26 de junio de 2016

2129- CÁOS E INCERTIDUMBRE.

Cuando escribo esta entrada son menos de las 11 de la mañana. No sé por tanto cual será el resultado de las Elecciones Generales que celebramos hoy en España, segundas en seis meses tras el fallido intento del pasado 20 de Diciembre. Sin embargo yo, al igual que el más tonto de los españoles, ya sé cual va a ser el resultado: cáos e incertidumbre.

La incertidumbre de viajar entre aguas extremadamente turbulentas y el cáos de un resultado electoral variopinto y solamente determinante a base de pactos y cuchufletas políticas inadmisibles. Esto, señores, es un cachondeo de tamañas proporciones que, a poco que lo pensáramos, nadie se molestaría en acudir a votar. De hecho son millones los que ya no acuden y muchos más que dejarán de hacerlo en siguientes convocatorias. ¿Nos hemos vuelto locos?. Pues sí, locos de remate. Los que votan y los que pasan de ello. Los que acuden a lo que se considera derecho y obligación ciudadana y los que lo mandan todo a hacer gárgaras, porque si el que vota está loco el que deja de hacerlo tampoco es que sea el más inteligente de los mortales.

Lo realmente triste es que si lo que hemos tenido en las cuatro décadas anteriores no ha pasado de un aprobado-bajo, mucho peor es lo que gran parte de nosotros quiere ensayar, poniendo al frente del gobierno a una nueva 'casta' de gamberros que solo buscan medrar en las actuales aguas revueltas que estamos atravesando. Yo no creo que los españoles estemos tan locos para ceder a estos extremistas el control de la nación y el futuro de nuestros hijos y nietos, pero a la vista está que, cuando a la gente se le va la olla porque no sabe por donde tirar, cualquier cosa es posible. Pues bien, de perdidos al río. Que sea lo que Dios (y los hombres) quieran. Cuanto más pronto cojan las riendas del poder, más pronto se dará cuenta la gente de lo que son capaces de llevar a cabo. Que ganen o que pacten y que se vaya todo a la mierda. 


La única diferencia con lo que tenemos ahora es que en cuatro años pasará todo lo que de otra manera hubiera tardado cuarenta. La gente no está contenta con nada y quiere cambios. Cuando en 2004 vivíamos la época de mayor esplendor que se ha conocido en España, también quisimos cambiar. El resultado todos lo conocemos: la debacle. Pues nada, si quieren cambios adelante. Que sea para bien. La extrema izquierda no hará otra cosa más que espantar al capital y por lo tanto el trabajo y el bienestar. Claro que yo no sé nada y puedo (ojalá) equivocarme. Al fin y al cabo, tal como ellos predican, también quiero trabajo y pan para todos. Por ese orden, claro, porque a los chulos extremistas (de izquierdas y derechas) que comen sin trabajar, no puedo ni verlos. Éramos pocos y anteayer el Reino Unido parió al 'brexit'...

RAFAEL FABREGAT

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