eEl tema es el diferente nivel de los distintos océanos del planeta. Nada cuenta con más fidelidad que el agua, a la hora de nivelar una determinada cosa. No importa que una punta de la goma esté en Madrid y la otra esté en Valencia (como si está en Japón) que ambos extremos marcarán siempre el nivel que deben marcar. Sin embargo no es esto lo que sucede con los océanos del planeta. ¿Por qué ocurre esto?.
No hablamos de que el nivel del mar haya subido o haya bajado, ni tampoco lo que los investigadores tienen previsto que ocurra en base al Cambio Climático, que suponen en un aumento de 70 cm. para el año 2100. No, no es eso.
De lo que se trata aquí y ahora es que el nivel de determinado océano sea superior al de otro, con diferencias que pueden llegar hasta los 20 metros. ¿
Cómo es posible y por qué sucede este fenómeno, cuanto menos extraño para quien no conozca el tema en profundidad?.
Pues bien. Efectivamente el agua es elemento fiable que siempre busca su nivel, pero también es extremadamente sensible a las presiones.
Y el motivo de que haya distintos niveles es justamente por esas presiones que la naturaleza, y especialmente la luna, ejercen.
De los 520 millones de Km2. que tiene la superficie de nuestro planeta, 320 millones están ocupados por los diferentes océanos. Con una profundidad media de 3.850 metros y una masa de 1.370 millones de m3. los océanos están en constante movimiento por diversos factores. Una de las causas de las mareas es el propio viento, que origina el oleaje y forma corrientes que desplazan incluso su salinidad. También es cierto que las placas oceánicas se alejan o contraen produciendo diferentes desplazamientos de inmensas cantidades de agua, produciendo inestabilidad en las mareas y hasta inmensos y catastróficos maremotos (tsunamis) con desplazamientos de millones de metros cúbicos de agua. Sin embargo el fenómeno natural, con consecuencias tan extrañas como el dejar varadas barcas, un momento antes flotando, es sin duda la esfericidad de la Tierra y su correlación con la atracción de nuestro satélite y más aún si a ésta se le une el sol.
La naturaleza mayormente causante del fenómeno, en este caso, es la luna. Nuestro satélite es el que produce las mareas, unas veces con lento movimiento de las aguas profundas y otro con el de las aguas superficiales, más rápido y llamativo para nosotros. Este movimiento de las aguas oceánicas es vital para el planeta y para todos los que vivimos en él, puesto que favorece el equilibrio térmico del mismo. La enorme masa de agua, en permanente movimiento, es responsable de los cambios de temperatura y favorecedor del clima en determinada época o lugar del planeta. Las corrientes de viento son de tipo superficial y están originadas por vientos no constantes en regiones oceánicas no muy grandes. Sin embargo las corrientes llamadas de deriva o gravitatorias son constantes y periódicas, creadas por vientos de regiones amplias del planeta.
Las diferencias en el nivel oceánico son originadas por los cuerpos celestes, especialmente por la Luna y el Sol. Su fuerza de atracción es igual a la diferencia de la gravedad de la Tierra y del astro influyente y causante por tanto de las mareas y de las diferencias de nivel del océano en uno u otro punto del planeta. Esa fuerza de atracción "estira" hacia sí el elemento dúctil de nuestro planeta que es el agua, motivo por el cual no solo hay una diferencia en el nivel de las aguas, sino que también es el culpable de que el propio planeta no sea una esfera perfectamente redonda. Esa oscilación del nivel de las aguas oceánicas se mide por medio del mareógrafo.
Con sistema de flotador mide los movimientos verticales del nivel del mar, pero los de presión, miden el nivel de la columna de agua que pesa sobre el aparato.
De los 520 millones de Km2. que tiene la superficie de nuestro planeta, 320 millones están ocupados por los diferentes océanos. Con una profundidad media de 3.850 metros y una masa de 1.370 millones de m3. los océanos están en constante movimiento por diversos factores. Una de las causas de las mareas es el propio viento, que origina el oleaje y forma corrientes que desplazan incluso su salinidad. También es cierto que las placas oceánicas se alejan o contraen produciendo diferentes desplazamientos de inmensas cantidades de agua, produciendo inestabilidad en las mareas y hasta inmensos y catastróficos maremotos (tsunamis) con desplazamientos de millones de metros cúbicos de agua. Sin embargo el fenómeno natural, con consecuencias tan extrañas como el dejar varadas barcas, un momento antes flotando, es sin duda la esfericidad de la Tierra y su correlación con la atracción de nuestro satélite y más aún si a ésta se le une el sol.
La naturaleza mayormente causante del fenómeno, en este caso, es la luna. Nuestro satélite es el que produce las mareas, unas veces con lento movimiento de las aguas profundas y otro con el de las aguas superficiales, más rápido y llamativo para nosotros. Este movimiento de las aguas oceánicas es vital para el planeta y para todos los que vivimos en él, puesto que favorece el equilibrio térmico del mismo. La enorme masa de agua, en permanente movimiento, es responsable de los cambios de temperatura y favorecedor del clima en determinada época o lugar del planeta. Las corrientes de viento son de tipo superficial y están originadas por vientos no constantes en regiones oceánicas no muy grandes. Sin embargo las corrientes llamadas de deriva o gravitatorias son constantes y periódicas, creadas por vientos de regiones amplias del planeta.
Con sistema de flotador mide los movimientos verticales del nivel del mar, pero los de presión, miden el nivel de la columna de agua que pesa sobre el aparato.
Resumiendo todo lo anterior cabe decir que, debido a los diferentes factores que influyen en el comportamiento de las aguas de los océanos, el nivel no es constante ni igual en los distintos lugares de la Tierra.
De hecho, para determinar la altitud sobre el nivel del mar de determinada montaña, etc. en cada país se toma el nivel predeterminado de un lugar y fecha concreta, denominándola altura ortométrica.
Tampoco se puede medir la altura de las costas, con respecto al nivel del mar, puesto que éstas tampoco son inamovibles. Unas se hunden mientras otras se elevan progresivamente, dando lugar a paisajes extraños y maravillosos.
Tampoco se puede medir la altura de las costas, con respecto al nivel del mar, puesto que éstas tampoco son inamovibles. Unas se hunden mientras otras se elevan progresivamente, dando lugar a paisajes extraños y maravillosos.
Es por ello que cuando la comunidad científica habla de elevación del nivel del mar, por causa del calentamiento climático, se habla a escala global.
También la época del año influye en el ciclo hidrológico de la atmósfera y en el nivel de determinadas zonas, según la vaporización o precipitación de las aguas.
En fin, todo normal y parte de la naturaleza que disfrutamos y padecemos.
RAFAEL FABREGAT
RAFAEL FABREGAT
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