30 de junio de 2011

0404- ISLAS DE ENSUEÑO.

¿Quien no ha soñado alguna vez con vivir en una de esas islas paradisiacas que las Agencias de viajes y los documentales televisivos nos muestran de forma casi permanente?. 
Dicen que una imagen vale más que mil palabras pero, en fin, de algo hemos de hablar y hoy tocaba hacerlo de estos lugares emblemáticos que la naturaleza nos ofrece, para deleite nuestro y envidia sana a quienes disfrutan todos los días de su vida de un entorno tan especial. 
Son muchas las islas que podrían alimentar una relación de estas características.
El ensueño puede estar en sus playas, en su clima, en su vegetación exuberante, en la cordialidad de sus gentes... 



En muchas cosas que comparten docenas, centenares de islas del mundo, principalmente las localizadas en zonas de clima tropical y alejadas del mundanal ruido de las ciudades continentales.
Si algo coincide en todas las islas que yo llamo de ensueño, es la tranquilidad, el suave murmullo de la naturaleza. Eso que la práctica totalidad de los habitantes del planeta desconocemos, por vivir en un mundo de prisas y ruido permanente.
Dado el título de esta entrada es obligado hacer, aunque breve, una relación de "Islas de Ensueño". Lo cierto es que no es lo que más me apetece puesto que estoy seguro de que, por muy completa que la hiciera, serían muchas las islas maravillosas que dejaría en el tintero.


Detallarlas todas sería un trabajo agotador de varias páginas, a las que sin duda podrían añadirse otras más. El problema no sería elegir qué coger para irse a una isla desierta. El problema sería qué isla elegir. Ante este tesitura voy a señalar unas cuantas regiones donde cientos de lugares e islas de ensueño pueblan la zona hasta el punto de que sería difícil decidir en cual de ellas quedarte:


Polinesia francesa, el Caribe, Maldivas, Baleares, Canarias, Azores, Galápagos, Cabo Verde, Islas Cayman, Islas Phi Phi, Antigua y Barbuda, etc., etc., etc.
Auténticos paraísos terrenales que todos deberíamos conocer...
Qué ver y qué hacer en dichos lugares, es la única pregunta que no debe hacerse nadie a la hora de elegir uno de estos destinos. El motivo es que en estos lugares uno no debe hacer nada, más que dejarse llevar. Mecerse al compás de las olas cual cáscara de nuez en medio del grandioso océano.


La naturaleza, que allí todo lo invade, ya te marcará el camino a seguir, los lugares que ver y los momentos que disfrutar con toda intensidad. Todo allí es paz y armonía. Solo hay que dejarse subyugar por el entorno... Relajarse sí, pero no dormirse más de lo necesario. Estos destinos tienen mucho que ofrecer y no hay que perderse nada. Ni la tranquilidad del día, ni la intensidad de la noche... ¡Muy especialmente, lo segundo!

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