20 de octubre de 2013

1162- LOS INDIOS CHEROQUI.

¡Ay, pobres ilusos!. La llamada civilización occidental norteamericana se cree el ombligo del mundo, abanderados de la paz e inventores de la Democracia cuando, ya 800 años atrás, esta forma de gobernar estaba plenamente instaurada entre la tribu de los indios Cheroqui. 
¿Que dirían los "padres de la democracia norteamericana" ante semejante afirmación?. 
Pues bien, digan lo que digan, parece ser que los Cheroqui ya vivían en democracia desde muchos siglos atrás. 
Además de un profundo respeto a la Madre Tierra vivían con temor a sus dioses y con un gran sentido de justicia. Las mujeres cheroqui elegían a los jefes de las tribus y lo hacían según su capacidad de mantener la paz y prosperidad de su pueblo. 
No es pues verdad lo que algunos historiadores escribieron sobre la docilidad del pueblo cheroqui, en base a la facilidad con la que adoptaron la forma de gobierno impuesta por los colonos, puesto que ellos ya vivían de ese modo muchos siglos antes. 

La tribu más grande de Norteamérica, hoy con 700.000 indivíduos, ocupaban inicialmente el sudeste de los Estados Unidos pero "los blancos", ganadores de la Guerra de la Independencia Estadounidense, incumplieron repetidas veces sus tratados con ellos y hacia el año 1.800  fueron empujados 
finalmente a abandonar los territorios de su antigua nación. Inicialmente se instalaron en St. Francis y en White River pero, debido al gran número de indivíduos, el gobierno estadounidense les instaló finalmente en una reserva ubicada en Arkansas. El descontento por la expoliación hizo que aquellos primeros años se produjeran algunos ataques a los asentamientos de colonos lo que provocó en 1.820 su nueva expulsión, esta vez a tierras de Oklahoma. 

Alrededor del año 1.828 los cheroquis se dividieron. Mientras unos acataron las órdenes recibidas del gobierno estadounidense y marcharon a Oklahoma, otros se quedaron en Arkansas desafiando su autoridad. Los cheroqui que marcharon a la nueva reserva de Oklahoma suspendieron su Deuda de Sangre con aquellos que quedaron en Arkansas y esto les enfureció más si cabe provocando una guerra entre cheroquis que duró 15 años. En 1.848 un grupo de ellos marchó a California buscando nuevas tierras donde establecerse. Este viaje, al parecer baldío, denominó la ruta como Senda Cheroqui. El grupo regresó al año siguiente haciendo el camino inverso, detectando sedimentos de oro en los afluentes de South Platte. Aunque el hallazgo no tuvo entonces mayor interés, una década después (1859) pasaría a ser punto importante de la Fiebre del Oro en Colorado. 

Desde principios del siglo XX los cheroqui de Arkansas piden ser considerados una tribu federal, con todos los derechos y obligaciones derivados de tal consideración, pero el gobierno ha ignorado siempre esta solicitud. Por el contrario, en un clima de total entendimiento, los Estados Unidos y los cheroqui de Oklahoma redactaron en 1.975 la Constitución de la Nación Cheroqui de Okalhoma y en 1.999 fue corregida esta denominación que actualmente se llama Nación Chéroqui a secas. Está clara, una vez más, la inconveniencia de luchar contra el poderoso, pues la práctica nos dice que vale más ser cola de león que cabeza de ratón. Contra mayores no vayas, dice el refranero popular, pero cada cual es como es y poco puede hacerse para evitarlo.

Para finalizar con buen sabor de boca contaremos el rito que convertía a los jóvenes cheroqui en hombres dignos de pertenecer a la tribu. La prueba consistía en internar al bosque al muchacho, con los ojos vendados, solo y desarmado. El resultado de la prueba era positivo siempre y cuando no se quitara la venda de los ojos, a pesar de los numerosos peligros que allí podían acontecer.  Se trataba también de una gran experiencia de amor entre padres e hijos puesto que, cuando se vislumbraba a través de la venda la claridad del día y el joven aspirante podía quitarse la venda, veía que a su lado estaba su padre que había velado toda la noche por su seguridad. El aspirante nunca había estado solo pues su padre se encontraba a su lado, presto a evitarle cualquier peligro que lo acechase. Era una prueba de amor y de valentía que, naturalmente, debía mantenerse en secreto a fin de no influir en el resultado de otros jóvenes aspirantes.

RAFAEL FABREGAT

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