9 de diciembre de 2019

2919- LA NOCHE DE BODAS DE CARLOS III.

Isabel de Farnesio.
Isabel de Farnesio, segunda esposa de Felipe V, quería saberlo todo y de primera mano, pero no vamos a internarnos en el relato sin antes decir que su esposo tuvo otros dos hijos varones con su primera mujer María Luisa Gabriela de Saboya. Se llamaban Luis y Fernando. En realidad fueron cuatro pero dos murieron en la infancia. 
Con apenas 25 años María Luisa, la primera esposa de Felipe V, 
murió de tuberculosis y ocho meses después el rey contraía segundas nupcias con Isabel de Farnesio. 
Tras varios episodios depresivos Felipe V abdicó en 1924 en favor de su primer hijo Luis I pero éste murió unos meses después y, aunque correspondía que fuera entonces su hermano Fernando VI quien reinara, Isabel de Farnesio presionó a Felipe V para que recuperara el trono, siendo más ella que él quien gobernaría España, hasta que finalmente el 9 de Julio de 1746 Felipe V abandonaría este mundo. Mucho antes, en 1931, el rey ya le había otorgado a Carlos III, su primogénito con Isabel de Farnesio, los territorios de Nápoles y Sicilia, guardando el trono de España para los hijos habidos con María Luísa. 

María Amalia de Saboya.
Unos años después de la cesión de los territorios italianos, Carlos III contraía matrimonio con María Amalia de Sajonia de 13 años. Se habían casado el 9 de Mayo de 1738 por poderes, como era habitual en aquellos tiempos. Una época en la que la salud de Felipe V estaba ya muy deteriorada pero aún suficiente para que tanto el rey como Isabel de Farnesio intentaran controlar a la joven pareja, a la que habían otorgado los territorios de Italia, mientras ellos permanecían en España. Muy inquisidora, la reina madre quiso saber en todo momento como fructificaba la relación marital de su hijo y a tal efecto pidió que la informara de todos los pormenores. Por experiencia propia sabía que la esposa de su hijo podía influir en los diferentes asuntos de estado, efectos inevitables de compartir cama, y ella quería estar al tanto de cuanto sucediera.

Carlos III de España.
No muy bien parecido, de nariz prominente y físicamente enclenque, Carlos III suplía su escasa gracia natural con un carácter sencillo y cariñoso, de moral muy estricta y apegado en cierta manera a las faldas de su madre y protectora, pero también a las de su esposa de la que estaba muy enamorado.
Que Carlos III se mostrara dispuesto a satisfacer la curiosidad de su madre, solo se explica por su juventud o por la mentalidad de la época. 
La pareja tardó casi un mes en conocerse en persona pero ya en ese primer encuentro, cerca de Milán donde el joven rey fue a esperarla, la noche de boda se desarrolló al completo, pues Carlos III quedó prendado de ella desde el primer instante. 
Para el monarca su esposa era mucho más hermosa de lo que aparentaba en el retrato que le habían enviado y su carácter le pareció el de un verdadero ángel. También ella escribió a sus padres para decirles que había encontrado en su esposo tanto amor que la obligaba a complacerle para siempre.
Así estaban las cosas cuando, desde España, Isabel de Farnesió y el delicado Felipe V le pidieron a su hijo que les contara si su matrimonio había sido ya consumado y si la esposa había sido de su agrado. 

Carlos III, María Amalia de Saboya y sus hijos.
Carlos III no dudó en contestar rápidamente para satisfacer el interés de sus padres, haciendo una minuciosa narración de su primera experiencia sexual... "No me desagrada esta demanda de unos padres que me hablan a las claras. Ellos saben bien que, algunas veces, las jovencitas no son tan fáciles y, con estos calores, yo tendría que ahorrar fuerzas..."
"Obedeciendo a VVMM les informo que me contengo y solo realizamos el acto un par de veces entre el día y la noche, para no acabar derrengado... El primer día que me reuní con mi esposa en Portella me subí con ella a la silla de postas y hablamos amorosamente hasta Gaeta donde paramos para pasar la noche. Aunque teníamos muchas ganas, entre unas cosas y otras no pudimos hacer nada hasta después de la cena. A las nueve nos acostamos temblando los dos pero nos pusimos a besarnos. Yo estuve listo enseguida y empecé y en menos de un cuarto de hora la rompí pero en esta ocasión no derramamos ninguno de los dos. Más tarde, hacia las tres de la mañana, volví a empezar y entonces si que derramamos los dos y al mismo tiempo. Así hemos seguido hasta hoy, dos veces al día y siempre derramando los dos a la vez como VVMM me aconsejaron que hiciera, esperando el uno al otro".

Felipe V.
Repondiendo a esta explícita carta los padres de Carlos III se congratulan de lo que el hijo les cuenta y se interesan por saber si su adolescente esposa ya tiene el periodo y si, por lo tanto, puden hacerles abuelos en breve, a lo que el monarca responde:
"...Diré a VVMM que todavía no lo tiene pero, según las apariencias no tardará en tenerlo, lo cual espero en Dios, la Virgen y San José".
Contrariamente a lo que era normal en aquellos tiempos, Carlos y María Amalia siempre durmieron en la misma cama. Resultado de ello fueron catorce hijos, de los cuales solo siete llegaron a adultos, entre ellos el heredero del trono Carlos IV. A la muerte de Felipe V, según el embajador francés "por agotamiento crónico, debido al uso excesivo que hace de la reina", Fernando VI subió al trono con 33 años y su primera orden fue la marcha de su madrastra del palacio real y posterior destierro de Madrid. 

Sepulcro de Felipe V e Isabel de Farnesio.
La esposa de Fernando VI murió en 1758, doce años después de haber sido nombrada reina de España y sin haber tenido descendencia, Fernando VI se trastornó de tal manera que también moriría en 1759, año siguiente al fallecimiento de su esposa. Tercero en la línea sucesoria ascendió al trono su medio hermano Carlos III que, a tal fin, regresaría de Italia con su esposa María Amalia para tomar posesión del trono de España. Contrariamente a lo que hizo su suegra, María Amalia no intervino en los asuntos de estado, aún siendo su esposo altamente receptivo a sus consejos. De todas formas murió en 1760, apenas un año después de ser reina de España y con tan solo 35 años de edad.
En 1766 murió también Isabel de Farnesio, siendo enterrada con Felipe V en la Granja de San Ildefonso (Madrid).

RAFAEL FABREGAT

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