25 de abril de 2013

0992- LAS REBAJAS Y LA CRISIS

REEDICIÓN.
Los tiempos siempre han ido cambiando, pero nunca a este ritmo. Para bien o para mal, yo creo que para mal, nuestra generación ha vivido los cambios más espectaculares que ninguna sociedad ha conocido hasta la fecha. Los de mi edad, no conocimos la Guerra Civil española, pero vivimos y sufrimos la posguerra y la dictadura. No sería necesario comentar que en una dictadura lo que se sufre no es el acoso directo del dictador, sino el de los miles de dictadores que en pueblos y ciudades todos tenemos cerca. El general da las ordenes al comandante y éste la pasa a los oficiales y suboficiales que la hacen llegar a la tropa. Todos se sienten jodidos por el sistema, ¡pero la tropa es la que paga mayormente las consecuencias!. En la vida normal y corriente sucede lo mismo. Todos estamos jodidos, pero bueno es mandar... Actualmente estamos en democracia, por lo que mandar no es decirle a nadie lo que tiene que hacer, sino hacer uno mismo lo que desea. ¿Te parece poco?. 

En este cúmulo de cosas, para los españoles negativas, el trabajador lucha por mantener su trabajo y el que no lo tiene lucha por encontrarlo. La cifra de parados, que a fecha de hoy supera en más de 200.000 los 6 millones de personas en edad laboral (27,16%), ha obligado a la sociedad a retraerse en sus compras. Es la pescadilla que se muerde la cola. La falta de trabajo frena el gasto y éste hace descender los puestos de trabajo. Cual es la solución, es la pregunta del millón para la que nadie tiene respuesta. Unas décadas atrás la solución era muy simple: aplicación de aranceles y devaluación de la moneda pero, en un mundo tan globalizado como el actual, esto ya no es posible. Ya no caminamos solos. Estamos en una unión monetaria y en un mercado único que también ha hecho sus esfuerzos por nosotros. Ni podemos defraudarles ni nos interesa hacerlo. Hay que apretarse los machos y saber aguantar. ¿La salida?. Pues nadie sabe donde está. Alguien cree que la solución es retrasar la jubilación. ¡De risa!. Trabajar hasta los 70 años mientras los de 30 están en el sofá jugando con la PlayStation, ¿es la solución?. 

La solución a nuestros problemas está en el aumento del consumo pero ¿como va a ser eso posible si no hay dinero para ello?. Ante esta cuestión insoslayable cada cual trabaja para lograr la salvación, a sabiendas de que por cada uno que se salve se hundirán dos en el fango de la crisis. Parece ser que no importa. Esto es la guerra y en tiempos bélicos matar está legitimado. Los grandes almacenes y tras ellos hasta el más pequeño de los comercios, pone publicidad en sus escaparates: REBAJAS, CHOLLOS, OCASIÓN, OPORTUNIDADES, DESCUENTOS... Pero ¡ay!. Aquellas puertas antaño abarrotadas de señoras, esperando la hora de apertura del establecimiento, ya no están allí. En este momento están en la cola del INEM, o quizás vayan más tarde... La señora Antonia que atiende en la mercería de la esquina también está esperando, a ver si al menos se llega por su tienda alguna aficionada al "punto de cruz" y le compra unos hilos, pero es media mañana y nadie ha entrado todavía.

A pesar de las rebajas las tiendas siguen vacías. El departamento comercial no sabe qué hacer. Han abierto sus puertas con descuentos del 50-60-70% y nadie acude al Centro Comercial. ¿Que sucede?. Pero, de verdad ¿no lo saben?. Pues la respuesta es bien simple. A las señoras les encanta ir de REBAJAS, pero no tienen un solo euro. ¿Donde esta todo aquel dinero que unos años atrás abarrotaba los monederos de estas señoras?. Pues nadie lo sabe, aunque todos nos lo tememos. ¡El 90% estará seguramente en la caja de los países emergentes (allá donde los Reyes Magos...) y el resto en Paraísos Fiscales y cuentas de políticos!. Cuando no hay dinero, rebajar los precios no incrementa el gasto. Esta medida funciona solamente cuando hay dinero para gastar. No hay ninguna medicina que resucite a un muerto y nuestra economía está muerta. Es cierto que algún dinero hay, pero es poco y la gente no se atreve a gastarlo. Con esta actitud el problema se acrecienta, pero es una respuesta natural.

Los estímulos para incrementar el negocio se hacen inviables, no sirven, no dan una respuesta positiva al esfuerzo económico que los departamentos comerciales hacen a cambio de un aumento en las ventas que realmente no se consigue. ¿Qué hacer?, pregunto una vez más. Pues no se puede saber. Esta incógnita es grave y lo es porque significa que la solución no está en nuestras manos, ni podrá ser de hoy para mañana. Esto pasará, claro que pasará, pero la solución vendrá de forma natural y con la lentitud que suele acompañar a estos casos. Y mejor que así sea, porque si a alguien se le ocurre la idea de solucionarlo por la vía rápida... ¡Eso si que nos llevaría a una desgracia irreparable!. Lo siento, soy pesimista y la solución, que no me cabe duda vendrá, la veo lejos, muy lejos. Y lenta, muy lenta... Toda una generación podrá verse afectada. Ya está viéndose afectada, pero detrás de esta pueden venir otras. Yo, si fuera joven, no se lo que haría... pero creo que intentaría escapar de esta miseria y de tanta burla por parte de quienes nos roban la sangre y la vida. Crear una familia y buscar el pan para los nuestros, es prioritario en la vida. Todo lo demás, es pura basura.

RAFAEL FABREGAT  

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