Libertad toda, pero sin limitar la de los demás. Porque cuando, con el uso de tu libertad, coartas la de los demás... es que te has pasado. España no se toca, porque es de todos los españoles y al que no lo entiende, o no quiere entenderlo, ¡que le den...! Y de toda esta problemática tienen la culpa los políticos. Los de izquierdas y los de derechas. Los de aquí y los de allá. Miserables, chupópteros todos, que no sirven ni para tacos de escopeta. En las próximas elecciones les va a votar su p. madre. ¡Holgazanes!. Me he pasado, ¿verdad?. Pues no he dicho ni la décima parte de lo que pienso. Yo, la verdad, no entiendo como es posible que la gente no se dé cuenta de tanta inoperancia.
La cosa ya empezó con Felipe González que, equivocando la inteligencia de Jordi Pujol, creía tener controlado al "president" y a sus huestes, cuando aquello no era más que el primer brote que surgía del bien abonado vivero catalanista. No lo hizo mejor José María Aznar que, en su endiosamiento, incluso ensayaba el idioma catalán en la intimidad de su familia, buscando la conquista amigable de las tierras del usurpador Guifredo. La gota que colmó el vaso la puso José Luís Zapatero, un imbécil de tomo y lomo que pasaba su mano por el lomo de los indeseables buscando su favor, al tiempo que permitía que el 80% de la recaudación del IRPF llegase a manos del Estado directamente de los bolsillos de los asalariados. ¡No hay crisis, no hay crisis!. Y mientras tanto, los bancos frotándose las manos. ¡Vaya socialista!. ¿Donde se ha visto eso?.
Ahora Mariano Rajoy, con un gobierno de derechas y operando con mayoría absoluta, más de lo mismo. Rezando el rosario mientras la gente se calienta la sangre hasta el punto de ebullición. Mientras él se ríe de los catalanes, que piden la independencia y pasa olímpicamente de sus algaradas. Ellos calientan ánimos y motores en contra de la unidad nacional y rompen la tranquilidad por la que abogamos el resto de españoles. Porque somos gran mayoría quienes entendemos que España somos todos y que, si alguien quiere organizar un referéndum, que lo haga a nivel nacional y lo pague de su bolsillo. No vale preguntar solamente a los independentistas. En primer lugar porque ya sabemos la respuesta y en segundo lugar porque el resto de españoles también queremos opinar y tenemos derecho a ello.
¡Otro que no para de rezar!.
- Que dure, que dure, amén.
Los independentistas catalanes saben perfectamente que España no dejará que ninguna oveja se marche del redil pero, ¡como nadie pone zancadillas al rebaño...!
Mientras el carro marcha, hace ruido y ellos se crecen.
Para colmo de despropósitos "Rubalcaba se ha muerto" y, ante la pérdida de votantes que están teniendo últimamente los partidos nacionalistas de derechas, también éstos se están agarrando al carro del "sol que más calienta".
Los dirigentes de ERC saben que no puede haber afinidad alguna con el partido que lidera Mas, pero ellos no tienen nada que perder y con todo el río revuelto... ganancia de pescadores.
Claro que el pescado extra que recojan será el que pierda el PSC y no de la gente de derechas.
Mientras tanto Artur Mas, bailando con la más fea.
Se ve que no salió tan listo como su padre...
Artur Mas no lo ve claro. ¿Serán las gafas que están sucias, o el lastre que tiene detrás? ¡Ay Señor...! Es todo tan obvio que solo basta pensar un poco para dejar de sufrir pero, ¿por qué dejar a los gamberros revolucionarios que lleguen tan lejos?. Ya sabemos que ellos estas cosas las solucionan llamando fascistas a todos los que se pongan en su camino pero a palabras necias oídos sordos. Ellos saben perfectamente que piden lo que no pueden pedir y lo que no se les va a conceder pero, mientras tanto, marean la perdiz y viven como dioses sin trabajar. Lo único lamentable son estas gentes, miserables como todos nosotros que, ajenas a las maniobras de esta gentuza, salen a la calle (o al Camp Nou) y corean sus consignas sin darse cuenta que todo es una farsa para vivir del cuento. Pero, claro, no podemos hacer nada, porque no hay mayor ciego que el que no quiere ver...
RAFAEL FABREGAT
Artur Mas no lo ve claro. ¿Serán las gafas que están sucias, o el lastre que tiene detrás? ¡Ay Señor...! Es todo tan obvio que solo basta pensar un poco para dejar de sufrir pero, ¿por qué dejar a los gamberros revolucionarios que lleguen tan lejos?. Ya sabemos que ellos estas cosas las solucionan llamando fascistas a todos los que se pongan en su camino pero a palabras necias oídos sordos. Ellos saben perfectamente que piden lo que no pueden pedir y lo que no se les va a conceder pero, mientras tanto, marean la perdiz y viven como dioses sin trabajar. Lo único lamentable son estas gentes, miserables como todos nosotros que, ajenas a las maniobras de esta gentuza, salen a la calle (o al Camp Nou) y corean sus consignas sin darse cuenta que todo es una farsa para vivir del cuento. Pero, claro, no podemos hacer nada, porque no hay mayor ciego que el que no quiere ver...
RAFAEL FABREGAT
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