27 de febrero de 2019

2727- LAS LOCURAS DE CALÍGULA.

Calígula, o Cayo César, fue 
coronado a los 23 años de edad, como tercer emperador romano  y ostentando el poder desde Marzo del año 37 hasta Enero del 41. No llegó a los 4 años de mandato, pues fue asesinado por Casio Querea, tribuno militar de la Guardia Petroriana, aunque fueron muchos más quienes clavaron las espadas en su cuerpo. Querea no actuaba solo, sino que eran varios los senadores y miembros de la alta sociedad quienes planearon la muerte de un emperador que abusaba de su cargo y de todos cuantos tenía a su alrededor. El emperador iba siempre perfectamente escoltado pero, rodeado por pretorianos y nobles, cuando sus guardaespaldas se dieron cuenta de que estaba siendo atacado, Calígula ya estaba muerto en el suelo. 


La plebe pidió que los asesinos fueran castigados y el nuevo emperador, Claudio, ordenó la ejecución de Querea y sus compinches. La mayor parte de quienes escribieron sobre el emperador Calígula lo tacharon de excéntrico o directamente loco, aunque algunos achacaron su demencia a una enfermedad cerebral que había sufrido debido a sus muchos excesos y de la que al parecer se había curado por completo. El apodo de Calígula (botita) se lo pusieron de niño los soldados, en una expedición a Germania en la que acompañaba a su padre, debido a que gustaba de calzarse las sandalias de los combatientes. Sus últimos años de vida estuvieron rodeados por una serie de escándalos sexuales e incluso incestuosos con sus hermanas a las que finalmente obligó a prostituirse. Su crueldad y perversión sexual lo presentan como un tirano demente, al que había que obedecer para no poner la vida en peligro.

En sus cuatro años como emperador tuvo cuatro esposas y cientos de amantes. Ordenó la muerte de su primera esposa, suegro y varios familiares. Dedicado a la buena vida y a los dispendios más desmesurados y excéntricos, dilapidó en poco tiempo el dinero atesorado por sus predecesores y que se estima en tres mil millones de sestercios. En sus mansiones y palacios flotantes organizaba fiestas inacabables, siendo frecuentes las agresiones sexuales contra las invitadas. Sus palacios eran auténticos burdeles donde, todo le estaba permitido, incluso con las esposas de sus súbditos. Todo esto le llevó también a mantener relaciones sexuales con numerosos hombres, a los que después mandaba ejecutar en más de una ocasión.

Encaprichado con Livia Orestilla, esposa del político y noble romano Cayo Calpurnio, la violó el mismo día de sus esponsales, anuló su matrimonio y la convirtió en su segunda esposa, lo cual no fue óbice para condenarla al exilio un tiempo después al sospechar que seguía manteniendo contacto con su anterior marido y amante. No es pues de extrañar que incluso los más cercanos a su persona se convirtieran en enemigos de un emperador tan déspota y cruel. Lo que está perfectamente escrito en la Historia es que Calígula despreció al Senado y descuidó sus responsabilidades como gestor del imperio. Sus extravagancias, exageradas o no por los diferentes escritores, vienen a decirnos que no resulta conveniente abusar de quienes tienes cerca, sobre todo si se llaman Calígula...

RAFAEL FABREGAT

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