3 de julio de 2015

1815- EL FUERTE DE SAN CRISTÓBAL.

Estos días próximos (7-14 de Julio) Pamplona será noticia mundial por sus famosas Fiestas de San Fermín y muy especialmente por sus tradicionales encierros de toros. Miles de corredores se jugarán la vida, como cada año, en esas típicas carreras de mozos entre las astas de toros de lidia de bravura sin paliativos. Si bien los animales se abren paso por las calles de Pamplona, cegados más por el miedo que por el deseo de hacer daño a nadie, no hay año en que no se den decenas de heridos de asta de toro y alguno acabe en el cementerio. Pero en fin, así es la tradición en buena parte de España y muy especialmente en Pamplona.


Sin embargo esta entrada al Blog no pretende ser taurina, sino histórica, conociendo un poco más del extraordinario Fuerte de San Cristóbal que luce orgulloso sobre esta Comunidad Navarra y más concretamente de la ciudad de Pamplona, su capital. 
También se le llama Fuerte de Alfonso XII por ser este rey quien lo mandó construir a finales del siglo XIX, aunque prevalece el nombre anterior debido a las construcciones que le precedieron, pues allí había anteriormente un castillo y ermita del siglo XIII y posteriormente una basílica del siglo XVI dedicada a San Cristóbal. La construcción de este fuerte se debió a la vulnerabilidad de la ciudad de Pamplona en tiempos de la Tercera Guerra Carlista, allá por 1878, aunque las obras se prolongaron hasta bien entrado el siglo XX. 


Al dinamitar la cumbre del cerro que alberga este fuerte, pudieron construirse tres pisos bajo el nivel del suelo y rodeados además por un foso que impidiera un posible ataque de la infantería. Una fortaleza de 180.000 m2. enclavada en 615.000 m2. de terreno. Más capricho que realidad, en una época en la que los castillos hacía ya siglos que habían dejado de tener utilidad alguna. Por si esto fuera poco, la inmediata aparición de la aviación hizo más obsoleta si cabe esta construcción antes de ser terminada. Sin utilidad militar de ningún tipo se empleó como penal desde 1934 hasta 1945, tiempos que giraron a finales de la II República y Guerra Civil Española. Unos 800 presos asturianos y vascos fueron encerrados en estas galerías, húmedas e insalubres, faltas de ventilación y limpieza que provocaron decenas de muertos. 


Lavaderos de la prisión.
Las protestas de la población no se hicieron esperar y numerosas autoridades locales pidieron el cierre y envío de los presos a otras cárceles. A finales de 1935 muchos fueron trasladados. Sin embargo en 1936, con el golpe militar del general Franco, Pamplona quedó bajo control de los sublevados y el penal volvió a llenarse. En pocos meses el Fuerte de San Cristóbal se llenó con más de 2.000 presos, casi tres veces más de los que hubiera a sus comienzos. Entre Enero de 1937 y su cierre en 1945 constan muertos 305 presos por diferentes motivos y causas. Destaca en los informes la malnutrición, los paros cardíacos, la tuberculosis y traumatismos varios, pero se tiene por cierto que todos los muertos por traumatismo en realidad habían sido fusilados. La mayor tasa de mortalidad se dio en 1941, con 51 fallecidos, y en 1942 con 61.


Es lo que tienen las guerras civiles. Envidias, venganzas y odios no siempre justificados. Solo en un intento de fuga del año 1938 murieron 207 presos. En esa fecha había 2.487 personas detenidas, todos ellos presos políticos. Eran habituales las vejaciones y palizas, así como el hambre extrema y los piojos. La fuga fue organizada por unos treinta presos y preparada para después de la cena del día 22 de Mayo, con una vigilancia mínima de comedor puesto que también los guardias marchaban a cenar al comedor privado que tenían para ellos. Fue relativamente fácil desarmar a los pocos guardias que vigilaban la cena y con sus armas marcharon los presos al comedor de los soldados de guardia. No hubo un solo disparo. Solo un soldado opuso resistencia y fue muerto con una barra de hierro. 


Después se rindieron los guardias de las garitas exteriores. En menos de media hora el Fuerte fue tomado por los presos y se inició su salida de las instalaciones, pero un soldado que volvía de permiso se dio cuenta de lo que ocurría y bajó a dar aviso a los oficiales que estaban con sus familias en la ciudad de Pamplona. Cuando los camiones de soldados llegaron con camiones y reflectores al Fuerte, más de la mitad de los presos todavía no habían salido. 
A las tres y media de la madrugada, tras una primera redada, se contabilizaron en el penal 1.692 presos. Habían escapado 792, pero iban mal calzados y sin organización alguna. Al amanecer siguió la búsqueda y se detuvo a 259 más, sin contar algunos abatidos a disparos que no quisieron entregarse. El día 24 ya eran 445 los presos recuperados. El último se capturó el día 1 de Agosto, ganándose el apodo de "Tarzán" por aguantar más de dos meses en el monte comiendo raíces y frutos silvestres. Solo tres fugados consiguieron pasar la frontera de Francia, se identificaron 187 cadáveres y otros 20 muertos quedaron por identificar. Catorce de los 17 cabecillas fueron condenados a muerte y fusilados en el mismo penal. Un resultado bastante pobre para una de las fugas más masivas de la historia moderna. 


El ejército abandonó estas instalaciones en 1987, aunque quedando un retén de vigilancia hasta 1991. Posteriormente fue abandonado, iniciándose trabajos de exhumación de los 131 cadáveres que se sabían sepultados en el recinto. Todos los restos encontrados presentaban una botella atada a la altura de la rodilla y en su interior los datos personales del fallecido. De todas formas la mayoría de los corchos se habían deteriorado y borrada la información. Finalmente a petición de la Fiscalía estos trabajos se paralizaron, procediéndose a la limpieza y acondicionamiento del recinto y de la zona para después abrirse al público mediante visitas guiadas que muestran la historia del Fuerte de San Cristóbal, especialmente en los años convulsos de la Guerra Civil.

RAFAEL FABREGAT

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