5 de abril de 2020

2959- CAOS SIN PRECEDENTES.

Como es sabido por todos, la pandemia del Covid-19 y la reclusión general de todos los ciudadanos en sus casas ha hecho bajar el consumo de combustibles. Las calles de todas las ciudades del mundo están desiertas y los coches guardados en sus garajes o aparcados "sine die" en las calles que lo permiten. La Torre Eiffel de París, uno de los monumentos más emblemáticos del mundo, cerrada y prácticamente desierta. Los turistas ya no viajan y las industrias, más rápidamente afectadas por la falta de consumo, han sido las refinerías y países exportadores de crudo. Por si esto no fuera suficiente Rusia y los países árabes, principales exportadores mundiales, están ahora en plena guerra comercial para que sean los suyos los escasos combustibles que se consuman. Como es lógico esto ha supuesto una fuerte bajada de precios en el precio del barril de petróleo, que ronda apenas el 30% del precio medio. Sin embargo, como ya es habitual, eso no se ha visto reflejado en el precio que paga el consumidor, ya que las gasolinas y diésel apenas han bajado 10 céntimos, o sea, un 8%. Las gasolineras siempre se excusan diciendo que la mayor parte del precio de los combustibles son impuestos, motivo por el cual las rebajas en el precio del crudo no pueden tener una repercusión proporcional en el de los precios que nos cobran por las gasolinas, pero todos sabemos que cuando el petróleo sube si que lo hacen rápidamente los precios.

En fin, cada cual arrima el ascua a su sardina y a mar revuelto ganancia de pescadores. Lo que sí está claro es que el consumo es más bajo que nunca, en un mundo totalmente paralizado. Los cruceros están anclados a puerto y los aviones en sus hangares. Acabaron, hasta nueva orden, los viajes de placer y también los de trabajo, actualmente sustituidos por las entrevistas telemáticas que la electrónica permite.
A pesar de que normalmente las petroleras suelen ser estatales y por lo tanto con liquidez más que suficiente, algunas empresas particulares están yéndose al garete. La fuerte caída de la demanda y la guerra de precios entre Rusia y Arabia Saudí ha hecho que varias empresas petrolíferas norteamericanas estén declarándose en bancarrota al estar los precios actuales del crudo por debajo del coste de sus existencias en stock.

Los analistas señalan que estas caídas tendrán sin duda un efecto dominó puesto que en apenas tres meses estas petroleras han visto mermado su valor en bolsa por encima del 80%. Teniendo en cuenta que la mayor parte del petróleo norteamericano se extrae del esquisto, estas empresas han dejado de ser competitivas y totalmente inoperantes hasta que los precios no vuelvan a subir. Es de suponer que cuando esto ocurra estas plantas volverán a abrir sus puertas, pero no antes. El coste de extracción de este tipo de petróleo ronda los 20$ el barril por lo que el precio actual, y más bajo aún si se mantiene el pulso entre rusos y saudíes, obliga al cierre de estas petroleras americanas. Es de suponer que esta guerra de precios tendrá que acabar en breve puesto que a ninguno de ellos le interesa, pero querer mantener las ventas bajando los precios se antoja difícil no habiendo consumo.

Problema mayor, del que algunos todavía no se han percatado, es que la vuelta a la normalidad no será de hoy para mañana. No bastará que los gobiernos nos digan que ya podemos salir a hacer vida normal. Me atrevería a vaticinar que esto no sucederá en tanto en cuanto no tengamos vacuna efectiva y medicinas para curar completamente los contagios, que todavía no existen. Hasta entonces, ignoro cómo lo harán, pero el mundo está repleto de enfermos y por lo tanto de posibles contagios activos. En el mundo hay varios países superpoblados, donde sus habitantes viven hacinados y con escaso o nulo control. Imagínense que, si unas simples cepas han dado la vuelta al mundo, ¿que no serán capaces de hacer millones de personas de países sin apenas control ni cuarentena?. Volveríamos a caer en una nueva oleada de contagios mil veces superior a la inicial. Todo esto sin contar el desastre que esta situación supondrá para la economía mundial y especialmente de la española.

Y una cosa más y seguramente la más importante... "Hace cinco años China estaba trabajando en la investigación de un murciélago portador de un nuevo virus y la RAI italiana (2015) se hizo eco de ello. Investigadores chinos insertaron una proteína procedente de dichos murciélagos al virus del SARS resultando una neumonía aguda en ratones. El resultado de dicho experimento resultó ser algo tan peligroso que fue puesto a buen recaudo pero está claro que la mejor forma de guardarlo hubiera sido su destrucción. Nada bueno podía salir de allí, como así se ha demostrado. Vista su rapidez de expansión y alta penetración en el sistema respiratorio humano, el riesgo de guardarlo era demasiado alto. Así lo vio EEUU que, inicialmente participante en el experimento, suspendió la financiación pero China siguió adelante. Al menos así se cuenta en Internet, aunque también podría ser un bulo, como ha habido otros. En fin, el resultado está a la vista de todos... Desde luego, a pesar de sufrir algunas muertes, económicamente a los chinos no les ha ido mal del todo. ¿Qué son 3.300 abuelos a cambio de los miles de millones de dólares/euros que se están embolsando?. Desde luego, si esto es así, la ambición no tiene límites. Estaba claro que este mundo no acabaría de forma natural y que serían los propios humanos quienes nos mataríamos a nosotros mismos".
De momento no hay más información al respecto, pero ya se verá. Ojalá estemos equivovados...

RAFAEL FABREGAT

No hay comentarios:

Publicar un comentario