22 de abril de 2019

2757- UNA CUESTIÓN DE COLORES.

Los colores son bonitos, pero... Mmmmm.
¡No sé qué hacer!. Es la frase de 8 millones de españoles, a menos de una semana para que se pueda acceder a las urnas que contendrán entre sus paredes de plástico transparente el futuro de los cuatro próximos años de España y de los españoles. Puede que más. No sabemos qué hacer con nuestro voto, que todos tenemos derecho e incluso obligación de depositar. El país sufre gran convulsión política y pueden estar en juego muchas cosas, incluso un cambio de régimen y de territorio. Claro que si miramos la Historia de España nos daremos cuenta que esta situación ya se ha vivido antes, en más de una ocasión. Justamente por haber sido invadidos por no pocas civilizaciones, los españoles somos muy diferentes unos de otros. Nuestro ADN es uno de los más variopintos del planeta y así nos van las cosas, bastante mal por cierto. 

A alguien le gustan estos gobiernos. Pues eso...
No sabemos vivir en libertad. Cuando estamos bajo el yugo de un gobierno duro, todos calladitos, pero apenas se vislumbran las primeras luces de libertad, sacamos nuestros instintos más primitivos y lo ponemos todo patas arriba. Esto es especialmente virulento en este momento de nuestra breve historia democrática. Nadie está contento con lo que está pasando y, por exceso o por defecto, ningún candidato nos merece confianza de que pueda y quiera corregir esta situación. Las autonomías amenazan descaradamente con el separatismo, sobre todo los "charnegos" catalanes, que no los "catalanes de soca". Ya no les valen las muchas concesiones de autogobierno, ni las ayudas económicas extraordinarias concedidas, otorgadas en detrimento del resto de los españoles que ven mermados sus derechos. Es un momento difícil. Todos queremos más. Unos porque realmente lo merecen y lo necesitan, otros por simple egoísmo y ambición desmedida. 

Son todos los que están, pero no están todos los que son...
El próximo domingo tenemos Elecciones Generales y se supone que estará en nuestras manos el futuro de España, nuestro futuro pero, como se ha dicho antes, hay 8 millones de españoles a los que ninguno de los candidatos nos gusta. La izquierda radical NO, porque sabemos demasiado bien que, en este momento de la historia, sus promesas son de imposible aplicación. La extrema derecha TAMPOCO, porque sabemos que su único objetivo es velar por los intereses del capital y no por el bienestar de la población. En cuanto a los que se suponen de centro... También NO, porque han demostrado a lo largo de los años que no tienen lo que hay que tener. Es lo que hay. Vivimos libertades democráticas pero no estamos contentos porque debe haber unos límites que los gobiernos no saben establecer. 

¡A por ellos oe, a por ellos eoe...!
No lo estamos porque los radicales aprovechan esas libertades para desestabilizar el Estado y la gente moderada, la que para nada se inmiscuye en la vida de los demás, considera con razón que todo aquello que afecta negativamente a tus vecinos ya no es libertad, sino intolerable libertinaje. El centro-derecha (PP) no supo o no pudo frenar los movimientos encaminados a conseguir la escisión del país, permitiendo un referéndum de autodeterminación en Cataluña, apoyado por los políticos vascos. El centro-izquierda (PSOE) no solo lo permite sino que incluso colabora con ellos en todo cuanto le piden. ¿Por qué pasa eso?. Pues simplemente porque el poder está muy dividido y nadie puede hacer nada sino es con el apoyo de sus propios enemigos. La derecha no tiene suficientes votos para gobernar en coalición con partidos afines; la izquierda tampoco.

Deporte vasco-catalán: La pela es la pela.
En esta coyuntura, unos y otros necesitan el apoyo de los partidos radicales y separatistas, lo cual solo puede conseguirse a golpe de talonario y de prebendas de toda índole. Más autogobierno y más dinero que al resto de comunidades autonómicas. ¿Qué hacer ante esta situación?. Pues no lo sé. Nadie lo sabe. Desde luego la solución no pasa por dejar de votar, puesto que los enemigos de España y de los españoles sí que acudirán en masa. Es una cuestión de paciencia infinita. Muchos años atrás, incluso podríamos hablar de siglos,
esto ya era así. Por lo tanto... Solo un gobierno extremista podría (quizás) pararlo, pero esa solución no nos gusta a la gente moderada. Solo queremos trabajo y un jornal decente que nos permita crear un familia, dar de comer a los hijos, atender sus necesidades y darles una educación que les permita ser gente de bien. Nada más. No pedimos nada más.

RAFAEL FABREGAT

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