19 de mayo de 2013

1014- EL SENTIDO DEL EQUILIBRIO.

REEDICIÓN.
Nuestro protagonista nunca quiso serlo, por eso no hay fotos suyas en esta entrada al Blog. Hoy ha sido un día triste para nuestro pueblo. Con cincuenta y tantos años Cabanes ha despedido a JOAQUÍN RICARDO MARTÍ, un amigo y un ejemplo para todos. Un hombre que, estando presente en todo, nunca quiso destacar en nada. 

De muy joven empezó ayudando a su padre -Ricardo "el barberet", 
corresponsal del Banco Español de Crédito y cobrador domiciliario de efectos bancarios en la localidad. 
Con su buen hacer, aquel padre puso los cimientos para que Cabanes tuviera una sucursal del citado Banco en nuestro pueblo y como era de justicia, removió cielo y tierra para que su hijo -Joaquín Ricardo- entrara a trabajar en aquella sucursal del Banesto en nuestra localidad
No entró como director porque seguramente no tenía estudios suficientes para ello pero, desde el primer momento, se ganó sobradamente el sueldo que cobraba. 
Se lo ganó porque, con su buen hacer, engrosó rápidamente la lista de nuevos clientes de la Entidad y lo hizo contra viento y marea, es decir: luchando siempre por los derechos del cliente, cosa muy poco habitual en estos casos. 
Siempre aconsejando lo mejor para el amigo y vecino, en detrimento del Banco que le pagaba la nómina. 
El director de la sucursal (Tino) era la cabeza visible y el responsable de cara a la Entidad Bancaria, mientras que Joaquín Ricardo era solamente el que facilitaba las cosas, el amigo y consejero, la palabra amable del que sabe que el Banco puede esperar dos días más sin que "los de arriba" pongan el grito en el cielo. 
Pero dos días después no todos podían cumplir. Todos los que empezamos entonces, saben de qué estoy hablando. 

"Hoy, treinta años después, cuando te hemos acompañado a la iglesia y te hemos despedido en la puerta con un aplauso que jamás había recibido nadie hasta ahora, hubiera dado un día de mi vida por encontrarme también con el bonachón de Tino que, sin duda alguna, debía estar en el funeral porque, sin tener tu carisma, te igualaba en bondad. Tanta que le tuvieron que destituir del puesto de Director que ocupaba y posiblemente del Banco. Eran tiempos difíciles y con vuestro siempre mirar por el interés del vecino y amigo, salvastéis de la quiebra a más de cuatro de nuestra localidad. Gente mediocre que finalmente tampoco salió del bache en el que se había metido, pero jamás podrá decir nadie que no tuvieron el apoyo personal y bancario que necesitaron en determinado momento. Y tal cosa -ahí está la miga de la cuestión- sucedió porque allí estabas tú, Joaquín Ricardo, para apoyarnos a todos. En tu etapa de "empleado de banca" facilitaste las cosas a todos aquellos que consideraste que merecían confianza y apoyo, pero ¡ay las cosas del dinero...!. Como he dicho antes, le costó el cargo al director de la sucursal que, bueno como tú, pero sin sentido del equilibrio, confió en demasiada gente".

Hay gente que piensa que la crisis es algo nuevo, pero no es así. España despegaba entonces y muy pocos teníamos pilares en los que apoyarnos. No siempre con fortuna y apoyado por Tino, director entonces del Banesto, Joaquín Ricardo fue uno de esos pilaresLa mayor parte cumplimos pero no todos, porque todos no tuvieron medios y posibilidades para ello. Con la caída del director buena parte de aquella clientela marchó de la entidad pues consideraba una afrenta que tan singular "bienhechor" fuera de patitas a la calle, pero así son las cosas y así hay que entenderlas. También el amigo Joaquín Ricardo, que ya disfrutaba del pluriempleo de FACSA, buscaría unos años después la fórmula para reafirmarse en este segundo trabajo abandonando un camino, el de la banca, en el que sabía no podía subir más alto ni prestar apoyo al hijo que le seguía. Joaquín Ricardo, además de eficaz y buen amigo, fue persona inteligenteLa cabeza está para algo, pero la tiene quien la tiene. Nunca tuvo pereza en hacer una llamada que pudiera salvar a cualquiera de un compromiso, o de unos gastos innecesarios. 

Otros trabajaron para quien abonaba su nómina, como tiene que ser, pero Joaquín Ricardo era algo más que todo eso, mucho más. Si por cualquier razón él se daba cuenta de que, por determinada causa, podía haber una merma en los intereses de cualquier vecino, le llamaba. No lo dejaba pasar de largo porque él -esa era la diferencia- sufría por los demás.
- Oye, pásate por la oficina que...
Te exponía el problema y buscaba contigo la solución más adecuada, de acuerdo con tus intereses y posibilidades. 
Sus obligaciones para con el cliente no llegaban a tanto, pero él vivía los problemas de los demás y los hacía suyos


Algunas de aquellas gentes, entre las que me cuento, no olvidaremos jamás sus favores y su buen hacer. Sencillamente porque su proceder no era el h
abitual ya que, además de inteligente, era bondadoso y servicial. 
Con el fútbol lo mismo... 
Alguien podrá decir que era un gran aficionado y tal y tal... Pero él trabajaba con desinterés porque así era él. Sin aspirar a nada, por amor al arte, porque era bueno. 
Así de claro. ¡Porque era bueno!.

Ya en la oficinas de FACSA, más de lo mismo. Ibas a cualquier cosa y otra vez trabajando para el amigo y vecino, en lugar de hacerlo para la empresa que era en definitiva quien le pagaba el jornal...
- Esto no lo haremos así, ni ahora, por esto y lo otro... Ya te lo miraré. Haré unas consultas y veremos lo que se puede hacer. Pásate la semana que viene y ya te diré algo...
Con tu marcha, amigo, Cabanes queda falto de luz, de la tuya, de la que eras faro para tantos de nosotros... Los que aquí quedamos no tenemos ni mucho menos tus merecimientos pero estamos seguros que Dios, en su infinita misericordia, a todos nos acogerá en su seno. Hasta pronto amigo. ¡Ruega por todos nosotros y descansa en paz!.

RAFAEL FABREGAT

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