30 de agosto de 2011

0473- LA AUSENCIA DE DIOS.

La teoría sobre la ausencia o presencia de Dios no es nueva. La ciencia o la fe. ¿Donde está la verdad?.
Hace ya más de un siglo, durante una conferencia en la Universidad de Berlín, el profesor daba una charla a varios universitarios y con demasiada suficiencia les preguntaba y disertaba al mismo tiempo sobre el origen de las cosas.
- Vamos a ver, -dijo autocomplacido- ¿Creó Dios todo lo que existe?
- Sí profesor, lo hizo -respondió un alumno.
- Pues si Dios lo creó todo, también creó el mal y por lo tanto, Él es malo -dijo el profesor convencido de haber ganado la batalla.
El alumno quedó sin palabras.

Otro estudiante levantó la mano preguntándole:
- Profesor, ¿Cree Ud. que el frío existe?.
- Por supuesto que sí. ¿Acaso Ud. no ha sentido nunca frío? -respondió el profesor mosqueado.
- Pues no señor, no. El frío no existe. Según las leyes de la física, el frío es la ausencia de calor. De hecho el término se creó para describir la sensación que se tiene cuando el calor falta.
El estudiante cobró fuerza y prosiguió...
- En su opinión, ¿existe la oscuridad? -preguntó al profesor.
- Por supuesto -respondió éste.
- Pues nuevamente se equivoca, señor. La oscuridad es la falta de luz.

El profesor estaba ciertamente mosqueado ante las aseveraciones acertadas del joven y aventajado estudiante.
- Voy a hacerle un última pregunta, si Ud. lo permite -dijo el alumno.
- ¡Dígame Ud., dígame! -dijo sin saber por donde vendrían los tiros.
- ¿Existe el mal? -el profesor respiró aliviado. ¡Esta era fácil!.
- Pues claro que existe. -respondió rotundo- ¿Acaso no ve Ud. cada día, como se cometen asesinatos, violaciones y todo tipo de atrocidades?
- Lo siento señor, pero tampoco en esto estamos de acuerdo. ¡El mal, por sí mismo, no existe!. 
Como en los casos anteriores, el mal es un término creado por el hombre para describir la ausencia de Dios. 
El mal es el resultado de que la humanidad no tenga a Dios presente en su corazón y en sus acciones.
- De tenerlo presente, no actuaríamos de esa forma -zanjó el alumno.

El profesor, desconcertado, quedó en silencio mientras en la sala de conferencias se escucharon algunos aplausos. 
Aquel no era un alumno cualquiera, sino el joven Albert Einstein quien, aplicando la lógica científica, demostró que Dios existe.
Ahora, ¡que cada cual saque sus propias conclusiones...!

RAFAEL FABREGAT

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