8 de junio de 2015

1783- LA HAMBURGUESA PREHISTÓRICA.

Es el caso que la "comida basura", propia del mundo actual y que en muchas partes del planeta constituye toda una novedad, ha resultado ser uno de los platos más antiguos que se conocen. No importa donde vivas, ni cual sea tu nivel económico, la típica hamburguesa está presente en cualquier parte del mundo, seas multimillonario o un triste desarrapado. Naturalmente a la hora de sentarse a la mesa cada país tiene sus costumbres autóctonas, solo faltaría, pero esto no impide que las franquicias de Mac Donald, Burger King, etc. estén a disposición de cualquiera en todas las partes del mundo. Para muchos zonas esto constituye toda una "novedad", no conocida tres décadas atrás, pero de nuevo no tiene nada.


El "invento" ha pegado fuerte porque gusta a todo el mundo. En principio parecía, así lo pensamos muchos, que esto de las hamburguesas, perritos calientes, etc. era invento de los Estado Unidos de América, pioneros en casi todo, pero ahora sabemos que de eso nada de nada. Dos mil años antes de que existieran los Estados Unidos, la hamburguesa ya estaba inventada. La hamburguesa tiene una procedencia oriental que, poco a poco ha ido occidentalizándose. En principio las tribus tártaras ya reservaban la carne más dura y de más baja calidad del ganado que sacrificaban para machacarla y especiarla, preparando con ella los famosos filetes tártaros o rusos que después pasaron a los restaurantes.


La hamburguesa que conocemos actualmente procede de la Alemania del siglo XIV, que supo aprovechar los antecedentes del filete tártaro para elaborar esta carne de baja calidad con el obligado aderezo de especias y que constituía la comida de los pobres. 
Su nombre proviene justamente de la ciudad de Hamburgo, lugar desde el que se extendió primeramente al Reino Unido y Norteamérica y posteriormente al resto del mundo. 
Pasada la receta a Inglaterra, su principal espaldarazo lo propició el doctor en dietética J.H.Salisbury que recomendó vivamente su ingesta porque, al tratarse de carne triturada, se facilitaba la digestión de la misma.


Como todos sabemos el boom definitivo de este plato se produjo muchos años después al llegar a Norteamérica en la segunda mitad del siglo XIX. En la Exposición Mundial de Saint Louis del año 1904, en el Estado americano de Misuri, la famosa hamburguesa fue el medio empleado para poder ofrecer una comida rápida y caliente a los miles de personas que acudieron a ver la exposición. A tal efecto, numerosos stands ofrecían al visitante la cerveza fresca y la demandada hamburguesa que constituía para muchos toda una novedad y un manjar excelente. 


Para dar un toque simpático a su demanda, la hamburguesa se puede perdir acompañada de todo tipo de ingredientes y tamaño a voluntad: individual, para dos, o para compartir con coda una Compañía Militar del 5º de Caballería. 
Fue la catapulta que le faltaba para adueñarse del mercado norteamericano y plataforma de lanzamiento a nivel mundial. Buena, barata y simpática para comer con tus amigos.
Sin embargo, tal como decíamos al principio, la hamburguesa hacía muchos siglos que estaba inventada ya que, 2.500 años antes de los tártaros mongoles del siglo V picaran aquellas partes de más baja calidad para hacer hamburguesas, los egipcios ya hacían otro tanto. 


A principios del siglo XX y en el país del Nilo, bajo las cálidas arenas del desierto se descubría una tumba egipcia prácticamente intacta. 
Entre el exiguo tesoro y los pertrechos que acompañaban a la momia, había diferentes recipientes con alimentos para su vida en el más allá y entre ellos tortas de pan partidas por la mitad, en cuyo interior había un pastel de carne horneado cuatro mil años atrás. 
No lleva ketchup, mostaza, ni pepinillos pero es sin duda una de las primeras hamburguesas que vieron la luz. No somos por tanto inventores de nada, sino transformadores de todo.

RAFAEL FABREGAT

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