25 de septiembre de 2014

1527- EL VIOLADOR INVISIBLE.

En 1974 la señora Morán, una respetable viuda y madre de cuatro hijos, residente en Culver City, pidió cita con el doctor Barry E. Taff, director del Departamento de Parapsicología de la Universidad de California, en Los Ángeles. Dijo estar al borde del suicidio por estar siendo violada en su propio dormitorio, casi todas las noches, por un ser invisible. Recalcó que la agresión sexual era tan violenta que a la mañana siguiente aparecía llena de magulladuras y hasta pequeñas heridas en cualquier parte del cuerpo, incluida la zona genital. Naturalmente el doctor se mostró escéptico por el relato, pero su postura cambió cuando la mujer le mostró los moratones. El doctor llamó al personal de su equipo y examinaron a la paciente. 


Efectivamente la mujer presentaba magulladuras y arañazos en los muslos, así como mordeduras y otras heridas en la zona genital. El diagnóstico inicial de un posible desorden mental hubo de ser descartado, aunque sus hijos también fueron entrevistados para saber si podían aportar algún dato al respecto. El hijo mayor de 16 años, dijo conocer el problema que sufría su madre desde algún tiempo. Oyéndola llorar una noche en su dormitorio fue allí y vio como una fuerza extraña la zarandeaba. Instintivamente fue hacia ella pero algo le golpeó la cabeza al tiempo que lo lanzaba hacia atrás y se rompió el brazo.

El estudio psicológico de la señora demostró ser una persona totalmente normal pero, aún así, se le practicaron sesiones de hipnosis para indagar en su subconsciente sin resultado alguno. Las violaciones nocturnas se sucedían y también los arañazos y las mordeduras, sin que pudiera darse explicación alguna al fenómeno. Con el beneplácito de la mujer se instaló en su domicilio un equipo de médicos y varios fotógrafos profesionales que pudieran dar luz al misterio. Inducida la señora al sueño vieron al poco rato los súbitos zarandeos y se pudieron captar dos fotografías en el que unas luces rodeaban el cuerpo de la mujer, pero los escépticos dijeron que eran reflejos en el cristal de la cámara.


Otras dos noches presenció el grupo de expertos las convulsiones de la mujer y se fotografiaron las extrañas luces que avisaban de la presencia del extraño ser, sin que se pudiera desvelar el misterio. Los expertos propusieron a la mujer el traslado a un departamento en la Universidad donde le construyeron un habitáculo de cristal en el que estuvo unos cuantos días, a fin de ser perfectamente observada por médicos y cámaras. La noche siguiente la paciente fue agredida una vez más por el violador invisible. El cuerpo de la mujer se movía y retorcía como en el acto sexual; una fuerza que la empujaba y la sujetaba al mismo tiempo, pero ninguna cámara registró imagen alguna.


Desencantados ante la imposibilidad de aclarar el caso, muchos de los expertos dictaminaron que solo su mente albergaba la clave, especialmente cuando se constató en una sesión hipnótica que había sufrido abusos sexuales en la niñez y cuyo recuerdo su mente había eliminado. Ante la falta de resultados, la señora Morán dejó de participar en los experimentos y junto con sus hijos se mudó a Texas. Viendo que los ataques disminuyeron con la mudanza, cambió otras cuatro veces de domicilio y a partir del quinto cambio de domicilio vivió en paz hasta el año 2006, cuando un cáncer acabó con su vida. Este caso trascendió a la opinión pública a través del libro "El caso de Doris Bither", de Frank de Felitta, y de la película posterior "El Ente", protagonizada por Bárbara Hershey.

RAFAEL FABREGAT

No hay comentarios:

Publicar un comentario