13 de agosto de 2011

0453- LOS FABRICANTES DE RUMORES.


Éramos pocos y parió la abuela. (Y para colmo de males, parió a un "corredor de bolsa").

Hombre, los listos no nacieron ayer pero, a la vista está, que cada día son más y están mejor preparados. 
Más sinvergüenzas que se llevan a su casa el sudor y las estrecheces de los trabajadores. 
Leyes hacen faltan que declaren delincuencia a ese tipo de actuaciones. 
Desde el punto de vista de muchos, tales jugadas no pueden considerarse negocio de listos, sino malas prácticas de delincuentes que se saben a salvo de una ley que no las recoge como delito. 
Por mucho que estafes a tu vecino, hoy por hoy negociar no es robar. Según la ley, no tiene culpa el listo de que el mundo esté lleno de tontos. 
Si tu compras a 2 y consigues vender a 22, ¿que culpa se te puede achacar?. 
Según las leyes, ¡el que esté tonto que empuje la noria!


Estos entendidos en la materia, 
sinvergüenzas natos y mejor informados por quienes, superiores a ellos, manejan los hilos de la "timba" en la que se han convertido los parqués bursátiles, se meten en la partida de póker al más puro estilo de western americano en una doble jugada en la que intervienen dos fuerzas que, para más golferío barriobajero, nada arriesgan. En teoría uno pone el dinero y otro el saber jugar. Dicho de otra forma más realista, uno pone un paquete de acciones (1000) y queda en la sombra, fuera de toda sospecha; el otro las vende y después hace correr el rumor de que el valor está en quiebra, lo que hace que se disparen las ventas y el valor caiga en picado.

Minutos después vuelve a recomprar y por el mismo dinero le dan 1.400. En cuestión de horas, quizás minutos, ha ganado 400 acciones que se reparte al 50% con el propietario real de las mismas.
El estafador ha ganado 200 acciones sin exponer un solo céntimo, pero el capitalista gana 200 más y queda impune de una acción delictiva, en una estafa económica que está desestabilizando a los Bancos y a los propios países del mundo. Claro que lo que unos ganan, otros lo pierden. Todos no tienen tanta alegría y no es justo que quienes actúan con la verdad vayan a pique mientras los especuladores amasan fortunas ingentes. Algo habrá que hacer, digo yo. De todas formas la solución no es fácil puesto que el mercado de valores es libre y fiel indicador de la situación de los diferentes momentos por los que atraviesan las economías, pero siempre al servicio de los "listos" de turno.

Aquí el problema es que nada es perfecto y en este momento hay mucha gente que está perfectamente preparada para recrear situaciones ficticias en su propio beneficio. El conocimiento de la bolsa también está en manos de la delincuencia y lo que antes era el mejor barómetro del capital, se ha convertido en la mayor de las estafas, al servicio de los especuladores.
La crisis mundial es una cosa y la estafa en la que se ha convertido la Bolsa es otra muy distinta. Sin embargo la una influye en la otra y tendrán que ser los gobiernos del mundo quienes pongan freno a los desmanes de esta moderna delincuencia capaz de desestabilizar países y hundir empresas que, con información creada por las agencias y los corredores, valen lo que ellos quieren que valgan. La Bolsa no se inventó para eso, pero así está la cosa...

RAFAEL FABREGAT

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