4 de julio de 2018

2626- TENGO EL CORAZÓN CONTENTO.

Pedro Sánchez (socialista) ha derrotado a Mariano Rajoy (Populares), mediante una moción de censura, y ya se pasea por los jardines del Palacio de la Moncloa, de la misma manera que la España futbolera está ya de vacaciones al no haber conseguido saltar el listón de "octavos" en el Mundial de Rusia. También los políticos catalanes, presos preventivos por el Golpe de Estado fallido, han conseguido que los trasladen a cárceles catalanas. ¡Cuantas cosas suceden en nuestro país y no todas buenas...! Casi ninguna buena, diría yo, pero con casi setenta años a mis espaldas y viendo como se acerca el final de mi presencia en este mísero mundo, empiezan a importarme poco o nada toda esta clase de acontecimientos. La familia y los pocos amigos que uno tiene... pues el tiempo pasa y la gente tiene la mala costumbre de morirse.

Sí amigos, la gente se muere y los amigos, al ser pocos, más deprisa si cabe. Cada día que paso llorando (es un decir) mis desgracias veo, sin consolarme por ello, que tampoco los demás que hay a mi alrededor están exentos de ellas. Al que no está manco le falta una pierna y a muchos de ellos, les faltan ambas cosas. Mal de muchos consuelo de tontos. ¡Mierda de mundo!. Cuando uno es joven la desgracia pesa, de la misma manera que pesa y mucho ver la ingratitud y la falta total de amigos. Sin embargo eso, como todo, también pasa. Especialmente porque te das cuenta que, al fin y al cabo, amigos no tiene nadie. Al menos no en lo que se refiere a tener "amigos de verdad". No los compañeros de café matutino o merienda vespertina, sino esos que se quieren por devoción y gratitud infinitas, elegidos de motus propio.

Menos aún los que caminan cerca de ti, por interés o frivolidades de la vida. Amigo no es el que te acompaña a una fiesta, sino el que se arriesga por ti. El que, en caso de caída, se preocupa del revés sufrido y te ayuda a levantarte. Lo demás es pura paja de arroz en antigua heladera de mantecado. Es triste y pesado levantarse solo, pero... ¡Si no hay otro remedio!. Mi vida, como la de muchos, ha estado repleta de reveses que no he buscado pero, cuando se es inquieto, se reciben más porrazos que un tambor de Calanda en días de Semana Santa. Sin embargo Dios aprieta pero no ahoga. Aún en los momentos más amargos de mi vida, no estuve solo. Tengo el corazón contento, agradecido a esas personas (no más de una docena) que confiaron y no me abandonaron en mi caída, mientras los que creía mis mejores amigos me retiraron el saludo. Es curioso, sin embargo, que ninguno de los que me apoyaron fuera de mi entorno más próximo. Solo en momentos duros se sabe quienes son tus verdaderos amigos.

Las ratas -dicen- son las primeras que, en caso de naufragio, abandonan el barco. Hay que salvar los muebles... Puedo asegurar que esto es así y lo sé por experiencia. Pero no me quejo, es lo normal en este mísero mundo. Algún día ya muy lejano me quejé para mis adentros, pero a día de hoy ya lo tengo asumido. Cuando estás sobre la cresta de la ola, en condiciones de atender un favor, es muy fácil tener amigos, pero no es a esas personas a las que yo llamo amigos. En este momento de mi vida tengo el corazón contento puesto que, a pesar de los muchos reveses recibidos, poco o nada me importa la vida de quienes se ensañaron conmigo. No merecen ni siquiera mi desprecio. Simples fantasmas que no merecen nada, pero la vida sigue.
Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar. 
Caminante no hay camino, se hace camino al andar...

RAFAEL FABREGAT

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