2 de abril de 2020

2956- EL ENEMIGO INVISIBLE.

Siempre que se ha hablado de guerras en nuestra presencia los españoles que, como yo, nacimos en la década de 1940 siempre nos hemos felicitado de no haber tenido que sufrir ninguna en nuestras carnes. No es que no las haya habido, de hecho ahí tenemos a la II Guerra Mundial, la de Corea, Vietnam y un sin fin de guerras internas en decenas de países africanos. Podríamos seguir con la de Irak, las Malvinas, la que destruyó Yugoslavia, y todas las ocurridas en Oriente Próximo y Medio, etc. etc. En fin, guerras ha habido muchas y aunque en alguna de ellas España ha participado como fuerzas de paz, nuestro país no ha participado directamente en ninguna de ellas. Resumiendo creo que podemos decir que España no ha entrado en guerra, desde nuestra Guerra Civil de 1936-39, motivo por el cual nuestra generación puede felicitarse de no haber conocido directamente las sangrientas barbaridades que toda guerra presenta. Sin embargo en adelante ya no podremos decir lo mismo. 

La única diferencia es que la que actualmente estamos librando no nos lanza bombas, ni misiles. En la de 2020 no se oyen los tanques ni la aviación, como tampoco vemos otras tropas que no sea nuestra propia Policía, la Guardia Civil o el ejército montando hospitales de campaña. Nada, todo es silencio en esta guerra contra el enemigo invisible. A finales de 2019 empezó a gestarse esta batalla de "alguien contra el mundo", solo nos falta saber si ese alguien es algo natural o provocado por algún loco, deseoso de causar el mayor daño posible a esta humanidad tan deshumanizada que nos ha tocado vivir. Ya no podremos jactarnos de no haber conocido guerra. La tenemos, una guerra mundial sin precedentes y que probablemente va a causar más muertos que ninguna de las anteriores. Cualquier cosa es posible en un mundo como el de hoy, que ya no pretende matar sino acobardar al enemigo y quitarle todo su poder y su dinero. Curioso también que Rusia, amigo de China, haya escapado a tanto desastre. Apenas dos docenas de muertos, en un país con 147 millones de personas.

En verdad, el enemigo invisible sí es visible a través del microscopio. También tiene una familia (coronavirus) y un nombre (Covid 19) pero no es fácil luchar contra él. Estados Unidos, el país más poderoso del  mundo hasta ahora, está siendo derrotado, como uno más de los 200 que existen en el planeta. Cuando hay un asesinato o robo importante, las mejores policías del mundo siempre buscan al culpable indagando quien es el que se beneficia de este hecho. Pues bien, yo no voy a acusar a nadie, pero está claro que aquí solo hay un beneficiario y se llama China. De allí salió la enfermedad y de allí salen las soluciones a cambio del dinero mundial. Bien es verdad que allí también hubo muertos, pero muy pocos para una población de 1.400 millones de personas. Apenas 3.300, que no son nada para ellos. Mao Tse Tung exterminó 78 millones, solamente para que nadie osara levantarle la voz y hoy rezan al cielo viéndole como su salvador. Está claro que esa gente no son como la del resto del mundo...

Nadie sabe cómo ni cuando ha nacido exactamente el enemigo invisible aunque parece haber nacido a finales de 2019 en Wuhan, provincia china de Hubei, pero nadie dice conocer al paciente cero, es decir: al primero que padeció y dispersó la enfermedad y ni yo ni nadie puede creerse que tan insignificante enemigo pudiera acabar con la humanidad. Todo son conjeturas. Se cree que nació de forma espontánea y que su primer contacto con humanos ocurrió en uno de los mercados locales donde se venden todo tipo de animales para el consumo, incluidos perros, gatos y ratas, además de toda clase de insectos. Como ya sabemos allí se come todo lo que corre, nada o vuela y por lo tanto se considera que el origen de la pandemia fue animal. Allí se conocieron los primeros casos de lo que se creyó una neumonía de origen desconocido y que en menos de tres meses se ha extendido por todo el mundo, matando a cientos de miles de personas y cuya cifra no para de aumentar.

La última semana de Diciembre de 2019 la enfermedad afectaba ya a casi un centenar de chinos. Todos ellos habían frecuentado aquel mercado mayorista. Los médicos del Hospital Central de Wuhan alertaron de la grave enfermedad y ocho médicos del citado hospital fueron detenidos por alarmismo injustificado. Sin embargo el día 1 de Enero de 2020 las autoridades chinas cerraron el mercado en cuestión. Para entonces había medio centenar de enfermos y empezaron a registrarse las primeras muertes: dos hombres de edad superior a los 60 años y cuatro más en la segunda quincena de Enero. Aquellos días el Clínico de Shanghai ya había secuenciado el nuevo virus, pero se mantuvo en secreto durante una semana más, cuando unos investigadores lo filtraron a varias webs. Los culpables fueron castigados y cerrado su laboratorio, pero la comunidad internacional ya quedó informada y empezó a prepararse para lo que se veía venir. No España, claro, porque nuestro presidente nos dijo que era una neumonía sin importancia...(!)

