19 de junio de 2015

1796- NABUCODONOSOR II.

Nabucodonosor II (630-562 a.C.) pasó a la Historia por muchas cosas, pero especialmente por ser el constructor de los famosos "Jardines colgantes de Babilonia", una de las siete maravillas del mundo antiguo que no hemos podido conocer más que en estado de ruinas irreconocibles. Cuando Alejandro Magno llegó a la ciudad en el siglo IV a.C. los citados jardines ya estaban abandonados y parcialmente en ruinas. Sin embargo su destrucción definitiva se produjo hacia el 125 a.C., tras la conquista de Babilonia por los partos de Fraates II y ya reinando en ese momento su sucesor Ardabán I. Al igual que su tío Fraates II murió en lucha contra los Tocarios de Bactriana.


Nabucodonosor II, hijo mayor y sucesor de Nabopolasar es sin duda el más conocido de los gobernantes de la dinastía caldea de Babilonia. Famoso por los citados jardines, pero también por la conquista de Judá y del propio Jerusalén. En el actual Iraq su imagen es ensalzada como líder histórico, no así en la historia judía y en la propia Biblia, donde aparece como gobernante perverso y maligno, debido a la destrucción del Templo de Jerusalén en el 587 a.C., además del hecho de llevarse cautivos a gran parte de los habitantes de Judá. Según la Biblia (Jeremías 52:28) fueron alrededor de 4.600 prisioneros, una cifra descomunal para la época. Solo quedaron viejos y niños, paralizándose el país durante varios lustros.


Luchador y gobernante inteligente Nabucodonosor II venció a los Cimerios y a los Escitas pero, teniendo al norte al valeroso reino de los Medos, pidió la mano de Amuhia, la hija del rey medo y fruto de su matrimonio aseguró el reino y la paz con el poderoso vecino. También castigó a Egipto y dominó Fenicia, hecho lo cual se dedicó a su pasión constructiva. Templos, canales, reservas de agua, acueductos, palacios, jardines, puentes y triples muros que convirtieron la capital una de las maravillas del mundo y objetivo inexpugnable para sus enemigos. La mayor parte de los cautivos apresados durante las guerras fueron destinados a estas obras faraónicas.


En su conquista de Jerusalén y Judá, Nabucodonosor II se llevó a Babilonia al propio rey Jeconías y al profeta Ezequiel, además de 3.023 judíos y 832 habitantes de Jerusalén, aunque tanto el rey como el profeta marcharon voluntariamente al exilio. Por su parte, un tiempo después su capitán Nebuzadarán se llevó otros 745 judíos más, 4.600 en total. Los judíos estuvieron cautivos durante 49 años. Cuando el rey persa Ciro el Grande conquistó Babilonia el año 537, liberó y autorizó a los israelitas supervivientes a regresar a su tierra de Judá. Claro que para entonces un 80% de los cautivos ya había muerto, por la dureza de los trabajos forzados o simplemente por la edad.

RAFAEL FABREGAT

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