15 de febrero de 2014

1264- CAMINANDO HACIA ATRÁS.

Vamos a dar un poco de luz sobre las demandas del independentismo catalán, aunque no es luz sino "seny" lo que les falta a los catalanes secesionistas. Naturalmente no me refiero a Artur Mas ni a Oriol Junqueras, sino a los "chiquilicuatres" que les apoyan sin derecho a parte del pastel. ¡Pobres imbéciles!. Solo hay que repasar la Historia (todas las historias) para darse cuenta de que todos los conflictos políticos tienen la misma lectura. Caminando hacia atrás, como los cangrejos, pero siempre buscando los intereses personales y territoriales que nunca miran el bienestar del pueblo sino el de (ellos mismos) los dirigentes que los promueven. Por lo tanto la falta de "seny" (repito) no es a sus dirigentes, que como es natural intentan pasar de simples "criados" a señores y (si puede ser) a reyezuelos de un territorio que no les pertenece. Los dirigentes de Cataluña conocen bien las enseñanzas de su primer cabecilla (perdón, quería decir capitán) Guifredo el Velloso que con estas mismas ideas y procederes pasó de criado a rey del territorio encomendado por el Imperio Carolingio. Pues bien, lo mismo pretenden los actuales dirigentes independentistas y a cuenta les está intentarlo. ¿Por qué no?. ¡Si les dejan...! 

Carlos II rey de las Españas.
Pero vayamos a la Historia del "atraco" que (según los independentistas catalanes) les hizo Felipe V, en 1714... 
La práctica totalidad de los reyes de Europa descendían de una misma familia y por tanto las envidias y las rivalidades estaban a la orden del día. Con una sangre tantas veces entremezclada, pocos hijos solían nacer con la salud suficiente para llegar a la edad adulta. A finales del siglo XVII reinaba en España Carlos II de Habsburgo, doceavo de los 20 hijos que tuvo Felipe IV de Austria, primero casado con Isabel de Francia y después con Mariana de Austria. Solo tres de los veinte hijos llegaron a mayores y Carlos fue el único varón y heredero de la Corona. Por lo que cuenta la Historia, Carlos II fue un buen rey y mejor persona decidido a emprender las reformas que necesitaba España y que tenía previsto llevar a cabo por medio de su primer ministro el duque de Medinaceli. Su mala salud y la falta de herederos se convirtió en conflicto internacional que cambió los destinos de EuropaEl año 1698, dos años antes de la muerte del rey, Francia pactó con Inglaterra y Holanda el reparto de los bienes del trono de España. (?)

José Fernando de Baviera.

Enfadado Carlos II al enterarse del pacto, lo rechazó tajantemente y, queriendo evitar que la unidad de los territorios españoles se rompiera, nombró único sucesor a su sobrino-nieto José Fernando de Baviera, nieto de su hermana María Teresa. 
Sin embargo el asunto no quedaba zanjado puesto que al año siguiente (1699) el príncipe moría de forma repentina sin que se pudieran precisar las causas. Con Carlos II gravemente enfermo, la sección pro-austriaca de la Corte presionó para que se eligiera heredero al archiduque Carlos de Austria, opción apoyada por la Corona de Aragón y Cataluña que, con la opción francesa, temía perder sus fueros. 
Sin embargo había otra rama, la francesa, con mayores derechos hereditarios. 
Primero en la línea sucesoria era Luís XIV de Francia por ser hijo de Ana de Austria y marido de María Teresa de Austria, tía y hermana de Carlos II si bien es cierto que, para poder casarse con María Teresa, Luis XIV había renunciado al trono de España a cambio de medio millón de escudos de oro. Sin embargo, como sea que España jamás había pagado el importe pactado, Luis XIV mantenía sus derechos al trono.