A finales de Enero la Comisión China de Salud confirmó públicamente que el nuevo coronavirus se transmitía entre humanos y que podía desatarse una epidemia internacional. Mientras esto sucedía algunos sanitarios contrajeron la enfermedad. La Organización Mundial de la Salud advirtió a todas las autoridades de la posibilidad de epidemia mundial y el peligro ante la inminente celebración del Año Nuevo Chino, en el que millones de personas se desplazan de un lugar a otro para celebrar este evento. El 23 de ese mismo mes de Enero el Gobierno Central Chino ya puso en cuarentena a toda la provincia de Hubei a fin de detener la expansión del virus, pero ya era tarde pues ésta ya había pasado a Corea del Sur. Uno de los médicos que advirtió de la gravedad del virus y fue apresado por ello, murió el 7 de Febrero de 2020. Por fin la Comisión de Asuntos Políticos advirtió que el autoengaño solo provocaría el descontrol de la epidemia y su conversión en Pandemia global, pero ya era tarde. 

En un momento del mundo como el actual, en el que decenas de miles de aviones surcan el cielo a la vez, interconectando unas naciones con otras, el virus se expandió por todo el mundo en cuestión de horas, días a lo sumo. Las autoridades de Italia y España, cuyos ingresos principales provienen del turismo y sus derivados, las que más foráneos reciben, fueron las que menos caso hicieron de las advertencias que China lanzó desesperadamente al mundo. Menos caso hizo todavía EEUU ante tales advertencias a las que su presidente, como el nuestro, calificaba de alarmistas e infundadas. El resultado a día de hoy, día 2 de Abril 2020, es que Estados unidos lidera el ranking con casi 150.000 infectados, seguido de Italia, con casi 100.000 y España con 86.000. Curiosamente, a pesar de sus muertos iniciales, China está superando la enfermedad y a día de hoy ocupa el cuarto lugar en número de infectados: 82.000 y unos 3.300 muertos. Son 192 países los afectados y un total de 730.000 enfermos, que sin duda seguirán aumentando.

El Gobierno de España puso en marcha sus primeras medidas a primeros de Marzo, extremadamente tarde. La medida inicial fue poner a toda la población en cuarentena, encerrados en nuestras casas, naturalmente a excepción de toda la Sanidad Pública y Privada, así como todos los sectores de abastecimiento a la población. En este momento, tercera semana de confinamiento, trabajan exclusivamente Transportes y afines, Tiendas y supermercados de alimentación, Suministros primarios de alimentación y derivados, Agricultura y pesca, Farmacia y proveedores, Policía y Fuerzas armadas, Limpieza y desinfección de Hospitales y Residencias de Mayores, así como todas las empresas que puedan aportar material y suministros hospitalarios. Por supuesto, también el ejército en labores de desinfección y montaje de hopitales de campaña. Están cerrados bares y restaurantes, Empresas no esenciales, todo el comercio minorista, deportes y espectáculos de cualquier índole, así como fronteras y vuelos internacionales. A pesar de todas esas medidas España contabiliza 85.000 contagiados y 8.500 muertos. 

La pregunta que muchos nos hacemos es si esto puede ser algo natural o si está provocado por intereses económicos o políticos... (?) Me dirán que soy un malpensado, pero yo me inclino por lo segundo. Jamás estuvo el mundo tan preparado para hacer frente a las enfermedades como lo está ahora, pero sin embargo no para este virus, contra el que ningún país conoce remedio ni vacuna. Y los países, lejos de pedirle explicaciones a China, hacen cola para comprarle toda clase de productos que puedan minimizar el problema... Principalmente respiradores, batas quirúrgicas, guantes y mascarillas que no sirven para nada y hasta gorritos y fundas para los pies. No menos de 1000 millones de euros por cada país se están embolsando los chinos y sin que se conozca remedio para la enfermedad. Ni se conocerá mientras haya compradores para sus productos. La guinda al pastel la ha puesto la Generalitat de CataluñaNo habiendo camas suficientes, en lugar de pedirlas al Gobierno Central, o a otras Comunidades Autónomas, ha prohibido que se atienda a los mayores de 80 años. Parece que este virus también ataca al cerebro de algunos descerebrados. Pero si es lo que la mayoría de los catalanes quieren...!

RAFAEL FABREGAT

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