14 de agosto de 2018

2644- ¡SINVERGÜENZAS, SINVERGÜENZAS!.

Así se recibe a Pedro Sánchez y a su mujer Begoña Gómez, cada vez que asoman la nariz allá en su retiro veraniego en Doñana. El primero, ya saben, es el presidente del Gobierno español no por designación de voto en las urnas, sino por haber ganado una moción de censura gracias al apoyo de independentistas vascos y catalanes, a cambio naturalmente de todo tipo de prebendas. Aquí nadie hace nada gratis. Es bien sabido que estos elementos quieren romper España, separándose de nuestro país e instaurando en sus autonomías la República en esos territorios que, lo quieran o no, forman parte del Estado Español. A Begoña Gómez, como esposa del presidente, se le ha "fabricado" un puesto de Directora General en el Instituto de Empresas de Estudios Africanos. 

Un cargo de nueva creación que, como anillo al dedo, no precisa conocimientos especiales. ¿Qué menos?. Es la mujer del presidente... ¡Casi (ó más que) "presidenta"...!  Y todo es poco para distraer a la "primera dama de los españoles que no quieren serlo" y también para que pueda ganar un dinerito extra con el que atender sus muchas necesidades personales y domésticas. Lo más curioso y agradecido es que para puesto tan relevante, en una de las escuelas de negocios más prestigiosas del mundo y por la que han pasado tan ilustres profesionales, no precisa otro conocimiento que no sea el de su desbordante labia. Bien, bien, nos alegramos por ella. Bueno, por los dos, que por fin han conseguido sus ansiadas metas. No como debería de ser, pero las han conseguido. 

Ese y no otro es el motivo de que en Doñana los abucheen al grito de ¡Fuera, Fuera! ¡Elecciones, elecciones...! Es lo que pasa cuando se realiza un asalto al poder del estado, aunque sea de forma legal. En 40 años de Democracia no lo había hecho nadie. Lo de llegar, claro, porque intentarlo ya lo habían intentado otros. El resultado inmediato de su llegada al poder no ha sido el arreglo de ningún problema de estado, sino el descarado relevo de cientos y cientos de cargos públicos, inmediatamente ocupados por personas afines al nuevo presidente. ¿De qué nos extrañamos?. ¡Es lo que toca, una conducta obscena demasiadas veces vista!. Gente ajena a la tarea que debe desempeñar, ocupa de hoy para mañana cargos hasta ahora escrupulosamente llevados por auténticos profesionales. Con más cara que espalda, como si lloviera, el "presi" responde saludando...

Tras un cambio de presidencia, en el poder siempre se han producido cambios, pero nunca de forma tan descarada. No creo que esto que está ocurriendo en este momento tenga precedentes. Lo curioso es que nadie ha visto en la televisión pública (controlada por ellos) nada de lo que aquí se ha dicho. Han tenido que ser las redes sociales las que se han hecho eco de lo que por Doñana está ocurriendo. Ya sabemos que es legal, pero un presidente de 84 diputados no debería gobernar un Congreso de 350 escaños y menos aún cuando quienes le apoyaron para ganar la moción de censura son justamente los separatistas que quieren romper España. 
Será todo lo legal que se quiera, pero de justo no tiene nada.

RAFAEL FABREGAT

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