26 de marzo de 2012

0641- LOS QUE ESTÉN BIEN, QUE NO SE MUEVAN.

Ayer hubo elecciones autonómicas en Asturias y en Andalucía. A pesar de un pasado claramente izquierdista
(minería, astilleros, etc.) en este momento los astures tuvieron dudas y depositaron buena parte de sus votos en la derecha, pero no los suficientes para dar mayoría a FAC (12) o a PP (10) ni aún en el caso de pacto entre ellos. Hay un 13º escaño para FAC que no está totalmente afianzado y que
depende del voto emigrante que se conocerá el miércoles 28 de Marzo.
El partido más votado es el PSOE, pero solo ha sacado 16 de los 45 escaños autonómicos. La unión con IU que tiene 5 sumaría 21 por lo que tampoco son suficientes para gobernar. En el caso de que el escaño a determinar por el voto emigrante cayera en manos del PSOE (17) sumarían también 22 y sería UPyD quien tendría la llave de Asturias.
Estas presiones no existen en Andalucía donde, a pesar de ganar las elecciones el PP con un resultado jamás alcanzado, los votos de los socialistas y los de Izquierda Unida suman sobradamente la mayoría suficiente para gobernar con holgura la región andaluza.

Aunque el espinazo sobresalga mucho, parece ser que se va muy cómodo sentado sobre los lomos de un burro. La prueba es que quien se sube al mencionado animal ya no quiere jamás apearse del mismo y si tienen dudas, ahí está la foto. La coyuntura actual y el gobierno del Estado en manos del PP, han propiciado que más de uno se haya planteado el cambio del voto hacia la derecha con el fin de intentar que se produzcan esos cambios tan deseados por algunos votantes. No obstante treinta años de socialismo en Andalucía dan para mucho. Son muchas los estómagos agradecidos y aunque la corrupción haya salpicado a quienes se creían -y seguirán creyéndose- dueños de esta región, es difícil hacer que el votante cambie el sentido de su voto hacia una aventura de resultado incierto. Todos aquellos acostumbrados a vivir del cuento durante tantos lustros, no quieren aventuras, sino procurar que esto dure eternamente. Y mientras tanto, los hijos relevan a los padres y éstos a los abuelos sin que, como se dice al principio, nadie se baje del burro.

Visto lo visto, aunque el candidato Arenas (PP) haya ganado por mayoría las elecciones, será Griñán (PSOE) quien presidirá el gobierno andaluz. La campaña de Valderas (IU) encaminada a instaurar entre los votantes el miedo a la pérdida de protección social, en el caso de que ganasen los populares, dio los frutos esperados y es justamente este partido -totalmente eufórico y con razón- el que tiene en sus manos el cerrojo que permitirá al PSOE gobernar, aunque atendiendo alguna de sus muchas demandas. El hecho de que los socialistas usaran el dinero de los ERE para llenar sus bolsillos, no ha ejercido el peso suficiente como para hacer que los culpables aparten sus manos de la caja. Y es que, como se ha dicho anteriormente, más que la caja virtual la que mira el votante es la suya propia.

Como de costumbre en política no hay nunca perdedores, o al menos así lo dicen ellos. Finalizado el escrutinio, Javier Arenas se presentó ante los andaluces agradecido por el éxito logrado; porque éxito era obtener la mayoría en un feudo socialista.
De todas formas la procesión iría por dentro, pues la sombra de los pactos sobrevolaba la sala y el candidato ganador de las elecciones sabía que esa batalla la tenía perdida. No haber mayorías absolutas, IU era el cerrojo que daría el gobierno a los socialistas y formar gobierno era totalmente imposible para el Partido Popular. La afinidad lógica y natural de la izquierda, obliga a IU a pactar con el PSOE y no con los populares. Una vez más no gobierna quien gana, sino quien más escaños logra reunir tras los pactos de rigor.

Temerosos hasta el último minuto de perder las elecciones, el candidato del PSOE (Griñán) saluda eufórico a sus afines al conocerse los resultados. A pesar de haber perdido las elecciones y una importante cantidad de votos -650.000- la insuficiente victoria de Arenas da la llave a los socialistas que, pactando con Izquierda Unida, tendrán el control absoluto del gobierno de Andalucía. Sorprendidos, los miembros del PSOE no podían dar crédito. Perfectamente conocedores del fraude de los ERES y de la gran
indignación que este hecho había despertado entre los votantes, la pérdida de su principal feudo se preveía inminente. Sin embargo, se equivocaron. El dominio de Andalucía, que es lo que cuenta para ellos, sigue estando a buen recaudo. Si la corrupción demostrada no es motivo suficientes para castigarles, está claro que en esta región no son cambios lo que quieren. Como bien decía el eslogan del PSOE, ellos son "el camino seguro" de quienes quieren seguir como están. Y es que el refranero popular no ofrece dudas:
"El que esté bien, que no se mueva..."

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