26 de diciembre de 2015

1969- DESTROZAR ESPAÑA.

Algunos políticos parece que no se han enterado. Lo que el electorado les ha confiado con su voto, no es la forma de destrozar España, sino la forma de engrandecerla y al mismo tiempo de mejorar en lo posible la vida de todos los que vivimos en ella. Al menos la mayoría, no buscamos venganzas ni represalias ante los que no han sabido gobernar mejor. Tampoco de los que de forma descarada han mermado las arcas públicas y con ello el bienestar de quienes las han engordado con el pago de sus impuestos. Los desalmados, primero que devuelvan lo ilegalmente tomado y después que abandonen para siempre todo cargo público. Con eso ya nos damos por satisfechos.

Ahora, aprovechando los vientos favorables que nos llegan de la mano del aumento del turismo y de la bajada de los carburantes, de lo que se trata es que los políticos salidos de las urnas manejen el poder que les hemos confiado para engrandecer a España y para sacarnos a todos de forma definitiva de la miseria de tiempos pasados y presentes. Que mejoren especialmente la sanidad, la educación y los sueldos y pensiones por debajo de los 1000 euros mensuales. Nada de dimes y diretes, nada de politiqueos que a nada bueno conllevan. Por todos nosotros y también por ellos mismos, debe buscarse el consenso y la gobernabilidad. No tener altura de miras es tentar al diablo.


Basta ya de dardos envenenados que son el hazmerreír del mundo y muy en especial de los que se congratulan con la ruina de los demás. El mundo está plagado de mala gente y, lejos de darles alas, es obligación de nuestros políticos acallar sus lenguas viperinas con el ejemplo de un consenso que facilite un mandato favorable. El "tú más" no es bueno para nadie, ni lleva a parte alguna. El sentido de estado es la moderación. Aproximarse al punto central es con toda seguridad lo que demandan la mayor parte de los españoles. Conscientes de que los extremismos solo trajeron desgracia, los españoles solo pedimos justicia, paz y trabajo.


No somos amantes de aventuras y lo que no les perdonaríamos jamás es que se destroce España. Fue demasiada la sangre que corrió por esta bendita tierra, buscando la unión de antiguos reinos, para que cuatro desalmados pretendan destrozarla de nuevo. Eso jamás. No olvidemos que nuestros antepasados lucharon por esta unión territorial, dejándose sangre, sudor y lágrimas en el camino. Con el paso de los años, la situación favorable de unas partes del territorio hizo que el bienestar no fuera el mismo en todas ellas, pero las que crecieron más lo hicieron con el trabajo y el sudor de aquellas manos que emigraron al quedar desfavorecidas. Nadie pues tiene derecho a reclamar mejor parte de la que disfruta su hermano de sangre. 

No nos dejemos engañar por las algaradas de cuatro politiquillos corruptos que solo buscan medrar y menos aún apoyarles en una aventura que solo busca la ruptura y la escisión de una parte de nuestra patria. No se trata de pedir peras al olmo. Nuestro país es lo que es gracias al esfuerzo de nuestros antepasados y al nuestro propio. Por lo tanto pedimos dejarlo a nuestros hijos igual o mejor de lo que estaba cuando lo recibimos de nuestros mayores. Ya estamos cansados de que algunos políticos solo busquen su propio interés y no el de los ciudadanos que los situaron en el poder. Basta ya de tanto afán de protagonismo y que empiecen a luchar por nuestro país, que también es el suyo.

RAFAEL FABREGAT

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