1 de junio de 2016

2107- AGUAS REVUELTAS.

La izquierda catalana no apoya solo el independentismo, sino también a los okupas, cuyo único trabajo es la revolución, el destrozo de la propiedad ajena y el expolio de lo público y lo privado. Pocos detenidos para tanto destrozo, esa es la prueba. Todos sabemos lo que es el fanatismo revolucionario, cuales son sus consignas y hacia donde llevan sus ideas radicales. Sin embargo esa gente no son 'okupas' por necesidad, sino porque quieren. Buena parte de ellos, si no todos, provienen de familias pudientes. Antes de ocupar inmuebles ajenos, podrían empezar por avasallar los de sus familias, que algunas veces son muchos y mal aprovechados. 

Pero sus metas no son esas, sino aprovechar el difícil momento por el que atraviesa España. Unas metas que son toleradas por el actual poder catalán que, unido a sus ramas en la Comunidad Valenciana, pretende apoderarse de la región levantina en base a la demencial existencia de unos 'Países Catalanes' que, según ellos, la integran. Hace falta poca vergüenza para interpretar que las provincias valencianas pertenecen históricamente a Cataluña, cuando Valencia fue reino aparte de Jaime I el Conquistador, arrebatado a los moros con tropas aragonesas y regido por sus propios fueros o costumbres, jurados en Valencia por el propio rey el 7 de Abril de 1261. 

Esta supeditación del rey a los Fueros de Valencia convirtió al reino levantino en estado soberano, hasta que dichos fueros fueron abolidos por Felipe V, tras su victoria en la Batalla de Almansa de 1707 y la implantación de los Decretos de Nueva PlantaAún así, como todos los valencianos sabemos, las provincias de Castellón, Valencia y Alicante mantuvieron la denominación de Reino de Valencia hasta la división provincial de España en 1833, bajo el reinado de Isabel II. Todo lo demás paparruchas de trepas, charlatanes de feria... 
Todas las crisis económicas mundiales se han cerrado siempre mediante oscuros capítulos, siempre protagonizados por el fanatismo radical, no tan contrario al capitalismo como podríamos pensar. Como se ha dicho antes ningún extremista radical es hijo de familia pobre de solemnidad. La crisis de 2007, cuyo final aún no tenemos claro, no será mejor y como en otras anteriores serán estos personajes los que intenten sacar provecho de las aguas revueltas en las que estamos inmersos. Sin embargo son muchos los que lucharemos para que su protagonismo no llegue tan lejos como para fracturar al país y a sus comunidades. La democracia, la libertad y el 'derecho a decidir' no son patrimonio exclusivo de los radicales, sino de todos nosotros.

RAFAEL FABREGAT

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