ante el extraordinario fenómeno de ver la arena nevada. Véase, si no, la playa de San Sebastián...
¿En qué quedamos?. ¿No se puede salir de casa para ir a trabajar, pero sí para jugar con la nieve?. ¡Hay los españoles, cuanto nos gusta que sean otros quienes nos saquen las castañas del fuego!. En fin, es lo que hay. Pues eso... Los españoles, que somos muy dados a exagerarlo todo, no conformes con decir que hace mucho frío, nos hemos inventado que lo que está cruzando todo el continente europeo no es una ola de frío siberiano, sino que lo hemos bautizado como "La Bestia del Este". La verdad es que queda bonito y más aún si sirve para justificar el no acudir al trabajo. En honor a la verdad debo decir que mis padres, que dicho sea de paso eran bastante tacaños, cuando nevaba no trabajaban. Y eso que ellos no se ganaban el sustento al aire libre. ¡Increíble pero cierto!.
No, no. Puesto que en aquellos tiempos no había predicciones meteorológicas, cuando mis padres se asomaban a la calle y veían nevar, lo cual solo sucedía una vez cada 5 años (ahora es cada 20) con toda parsimonia encendían la chimenea, preparaban el almuerzo, sacaban un puñado de cacahuetes y un porrón grande de vino de la bota de 200 litros que guardaban en el corral donde estaban las gallinas y aquí paz y después gloria. Había que calentar el cuerpo y muy especialmente en una casa sin puertas divisorias. Pues eso... Nada de nada, ni golpe. Para otras cosas no sé, pero en eso de guardarse del frío excesivo tenían muchas luces. Contra la naturaleza desbocada no hay que luchar, sino protegerse. La gente se muere de frío y mientras eso sucede, antes mis padres y ahora yo, calentitos en casa, con la chimenea encendida y con un buen bocata de jamón de bellota y la botella de vino más cerca que lejos.
Vamos, que ya está bien de sufrir para engordar a los cabrones (políticos) de siempre, mientras ellos destinan el dinero a sus amigos o para si y mientras los pensionistas se mueren de inanición. ¡Pandilla de sinvergüenzas!. Para los bancos y grandes empresarios siempre hay dinero, pero los pobres y los abuelos que se mueran de hambre. Ya lo dije no hace muchos días... El 85% de los pensionistas no cobran el sueldo mínimo interprofesional, sino entre los 500 y 700 € al mes; el 10% no llegan a los 1000 € y el 5% restante cobran entre 1000 y 3000 euros al mes. Por supuesto, cuando hay alguna subida es proporcional, con lo cual las distancias entre ricos y pobres no paran de aumentar.
Mientras los pobres ven subir su pensión 1,45 € al mes, a los ricos les suben 100 €. Esa es la justicia de quienes nos gobiernan en este momento. Y ante las presiones de los jubilados, que se han echado a la calle, la solución que se les ha ocurrido es rebajar el IRPF; un impuesto que solo pagan los ricos, con lo cual una vez más se beneficia a los que más tienen. ¡Qué lástima que no haya elecciones al menos una vez al año!. ¡Sinvergüenzas, que son un atajo de sinvergüenzas...! Y naturalmente no hablo del Partido Popular, que es quien gobierna en este momento. ¡Son todos iguales!. Caiga quien caiga, lo primero es hacer que la economía nacional vaya por buen camino, lo cual nos parece a todos perfecto. Pero para lograr eso, solo se piden sacrificios a los que no tienen más que un mísero sueldo, o una pensión que no llega a fin de mes. ¡Ah y otra cosa...! Atención a los Fondos de Pensiones, ¡que son un timo como una catedral!
RAFAEL FABREGAT
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