Felipe, duque de Anjou.
Muerto José Fernando de Baviera, Francia, Inglaterra y Holanda pactaron un nuevo acuerdo de partición en 1699 por el que el archiduque Carlos de Austria heredaría todas las posesiones españolas, excepto las italianas que pasarían a Francia, pero nuevamente el rey Carlos II se enteró del pacto y una vez más, intentando que sus posesiones no se dividieran, nombró heredero universal a su sobrino-nieto Felipe, duque de Anjou, nieto de Luís XIV y por tanto el más próximo a la cabeza de la línea sucesoria. Atendiendo los consejos del propio papa Clemente XI y los miedos europeos a una super-potencia, Carlos II estableció en el testamento una cláusula que obligaba al duque de Anjou a renunciar a la sucesión francesa, evitando la futura unión de los reinos de España y Francia. Los castellanos, cansados de la constante dilapidación de los Austrias, que gastaban todo el oro y las riquezas coloniales en guerras inútiles que nada tenían que ver con los intereses de Castilla, aceptaron de buen grado la decisión real, no así Aragón y Cataluña que temían perder sus fueros, como así sucedería más tarde.

Archiduque Carlos de Austria.
El rey Carlos II de España, Nápoles, Sicilia, Milán, Países Bajos y el Imperio Colonial de Ultramar, falleció sin hijos el día 1 de Noviembre del año 1700, a los 38 años de edad. Sus posesiones sumaban un total de veintidós países distintos, una herencia cuantiosa y, como se ha dicho anteriormente, con varios candidatos a diferente escala, que serían anulados según testamento del propio rey Carlos II que nombraba heredero a quien reinaría con el nombre de Felipe V, primero de los Borbones en España y miembro por tanto de la más antigua dinastía europea de los CapetosNaturalmente el archiduque Carlos de Austria no se quedaría cruzado de brazos y en 1701 promovió una alianza con Inglaterra, Holanda y Dinamarca que le aclamaba como legítimo heredero al trono español. Se iniciaba la Guerra de Sucesión Española. Las hostilidades se iniciaron en las posesiones italianas pero seguirían por media Europa durante casi catorce años. El año 1703 Pedro II de Portugal, buscando ampliar su territorio, se unió también a los aliados contra Felipe V, lo que permitió el fácil acceso de los enemigos a la península. ¡Vaya con el angelito de Pedro y eso que le apodaban el Pacífico...!

Juan II de Portugal, el portero peninsular.
Al tiempo que los de Austria entraban por Portugal los ingleses querían hacerlo por Barcelona, también favorable a los intereses del archiduque Carlos, aunque finalmente optaron por entrar en Gibraltar, probremente defendido. La guerra seguía también en el frente de Alemania y los Países Bajos, con el apoyo francés. La terrible derrota de Luis XIV en la batalla de Blenheim animó al archiduque Carlos a navegar hacia los territorios aliados de la Corona de Aragón y Cataluña, resentidos por no haber recibido apoyo francés en su revuelta de 1640 contra Felipe IV. En agradecimiento al afecto catalán, el archiduque Carlos estableció su capital en Barcelona para iniciar desde allí su conquista del resto de España. En abierta traición al rey, legalmente constituido, el 16 de noviembre de 1705 Aragón y Cataluña  reconocían al archiduque Carlos como rey. Ante estos acontecimientos Felipe V desplazó las tropas que defendían la frontera portuguesa y sitió Barcelona, aunque la rotura del frente con Portugal le obligó a levantar el sitio y desplazarse hacia Madrid, seriamente amenazado.

El año 1706 fue malo para los intereses Borbones. Seriamente amenazado Felipe V trasladó su corte a Burgos y días más tarde el archiduque Carlos entraba victorioso en Madrid donde, al igual que había sucedido en Barcelona, esperaba proclamarse rey, aunque Madrid era partidaria de Felipe V y le fue hostil. Mientras tanto en el resto de frentes en Europa las cosas no iban mejor. Luis XIV perdió los Países Bajos, mientras Eugenio de Saboya conquistaba la ciudad de Milán y el reino de Nápoles. Ante tantas adversidades Luis XIV pensó en firmar la paz pero Felipe V, ante el inquebrantable apoyo castellano, decidió seguir luchando. En 1707 el ejército franco-español derrotó a los aliados en la Batalla de Almansa, victoria que permitió ocupar Valencia, Zaragoza y finalmente Lérida. Ante la histórica indulgencia de Felipe IV a los catalanes y los traidores resultados obtenidos, Felipe V decidió no repetir el error de su antecesor y promulgó los Decretos de Nueva Planta que acabaron con los Fueros de Aragón y suprimió las instituciones catalanas. Mientras esto sucedía en España, en Europa la situación empeoró para los Borbones hasta el punto de que el papa Clemente XI reconoció al archiduque Carlos como rey de España, provocando que Felipe V rompiera relaciones con el papado y expulsara al nuncio. 

