Era el periodo llamado Carbonífero...
Tiempo en el que finalizó la Edad del Hielo y aparecieron sobre la Tierra los primeros animales vertebrados e insectos de gran tamaño. También setas, más grandes que la vegetación que tenían a su alrededor, así como las primeras coníferas y un bosque interminable de helechos gigantes e insectos de todo tipo. La única planta superviviente de aquella remota época fue la llamada vulgarmente "Cola de caballo", más abundante en zonas deforestadas y húmedas como márgenes de lagos y humedales. Su uso medicinal, ampliamente probado, es el diurético previa cocción y toma del líquido resultante. También es remineralizante y antioxidante. Su uso extendido es contra la retención de líquidos, fortalecedor de uñas y huesos así como la mejora de la piel. No se aconseja en el caso de úlceras gástricas o intestinales, así como en el de dolencias cardiacas o respiratorias. Tampoco si eres alcohólico.
El nombre de este periodo, Carbonífero, le viene dado por la abundante formación de carbón, originado por los restos de árboles y el gran tamaño de la foresta que había bajo ellos, junto al medio pantanoso que abundaba en aquellos tiempos.
El gran bloque meridional (Gonwana) chocó con la actual Norteamérica (Laurentia), Europa oriental (Báltica) y la meseta central siberiana (Siberia), formándose el supercontinente llamado Pangea. Este supercontinente englobaba la práctica totalidad de la Tierra en superficie y que empezó a separarse hace unos 180 millones de años creándose los continentes que conocemos hoy y con cuya separación, creó especies endémicas de animales y plantas a lo largo de todos los continentes.
Este proceso de alejamiento sigue activo a día de hoy y es el que provoca los terremotos y la actividad volcánica. Que nadie crea, por nuestra corta vida, que toda la evolución del planeta ha terminado. Lamentablemente no es así. El planeta sigue buscando su acomodo final y hasta entonces no faltarán pequeños o grandes cambios, con el consiguiente sufrimiento para la humanidad.
África, núcleo central de Gonwana, sigue fragmentándose y, por consiguiente Arabia sigue alejándose del mar Rojo que se ensancha cada vez más. Claro que este es un proceso muy lento, casi imposible de captar por la humanidad debido al corto ciclo de la vida. Pero los ciéntificos van elaborando y reuniendo datos que nos indican cambios constantes.
La gente corriente, nada notamos de estos cambios.
Una gran fractura es visible al Este del Gran Valle del Riff y que partiendo del río Zambece llega hasta el mar Rojo, camino del mar Mediterráneo, incrustándose a mucho tardar antes de 50 millones de años en los países del sur de Europa. Pero, en fin, tranquilidad pues nadie de quienes vivimos ahora y los que vivirán después van a enterarse de esta eventualidad. El mundo, a todos los niveles, es cambiante y hermoso. Los feos somos nosotros,
RAFAEL FABREGAT
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