Tras la pandemia del Covid19, hoy estrenamos en España la FASE-3, aquella que nos permite a cada uno de nosotros circular por toda la Comunidad Autónoma y reunirnos casi sin restricciones en bares y restaurantes así como tomar el sol en la playa y el baño si nos apetece. Parece una tontería, pero nada de eso estaba autorizado hasta ahora y van ya tres meses desde la llegada de la pandemia. Hoy, por primera vez desde el confinamiento impuesto por el Gobierno, he tenido el gusto de ver y hablar un ratito con uno de mis familiares más apreciados en el Rte. Navarrete, al que vamos cada día a almorzar. Se trata de mi "tío segundo" Federico Bellés, primo hermano de mi madre, (el tío Nelo, padre de Federico y mi abuela materna eran hermanos) al que unos le llaman "el ferré", por su oficio y otros "el Pardo" por apodo familiar. ¡Qué suerte!. Otros como yo, descendientes también de la misma familia, jamás fueron nombrados "Pardos". No pasa nada, pero así son las cosas. Curiosamente ninguno de sus hijos fueron llamados ni "pardos" ni "ferrés", ni tan siquiera su hijo mayor que ha sido el heredero del negocio y sin embargo si le han llamado siempre "la ferrera" a su única hija (Maite), que apenas tuvo contacto con el negocio.
Bueno, ya sé que este tema no interesará lo más mínimo a mis lectores, pero imagino que algún día tendré derecho a escribir para mí y este es uno de esos días. La armonía y cariño entre la familia de Federico Bellés y la mía ha estado ahí, siempre presente, hasta el punto de ser esta persona el único invitado a mi Primera Comunión y eso que él tenía dos hermanos más a los que también he profesado siempre una gran estima. No nos hemos abrazado, ni falta que hace, pero ambos sabemos que el lazo que nos une estará presente hasta el final de nuestros días.
Me comunicaba Federico que me había hecho llegar por Wassap una foto que nos une un poco más, pero yo no la había recibido. Ambos sabemos ya por qué, pues tenía mal anotado mi número de teléfono. Se trataba de que en el Barranc de Ritxer o de Les Santes, han puesto unas indicaciones del camino que va y viene de la Pobla Tornesa al hermitorio de Les Santes, indicando que pasa por "el Racó dels Pardos". Una mención que a nosotros nos llena de orgullo.
Sin ningún pozo de interés que abasteciera las necesidades hídricas de Cabanes, el año 1925 alguien se propuso acabar con esta precariedad y lo hizo buscando un manantial que pusiera fin a esta apurada situación local. Investigado todo el término municipal solo un manantial cumplía las expectativas en cuando a cantidad y calidad del agua.
En el Barranc de Ritxer o de Les Santes vivía una humilde familia que tenía asegurado hasta entonces este recurso. Estaban apodados "Els Pardos" y eran propietarios de una gran finca, mayormente de monte bajo y pinar, situada a la umbría del Monte Bartolo. La tierra de labor no era de gran extensión, pero esta familia tenía dentro de la finca un manantial de agua excelente y todo cuanto sembraban tenía asegurada su producción y nada les faltaba. Tanto era así que, con el excedente de sus cosechas, incluso llegaron a comprar dos casas en el pueblo.
Un día se presentaron en la pequeña masía de la "familia dels Pardos" las autoridades locales para solicitarle la donación de dicha agua para los intereses de los vecinos de la localidad, respondiendo el matrimonio que cederían gustosos el excedente pero no el manantial completo. No valieron los razonamientos de los propietarios, puesto que nadie podía saber cual sería ese excedente. Había que darlo todo, aún a riesgo de morir toda la familia de hambre, puesto que en aquellos tiempos las autoridades mandaban más que nunca. Era darlo o perderlo. Mis abuelos optaron por cederlo, puesto que igualmente lo hubieran cogido, pero jamás hubo mención a dicha donación. Era tanta la sed que Cabanes sufría que, de entonces a esta parte y cada 25 años, se ha celebrado la "Traída de Aguas" (25-9-1925), las "Bodas de Plata" (1950), las "Bodas de Oro" (1975) y las que han seguido (2000) y seguirán después. Las próximas, nada menos que "el Centenario" será el 25 de Septiembre del año 2025.
En todas esas celebraciones, ni una sola palabra de agradecimiento a la "Familia dels Pardos", ni una reseña sobre el origen del agua que tanta sed apagó. A partir de aquella fecha la gente iba incluso con la ropa limpia y si alguien quedaba con olor a sudor y suciedad, era simplemente porque se trataba de elementos a quienes la limpieza era considerada como algo innecesario y poco sano incluso. No debemos culparles por ello, puesto que el no lavarse era algo que había nacido con ellos. No estaba en su cultura el hecho de lavarse ni siquiera la cara por las mañanas. Incluso las legañas de una noche de insomnio eran para ellos algo habitual y justificado. Bueno, pues nada. Para una vez que alguien se ha acordado que allí hay una finca llamada "de la Familia dels Pardos" y llega mi "tío" Federico que orgulloso me manda un wassap con la foto de dicho cartel indicador y no me llega por tener el número equivocado. En fin, mucho después pero por fin me ha llegado y arriba está para información de los viandantes y orgullo para quienes pertenecemos a esta histórica familia. De bien nacidos es ser agradecidos y aunque todos tenemos enemigos, "els Pardos" somos gente de bien, gente que nunca busca el mal de nadie. Gracias pues a quien ha tenido la idea de incluir en dichos indicadores el nombre del paraje por donde pasa tan histórico camino de hermanamiento entre Cabanes y la Pobla Tornesa.
RAFAEL FABREGAT
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