17 de junio de 2017

2436- MAQUERONTE.

Una misión arqueológica ha excavado últimamente las ruinas de Maqueronte, la que fue mansión del rey Herodes y su familia. Éxito sin precedentes ha sido el descubrimiento, a tres metros bajo la superficie del patio real, de una piscina de purificación o baño ritual, con doce escalones para su acceso. Es la mayor de todas las descubiertas en Jordania y de arquitectura similar a las de Qumram, al otro lado del mar Muerto, ya en tierras de Israel y que hasta ahora se creían únicas. En su momento debió estar cubierta por una bóveda de piedra, sin duda todo ello demolido por los romanos durante la represión de la gran revuelta judía del año 71 d.C.

Estos trabajos arqueológicos húngaros han localizado también enormes paredes intactas de más de 9 metros de altura y algunas columnas que muestran por vez primera las enormes dimensiones que debió tener la ciudadela de Herodes en tierras jordanas. En realidad esta fortaleza fue construida por el rey hasmoneo Alejandro Janneo en torno al año 90 a.C. pero Herodes I el Grande la reconstruyó y a su muerte pasó a manos de su hijo Herodes Antipas. En esta etapa de la Historia y entre los muros de esta fortaleza, fue encerrado el profeta Juan el Bautista y bailó Salomé en la celebración del cumpleaños de su padre, poco tiempo antes de la Pascua. Según relata la Biblia, Herodes quedó tan maravillado con la actuación de su hija Salomé que le dio a elegir el regalo que quisiera, en la seguridad de ser atendidos sus deseos. 

Recreación de la fortaleza de Herodes Agripa.
Según narra San Marcos, Juan el Bautista había sido encerrado a instancias de la denuncia de Herodías, esposa de Filipos, hermano de Herodes. Hacía ya mucho tiempo que Herodes y Herodías eran amantes, un amor libre del que había nacido Salomé. Juan el Bautista estaba en contacto permanente con Herodes puesto que éste gozaba de su respeto al tenerlo como hombre santo y al que escuchaba con veneración. 
"No está permitido vivir con la mujer de un hermano" -le decía.
Herodías lo sabía y quiso matarle, pero Herodes, pensativo y temeroso dudaba.
Tras el citado baile Salomé preguntó a su madre qué debía pedir y ésta le respondió que pidiera la cabeza de Juan el Bautista. Así lo hizo Salomé y Herodes, aunque triste y pensativo, no podía desdecirse de la promesa hecha frente a todos los principales de la ciudad.

Mandó a la guardia que fueran al calabozo y trajeran la cabeza del Bautista. Los guardias cortaron la cabeza del preso y, tal como había sido mandado, la llevaron a la fiesta en una bandeja de plata. Herodes dio la bandeja a Salomé y ésta se la llevó a su madre Herodías.
Según San Marcos, c.6 v.17 al enterarse los discípulos de Juan pidieron el cuerpo a Herodes y le dieron sepultura.
El historiador Flavio Josefo (libro 18 capítulo 5) cuenta que, debido a sus continuas indiscreciones con respecto a las relaciones amorosas de Herodes y su cuñada Herodías, Juan el Bautista fue llevado a Maqueronte encadenado y condenado a muerte, aunque la pena era permanentemente aplazada por Herodes que lo estimaba y temía al mismo tiempo.

Plinio el Viejo catalogó esta ciudadela como la más importante de Judea, después de Jerusalén, más importante que Herodión o Masada. Desde ella se divisaba Jerusalén y cualquier ataque enemigo era alertado al resto de ciudadelas. Finalmente Maqueronte fue destruida por Lucilio Basso en la primera guerra romano-judía del año 72 d.C..
La fortaleza original del hasmoneo Alejandro Manneo había sido primeramente destruida por el general de Pompeyo Aulo Gabinio en el año 57 a.C. Posteriormente Herodes I el Grande había mandado reconstruirla con fines militares en el año 30 a.C. Ya en manos de su hijo Herodes Antipas, éste la convirtió en uno de sus palacios preferidos y pasó allí largas temporadas hasta su muerte en el año 39 d.C. Maqueronte pasó entonces a manos de Herodes Agripa hasta su muerte en el año 44 d.C. El año 66 d.C. los judíos que habitaban los extramuros de la ciudad tomaron el control de la misma hasta la llegada de Lucilio Basso que la reconquistó y la destruyó para que nunca más fuera habitada por judíos. La destrucción fue de tales dimensiones que hasta ahora solo habían encontrado entero el umbral de una puerta.

RAFAEL FABREGAT

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