Loterías, casinos, apuestas de cualquier tipo... En todos los tipos de juego, las posibilidades de ganar o perder dependen poco o nada de la habilidad del jugador ya que, más pronto o más tarde, ganan siempre los que obligatoriamente han de ganar. En primer lugar gana el Estado, el cual tiene un alto porcentaje de gravamen sobre el juego. Nada menos que entre el 15% de las apuestas mútuas al 55% de juegos en casinos que superen los 4,36 millones de euros jugados. Si a todo eso sumamos los porcentajes que cada organizador del juego debe añadir, veremos rápidamente que es muy improbable que podamos apostar con alguna posibilidad de éxito. Es archiconocida la frase de que "la Banca siempre gana".
La culpa y el motivo de que esto sea así no es solamente del organizador del juego, sino de los altos gravámenes que el Estado tiene sobre el juego. En lugar de darle la culpa a "la Banca" deberíamos dársela al Estado ya que éste es el único que tiene las ganancias aseguradas. A pesar de todo, deberíamos agradecer al Estado que esto sea así ya que, gracias a estos gravámenes sobre el juego, miles de millones que son absolutamente necesarios para mantener el país, salen de los bolsillos de los jugadores sin que tal desembolso les disguste. El juego es una ilusión por la que pagamos, a sabiendas, altos porcentajes que sabemos de antemano que se pierden en el camino de los premios.
Sin embargo, a pesar de conocerlo, seguimos jugando todos los días. Lotería, Once, Bonoloto, Primitiva, Euromillones, Máquinas tragaperras, etc. Por supuesto a esto se suman los Casinos, Bingos y todo tipo de carreras y competiciones deportivas.
Todos somos conocedores de que, antes de haber un solo euro de premio, Estado y Organizadores apartarán sus beneficios pero, aún así, seguimos jugando. Es la ilusión de saber que, a pesar de todo, siempre hay un ganador y... ¿por qué no podemos ser nosotros?.
No hay otro sistema conocido de levantarte pobre y acostarte rico sin hacer nada y, a cambio de esa ilusión, estamos haciendo ricos a los demás, al tiempo que los pobres somos cada día un poco más pobres.
¿Y si tocara...? Esa es nuestra perdición y, para más inri, la hacemos de forma consciente y voluntaria...
RAFAEL FABREGAT
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