26 de marzo de 2019

2742- GALLINAS VALIENTES.

La gente las llama bobas o mansas, por no decir tontas, pero están equivocados y hace unos días ha quedado demostrado. En la cultura popular y especialmente en la literatura y el cine, estamos acostumbrados a que este tipo de animales, gallinas y pollos tengan desprestigiada su valentía, casi rozando el maltrato. Sin embargo el gusto por consumir sus huevos tiene una excelente aceptación por la mayor parte de la humanidad, lo que desdice la fobia al animal que los produce. También la carne de pollo es sin duda la mayormente consumida, motivo por lo cual no hay motivo alguno de descrédito. Tanto la carne como los huevos son productos de bajo precio y cualidades organolépticas que para sí quisieran tener alimentos de precios más altos.

Es el animal más abundante del planeta pues en el mundo hay, de forma permanente, 19.000 millones de gallinas y casi otros tantos pollos. Casi cinco animales por cada humano. Pero lo más interesante es que recientes investigaciones han venido a demostrar que pollos y gallinas "no tienen un pelo de tontos". Esto es tanto así que, en un momento determinado, pueden mostrar altos niveles de autoconciencia e incluso manipularse entre ellos con métodos maquiavélicos. No quiere esto decir que en circunstancias complicadas no sean, al mismo tiempo, sensibles al bienestar de sus compañeros. Recientes estudios han revolucionado las creencias que teníamos de estos animales y por lo tanto nuestra comprensión sobre su complejidad anímica y social. 

Ni tontas ni mucho menos cobardes. Más bien se podría decir que son bastante agresivas y eso lo saben bien sus criadores. Estos animales lo tienen muy claro; el más grande, más fuerte y más agresivo es quien gobierna el gallinero, lo cual implica que las aves dominantes abusen de su poder intimidando y hasta picotean a sus congéneres para someterlos. No es pues extraño que aquellos que tienen un poder dominante tengan mejor acceso a los abrevaderos o a los lugares donde suelen pernoctar. Claro que, en caso de peligro, los que ostentan el liderazgo también asumen la responsabilidad de vigilar a los depredadores y guiar a la plebe a los lugares más seguros. Suele decirse que los zorros tienden a colarse en los gallineros, acabando con la vida de muchos ejemplares, pero esto no siempre es así.

Estos días atrás el periódico The Guardian publico una noticia sobre este asunto. El protagonista fue un zorro de seis o siete meses de edad que, pensando que se "pondría las botas", se coló en el gallinero de una escuela agrícola de la Bretaña francesa, pero la cosa no le salió nada bien. Pensando como los humanos que las gallinas son mansas y tontas, con el único talento de poner esos huevos que tanto estima la humanidad, el zorro arremetió contra la numerosa bandada de pollos. Claro que en este caso las aves no huyeron sino que, siguiendo a su líder, se unieron para emboscar y atacar al zorro. El resultado fue la muerte a picotazos del animal. El estudio halló genes (filogenia) asociados al comportamiento agresivo de estas aves.

Descendientes de los dinosaurios avianos, gracias a sus plumas lograron superar la crisis del Cretácico tardío que diezmó a sus parientes los reptiles. Hace 130 millones de años los dinosaurios avianos carnívoros como el Microraptor vivían de la caza de otros animales en los bosques de coníferas. Mucho más tarde lo hizo el Velocíraptor, ambos antepasados de aves gallináceas. 
Al ponerse el sol, las puertas del gallinero de la escuela francesa se cerraron automáticamente detrás del zorro, debido a las células fotosensibles allí instaladas. Sacando la agresividad oculta de los Tiranosaurios, las aves sacaron su personalidad y atacaron al zorro hasta acabar con su vida. Atención pues a quienes actúan con benevolencia puesto que, en determinado momento, el cordero puede volverse león.

RAFAEL FABREGAT

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