Luis XIV de Francia, abuelo de Felipe V.
Cansado y arruinado, en 1709 Luis XIV intentó finalizar la guerra pero Felipe V, su nieto, amenazó con continuarla solo si no había más remedio. En 1711 muere repentinamente el emperador José I de Austria y el archiduque Carlos es coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico bajo el nombre de Carlos V. Cesan sus ambiciones al Reino de España, pero reaparecen los miedos europeos a una unión dinástica posible, esta vez de España y Austria, que no conviene a ingleses y holandeses, lo que hace que ambos firmen la paz con Francia. Agotada militar y económicamente, Francia entra en negociaciones con Inglaterra en el Tratado de Utrech, en la que ésta reconoce a Felipe V como rey de España a cambio de conservar los territorios ocupados de Gibraltar y Menorca y el derecho a comerciar con las colonias españolas de ultramar. En 1712 Felipe V hace pública su renuncia al trono francés y en 1713 Inglaterra y Francia firman la paz definitiva, al tiempo que también España hace lo propio con Inglaterra. De forma progresiva el resto de potencias se adhieren al Tratado de Utrech y firman la paz que pone fin a la Guerra de Sucesión EspañolaSin embargo la guerra no estaba terminada... 

Sitio a Barcelona.
Aunque ya sin el apoyo austriaco, Cataluña seguía enfrentada a Felipe V por la pérdida de los fueros y la disolución de sus órganos políticos. Ante la decisión catalana de continuar la guerra en solitario, Felipe V le escribe a su abuelo Luis XIV informándole que habiéndoles concedido la amnistía y mismas leyes que a Castilla no habían querido aceptarle como rey. En Julio de 1714, Felipe V pone sitio a la ciudad de Barcelona, pero no ataca. Más bien al contrario son los sitiados los que cada noche llevan a cabo incursiones contra el cordón de bloqueo, intentando llevar a cabo un desgaste de las tropas borbónicas. Vana ilusión y por tanto falta de "seny" por parte de los barceloneses y de los valencianos y mallorquines que les apoyan. Más de un año duró el sitio y los diferentes combates que tuvieron lugar entre las tropas del rey y las fuerzas movilizadas por la Generalitat de Cataluña que defendía sus prebendas anteriormente disfrutadas. El asedio finalizó el 11 de Septiembre de 1714, aunque la capitulación de los Tres Comunes de Cataluña se llevaría a cabo el día 12 y la ciudad sería ocupada el 13. Por fin, ahora sí, la Guerra de Sucesión Española había terminado.

Diada de Cataluña 2013.
Sin embargo el ser humano, incapaz de vivir en paz, aprovecha las libertades que ofrece la Democracia para echar nuevamente leña a la hoguera de las ambiciones de los políticos corruptos. A tal objeto se escuda en cada una de las etapas negativas del mundo para reclamar derechos que no le corresponden y los justifica de la manera más variopinta. Con motivo de la crisis que acucia al mundo y de una manera especial a España, algunos elementos de la escena política catalana pretenden volver a las andadas reclamando una independencia que les permita gobernar en primera persona y en solitario un territorio que, por los diferentes avatares de la Historia, forma parte del territorio español. ¿Motivos?. Ninguno. ¿Causas?. El simple deseo de ser dueños de un territorio sobre el que actualmente deben dar explicaciones al conjunto de los demás. ¿Les parece poco?. Nadie quiere ser criado pudiendo ser dueño. La pregunta del millón, la que se hacen muchos catalanes, es si ellos ganarían algo con el cambio. Y claro, la mayor parte tienen serias dudas de que así fuera. El caso no es para menos...

RAFAEL FABREGAT

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