El rey Shuruppak advierte a su hijo Ziusudra que no construya su casa cerca de plaza o espacio público, pues el ruido le molestará cuando este viejo o enfermo y que vele por las cosas de la tierra, puesto que el cielo queda muy lejos. Sabias palabras sin duda de un rey legendario y al parecer antidiluviano, que mostraba a su hijo la prudente forma de comportarse con su vida y sus semejantes. Fuente de sabiduría que educaba a su hijo predilecto. Shuruppak era también el nombre de este antiguo reino, llamado por sus fértiles tierras el granero de Mesopotamia. Todo este saber llegó a nuestro alcance gracias al hallazgo de unas tablillas con escritura cuneiforme del III milenio a.C. encontradas en las ruinas del palacio de Senaquerib. Una vez más la arqueología nos muestra datos históricos lejanos que posteriormente cada cual interpreta desde diferentes puntos de vista.
Otras tablillas de la misma procedencia narran el hecho de una inundación extraordinaria, que bien podría referirse al Diluvio Universal, descrito en la Biblia. Nadie duda pues de la realidad de aquella inundación y de la actitud salvadora de Ziusudra, hijo de Shuruppak que la Biblia identifica con el nombre de Noé. Ya los antiguos sumerios conservaban el recuerdo de un gran diluvio. No cabe duda pues que aquellas gentes ya tenían como cierto el hecho de la gran inundación y lo fueron transmitiendo de generación en generación, primero oralmente y posteriormente esculpido en la piedra y en tablillas de barro, a partir del florecimiento de la escritura cuneiforme. El Museo Británico conserva dos tablillas de 1646 a.C. que narran el Diluvio y la construcción de una barca por parte de Ziusudra que le permitió sobrevivir. En la lista de los reyes sumerios consta Ziusudra como rey de la ciudad babilónica de Shuruppak hacia el año 2.900 a.C.
La mención más antigua de un personaje bíblico es la de Noé, que se corresponde con la figura salvadora de Ziusudra. La diferencia es entender el pasado desde un punto de vista arqueológico, o bien hacerlo desde el punto de vista bíblico-religioso. La arqueología carece de valores morales y/o religiosos y se ciñe única y exclusivamente a las pruebas encontradas y a la interpretación de las mismas, que también pueden ser erróneas, pero siempre independientes. El Diluvio Universal es una leyenda muy lejana en el tiempo, con grandes posibilidades de que tenga visos de una realidad parcial que poco o nada tenga que ver con lo que la Biblia nos cuenta. Ni siquiera la moderna arqueología puede bucear en aguas tan profundas.
RAFAEL FABREGAT
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