1 de febrero de 2014

1248- LA RUINDAD NO ES EL CAMINO.

Crac del 29. La Gran Depresión.
Vivimos tiempos convulsos. Solo hay que conocer las consecuencias del "Crac del 29" para saber que de la crisis actual (los pobres) no saldremos fortalecidos, sino debilitados. Y no solo económicamente, sino también desde el punto de vista moral. De la misma manera que la abundancia lleva a la generosidad, la escasez y la inseguridad llevan a la ruindad. La sombra que mejor cobija ya no es el árbol frondoso, sino el tronco muerto que se yergue al sol y al viento seco del desierto. No amigos, no son buenos tiempos para el amor, sino para el odio y las envidias. En estos momentos de incertidumbre moral, quien vive en continencia, absteniéndose en comprar aquello que no puede pagar, no es el que recibe el apoyo de las masas. Más bien al contrario es quien gasta lo que no tiene quien recibe simpatías.

Sin duda será porque son muchos quienes deben y no pagan, arruinando a los demás mientras ellos viven a sus anchas. Viviendo en un pequeño pueblo que no llega ni mucho menos a los 3.000 habitantes y haciendo una vida casi monacal (de casa al trabajo y de éste a la casa) conozco a un montón de personas, despotricando a todas horas contra el gobierno y contra la falta de apoyos, que marchan todos los fines de semana a la nieve del invierno y a las playas del verano. Sí señor, sin reparar en gastos, como tiene que ser.

- ¿Acaso no tenemos derecho? -dicen ellos exaltados.
Pues claro que si, ¡mientras pagues...! Porque esa es la cuestión. Compra si puedes pagar, pero no salves tu casa hundiendo la de los demás, porque a quienes actúan de esa forma no creo que debamos llamarles listos... 

Hoy mismo leía yo el indignante Blog de alguien que maldecía a las empresas que se dedican al cobro de morosos. Durante el pasado año dos de mis clientes han cerrado sus puertas dejando a deber varios millones de euros y arrastrando en su caída a sus proveedores. Afortunadamente conmigo apenas tenían pendientes de pago mil euros cada uno, pero resulta indignante que haya elementos de esta catadura que, amparados por las siglas de una sociedad mercantil, cierren un negocio quedando empleados y proveedores sin cobrar, mientras ellos se llevan sus buenos millones a casa amparados tras las cuentas personales familiares. 
¿No es eso robar?. Pues bien, todavía hay gente que les defiende insultando a quienes intentan recuperar una parte de esas deudas. 

Empresas de cobro a morosos.
¡Hay que ver a donde hemos llegado!. Es realmente desconcertante que haya en el mundo personas que amparen tales desmanes y despotriquen contra quienes no hacen otra cosa que reclamar lo que es suyo... En fin, es lo que se lleva en estos tiempos de convulsión y por lo tanto de escasez de moral y poca vergüenza. Naturalmente estoy a favor de que no se eche a la calle a familias desgraciadas que, con la ilusión nacida de un buen trabajo, compraron casas que no podían pagar si éste se perdía. Mucho coraje y falta de previsión, ya lo sé, pero fuimos muchos los que actuamos de ese modo, como única fórmula para poder optar a ser dueños de algo superior a lo que nuestros padres tuvieron. 
Pero otra cosa bien diferente es -en el ámbito mercantil- comprar más que nunca, cuando tienes previsto cerrar y vender barato a fin de obtener una rápida liquidez antes de vencer tus compromisos y desaparecer después. 

Y el que tenga pena... ¡que se muera!
Eso está pasando todos los días y está pasando porque en este país de pillos redomados, las leyes amparan y fomentan la picaresca más vergonzosa. 
Naturalmente a nadie le extraña en absoluto que esto sea así, porque así ha sido siempre. Lo que nos extraña es que gente que se vanagloria de pertenecer a colectivos como el 15-M y otros afines, buscando según ellos la justicia, se dediquen a llamar buitres y sinvergüenzas a quienes se dedican a cobrar a los ladrones que están enriqueciéndose con la fórmula de comprar y no pagar. Desde luego debe ser fácil liquidar mercancía en stock y con grandes beneficios, si no te ha costado un duro. El problema no es que se haya perdido el miedo al infierno, no. El problema es que no hay vergüenza, ¡ni justicia!.

RAFAEL FABREGAT

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