Tiempo de tipazos con ropas ligeras de colores claros y vistosos. Los chicos también, pues en los últimos tiempos también ellos se han puesto las pilas y tiran de gimnasio, depilaciones y toda clase de tratamientos antes solamente femeninos. Si ellas quieren estar guapas, ellos también.
Lo del "macho ibérico" ya no es aquello del rudo hombre de pelo en pecho y bastos modales. Aquello ha pasado a la historia y los chicos jóvenes de hoy saben que ellas los prefieren finos, educados, deportistas, depilados y con la máxima capacidad intelectual posible.
Los burros al corral. La mujer ya no es el florero de antaño aunque -para que nos vamos a engañar- el macho humano en general y el ibérico en particular siempre admirará esa feminidad de las mujeres, cada día más escasa.
A los hombres, lo de la feminidad siempre "nos pone" y nos desarma.
Ellas nos conocen bien y con sus artimañas nos manejan como títeres. Ante eso, claro está, no podemos hacer nada.
Pues eso. Este ha sido un año más sin apenas primavera.
Han sido pocas las flores y muy escasos los frutos, pero ya tenemos el verano entre nosotros y fuerte por cierto.
Estamos en época de relax, de disfrute, de vacaciones, de amores espontáneos y pasajeros. También -por qué no- de amores profundos y para siempre.
Porque aunque los tiempos son difíciles es, ante la adversidad es cuando mejor enraízan las relaciones amorosas. El apoyo mutuo, la comprensión ante las dificultades...
- Está todo muy mal, pero siempre nos tendremos el uno al otro -dice el tontorrón enamoradizo.
¡Uy que bonito!. No todo cuesta dinero. La felicidad, a veces, está en el simple hecho de caminar descalzo por la arena.
La playa, la maravillosa siesta, un refresco o breve aperitivo verpertino, las cenas al aire libre...
¡Son tantas cosas las que tiene el verano y todas tan bonitas y especiales!.
Ya se sabe que en todas ellas habremos de mirar la economía, porque la excelencia no está en el consumo. La excelencia somos nosotros y el amor que nos profesemos.
Vale más bocadillo con tu amor que mariscada en soledad.
Y si la compañía es guapa... mejor aún es el bocadillo. ¡Aunque sea de simple mortadela...!
Los expertos nos dicen que lo de la preparación para el verano, popularmente llamada "operación bikini", es esfuerzo baldío que no sirve para nada, que llegado el momento de disfrute y relax nos abandonamos a los placeres de la buena vida y mejor mesa y todo se pierde. Que el calor trae la pereza y no invita a otro ejercicio que no sea el que se desarrolla en el acto de hacer el amor. Pues bueno... ¡algo es algo!.
Los expertos nos dicen que lo de la preparación para el verano, popularmente llamada "operación bikini", es esfuerzo baldío que no sirve para nada, que llegado el momento de disfrute y relax nos abandonamos a los placeres de la buena vida y mejor mesa y todo se pierde. Que el calor trae la pereza y no invita a otro ejercicio que no sea el que se desarrolla en el acto de hacer el amor. Pues bueno... ¡algo es algo!.
De todas formas en esta época del año el ser humano está también más predispuesto a comer ensaladas y platos fríos, ligeros, no saturados de grasas y siempre acompañados de bebidas con baja graduación, por lo que eso de que hemos de engordar, no veo yo que haya para tanto. Hombre, unas cervezas, la sangría, los refrescos, los helados...
Pero, en fin, también nos damos chapuzones en el agua y aparcamos el cocido de garbanzos.
Una cosa compensa la otra y creo que la ingesta de calorías la autorregulamos sin apenas darnos cuenta. Es verdad que quizás aparcamos los esfuerzos físicos y efectivamente podemos recuperar algún kilo de los que perdimos en meses anteriores pero, ¿donde está el problema?.
Hemos llegado bien al verano, hemos disfrutado a tope y acabado éste, con unas semanas de gimnasio estaremos nuevamente en la mejor forma. No olvidemos que el mejor ejercicio tras el verano es el ir a buscar setas por esos montes de Dios y de los hombres...
Mientras tanto hemos ligado o hemos mantenido la atención de nuestro ligue anterior. ¿Qué más queremos?.
Ya se sabe que, con el verano, las cañas y los helados están a la orden del día y también algún cubata de fiesta nocturna pero no pasa nada, se compensa bailando.
No hay ninguna necesidad de terminar el verano con el mismo tipazo con el que lo iniciaste. Aquí de lo que se trata es de ser feliz, de pasártelo bien, de encontrar el amor, o de no perderlo si lo tenías. De que este verano sea el mejor de tu vida.
Todo lo demás es importante, pero no tanto. Te sacrificas para verte bien y para que te vean bien. Especialmente esa persona que tu conoces o que quieres conocer. Lo demás sobra todo.
Después llegará Septiembre y comenzará el largo y decadente otoño. ¿Te preocupa llegar a él con dos kilos de más?.
¡Bah!. Un poco de footing, un lánguido paseo por el campo (si el tiempo acompaña) y con cuatro días de spinning
nuevamente en forma.
¡Y que te quiten lo bailado!. Porque los recuerdos de ese maravilloso verano duran... ¡todo el invierno!. En fin, esa es mi modesta opinión que naturalmente no hay el por qué seguir.
Aquel que quiera pasarse el verano vigilando lo que come, lo que bebe, lo que hace y lo que deja de hacer, es muy libre para ello. Pero, ¿qué recuerdos pueden quedar de un verano así de soso...? Come fruta, vete a la playa, nada en la piscina, sal a bailar y amor, mucho amor... ¿No es esa la mejor forma de pasar un verano feliz y de mantener la forma?.
RAFAEL FABREGAT
RAFAEL FABREGAT
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