En todas las casas que yo he conocido en mis 70 años de vida, la mujer ha mandado en todas ellas y le ha dicho a su marido lo que tenía que hacer y decir. Cuando la cosa se desmadra y el varón no tiene otro remedio que dar un puñetazo en la mesa, el resultado siempre es el mismo. La mujer se pone a llorar y el tontorrón de turno... Primero se hace el duro, pero más pronto que tarde acude a consolar y se culpa incluso de lo que no ha hecho. De los tres varones a los que he aludido antes, solo a uno le llamaban José, pero eran los tres de un mismo estilo. Fuerte personalidad, carácter duro y corazón de mantequilla. El resultado era y es aquel que dice aquello de "el hombre propone y la mujer dispone". Y el que diga otra cosa, miente como un bellaco. "En mi casa se hace lo que yo diga" -dicen algunos. Pues justamente esos son los más calzonazos.
Yo, como la mayoría de los hombres, no digo nada. A primera hora de la mañana mi mujer y mis hijas me han felicitado el día. Naturalmente yo agradecido. En el fondo todos somos unos tontorrones y esas tonterías nos gustan, como nos gustan los dulces aunque seamos diabéticos. San José fue el padre "adoptivo" de Jesús de Nazaret. No lo digo yo, lo dice la Wiquipedia que, aunque no tenga buena prensa, también dice verdades como puños. ¡Adoptivo!. Bien empezó el camino de la Santa Madre Iglesia... El primer santo varón ya con unos cuernos más grandes que las cabras suizas salvajes. De lo que pasa en la Iglesia actual y lo que ha pasado a lo largo de los siglos, no podemos hablar aquí y ahora, pues en la gigantesca biblioteca del Vaticano no hay escrito ni el 1% de todo lo acontecido entre aquellas (poco) santas paredes.
José de Nazaret, como tantos padres, ayudó a criar aquel hijo llovido del cielo (nunca mejor dicho), le daría sin duda sabios consejos e incluso le enseñaría el oficio de carpintero que era con el que se ganaba el sustento. Después, más pronto que tarde, el hijo abandonaría casa y oficio y se dedicaría a zanganear de un lado para otro con sus amigotes, como hacen la mayoría. Ante esa coyuntura, ¿qué haría José?. Pues lo que hacen todos. Aguantar mecha y no decir ni "mu", a fin de no tener que soportar también la perorata de María, su mujer y, según la Iglesia Católica, virgen. Pero... ¿Cómo que virgen?. ¡Venga ya!. Que una cosa es que un mal día se la cepille uno que pasaba por allí y otra que tú, su marido, no pueda ni tocarla. Venga, venga. ¡Cabrón y apaleado!. Yo es que no entiendo para qué clase de subnormales se inventó toda esa parafernalia.
Falla Antiga de Campanar. Premio 1º cat. Especial 2019. |
También se celebra hoy el día culminante de Las Fallas de Valencia y de otras ciudades valencianas. Como todos sabemos, lo de las Fallas es una sátira.
En realidad son unas hogueras en las que con mucho arte y envidiable humor se queman toda una serie de personajes, mayoritariamente políticos, en la confianza de que quienes les releven tengan algo más de vergüenza, dejen de ocupar su tiempo en tonterías que no sirven para nada y luchen por lo que tienen que luchar, que es el bienestar de la población y el engrandecimiento del país.
Cuando nació esta celebración, justamente por ser San José patrono de los carpinteros, se quemaban todos los recortes inservibles de madera y basura que había en esos talleres, o sea, todo aquello que no servía para nada. Hoy, aunque simples muñecos, también se "queman" esos personajes que tampoco sirven para nada.
RAFAEL FABREGAT
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