20 de abril de 2017

2398- LOS MUROS DE BALJENAK.

Baljenak es una isla croata deshabitada. Una de las 1244 islas que tiene Croacia, de las que solo 66 están habitadas. Baljenak es una maravilla semejante, desde el aire, a una huella humana. Nadie ha hecho el menor caso de esta isla en estos últimos años de expansión urbanística, quizás por su falta de agua dulce y los consiguientes altos costes que podrían derivarse de su urbanización. Pues bien, aquellos que puedan estar arrepentidos de haberla dejado de lado, no apreciando todo su potencial, seguramente ya han hecho tarde puesto que está en marcha el incluirla dentro del Patrimonio Cultural de la UNESCO y es que Baljenak no solo tiene Historia, sino que toda la isla es una historia en sí misma.

El motivo de parecerse desde el aire a una huella humana es, más que por su forma, por las numerosísimas paredes de piedra seca allí construidas a lo largo de los siglos. Nada menos que 23 Km. de muros en una superficie de 0,14 km2. Durante la conquista otomana del siglo XVI, los cristianos que habitaban las zonas próximas se refugiaron en esta isla sin interés para nadie y allí, año tras año y hasta bien entrado el siglo XIX, fueron cavando toda la superficie de la isla para poder cultivar alimentos con los que aportar la comida suficiente con la que alimentar a sus familias. Las numerosas piedras que les salían a cada golpe de azada les sirvieron para construir en terraza los diferentes bancales en los que poder sembrar los diferentes cultivos y para separar las propiedades de unos y otros. Todo este entramado de terrazas está salpicado también de refugios de piedra seca donde se cobijaban aquellas gentes.

La isla de Baljenak forma parte del archipiélago de Sibenik, en la costa Dálmata. La llegada del siglo XX y la derrota del Imperio Otomano en la I Guerra Mundial, hizo mejorar las condiciones de vida de la zona propiciando que sus gentes se instalaran en la isla próxima de Kaprije o en la zona continental de Sibenik. Poco a poco la gente fue abandonando estos cultivos paupérrimos, casi indigentes y a día de hoy solo algunos viejos propietarios, vecinos de la isla próxima de Kaprije, mantienen algún campo en activo. En la actualidad incluso algunos veraneantes llegan a la isla de Baljenak, curiosos por los comentarios que han escuchado de boca de los guías turísticos de la zona elegida para pasar unos días de asueto. Es el mundo de hoy, en el que los bien alimentados viajamos para visitar zonas donde otros apenas podían subsistir...

RAFAEL FABREGAT

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