26 de agosto de 2010

0141- LOS INCULTOS TAMBIEN PODEMOS ESCRIBIR.

Mal, pero podemos.
Ayer, buscando unos datos en Internet, descubrí el Blog de un conocido (porque decir amigo sería seguramente excesivo) de mi localidad. O sea, de Cabanes.
Naturalmente me interesé en la lectura de sus ideas y elucubraciones y pronto cerré la entrada asustado. Hijo de gente bien, con estudios y casado con una chica de buena familia, pronto quedó patente lo pulido de su léxico y lo rebuscado de su prosa. 
Como verán, también yo he tenido que buscar algunas palabras, no habituales en mi forma de escribir, para intentar explicarles el asunto y no desmerecer en mi exposición sobre los pormenores salidos de una pluma tan brillante. La diferencia es que yo he tenido que consultar el manual y el susodicho tiene de manera natural esta fina forma de escribir sin mirar en sitio alguno. 
Son la cosas del saber, ¡que no las del querer!
- Pero tú, Rafael -me dije- ¿Donde cojones te metes?... ¡Escribiendo cada día, si apenas te sacaste el Certificado de Estudios Primarios, en una época en la que apenas si habían unas máquinas de escribir sin cinta (con una de estas aprendí yo) y cuya letra, al presionar la tecla correspondiente, antes de golpear el papel iba a una almohadilla impregnada de tinta, para humedecerse del preciado líquido!.

¡Un tiempo en el que, en los colegios públicos, tan solo se enseñaba a cantar el Cara al sol por la mañana, el Ángelus a mediodía y el Rosario por las tardes. Eso sin contar el Mes de María durante todo el santo mes de Mayo...
- ¿Qué coño sabes tú de escribir?... ¿Hiciste, al menos, un curso de mecanografía? -me dice el subconsciente.
- Pues no, no. Es verdad, no sé nada... pero me distrae -me digo yo autodisculpándome.
Algunas veces, me ayuda a recordar cosas que me gusta recordar y a olvidar cosas que quisiera olvidar. Algún día, no muy lejano, dedicaré mi tiempo y mi limitada escritura a recordar, con pelos y señales, todo aquello que quisiera olvidar y no puedo, ¡quizás así lo consiga! -añade mi mente.
- Vale, vale, está bien. Haz lo que quieras. Has hecho tantas veces el ridículo que, total ¡una más o menos...! -responde mi otro yo, tan rebelde como siempre.

En fin, que visto lo pulido de la forma de escribir de mi conciudadano, empecé a dudar de si tenía que seguir o no.
- ¡Estás haciendo reír al personal!  
-pensé.
Un rato después, reflexionando sobre este asunto, fui condescendiente conmigo mismo y me dije que... ¡Yo escribo para mí y para los que son como yo, no para los que son como él!.
Esta reflexión me permitía, de un plumazo, seguir escribiendo y continuar estando orgulloso de ello.
- ¡Uf, que alivio! -pensé animado.
Total, que aquí me tienen. Escribiendo nuevamente mis chorradas, casi diarias. De vez en cuando, algún amigo, conocido, o misericordioso lector, me anima a seguir escribiendo. Es gasolina para mi depósito, lo que permite que mi motor no se pare y lo que me hace perseverar en esta distracción que no pretende otra cosa que ocupar el mucho tiempo disponible.

Gracias a todos por su interés y hasta siempre. Bueno, lo de siempre es un decir...
¡Siempre que no me dejen salir de casa y no haya setas que buscar...!
- Vale, vale. Ya sé que con esta "prisión domiciliaria" que nos han impuesto, es de locos hacerlo pero... ¡En fin, ya veremos!.
De todas formas si, mientras tanto, alguien quiere apostar que mañana ceno revuelto de setas, que me llame y oferte las chuletas en el doble de proporción y que ponga los huevos necesarios... ¡los de gallina, claro!. Una buena botella de vino blanco, tampoco estorbaría. En cuanto a la foto de la chica... Para los que no me conozcan; no, no soy yo. Un servidor es un tío, viejo chocho y feo además.

RAFAEL FABREGAT

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