10 de marzo de 2012

0626- EL CID, HISTORIA Y LEYENDAS.

La historia la escriben los ganadores o los partidarios de determinado personaje, por lo que no suele ser nunca exacta, ni mucho menos fiable. 
Aún así podemos y debemos estudiarla, a ser posible desde enfoques distintos, y sacar nuestras propias conclusiones. 
De todas formas esto es solo un resumen de la vida de un gran héroe, sobre el que hay pocas dudas.
Tal como indica su nombre, Rodrigo Díaz de Vivar -el más popular de los burgaleses- nació el año 1.048 en Vivar, una pequeña aldea situada a 7 Km. al norte de la actual ciudad de Burgos y fronteriza entonces con el reino de Navarra. 
Sin embargo ya ahí empiezan las primeras dudas, puesto que otros escritores no tienen claro que se trate de ese núcleo de población, como tampoco su fecha de nacimiento que citan como 1.043. (Bien empezamos). 
Todos coinciden, eso sí, que era hijo un noble caballero de la corte castellana (Diego Laínez -o Flaínez) y de una hija de Rodrigo Alvarez. 
A los 15 años de edad quedó huérfano de padre y se crio en la corte de Fernando I, junto al hijo del rey, el príncipe Sancho.

Crecieron juntos y trabaron gran amistad durante los cinco años que siguieron, educándose Rodrigo en letras y leyes en el monasterio de San Pedro de Cardeña.
Al morir Fernando I, éste repartió el reino entre sus hijos: a Don García le da Galicia; a Don Alfonso, León; a Don Sancho, Castilla; Toro a Doña Elvira y Zamora a Doña Urraca.
Pero Sancho II no estaba conforme con el desmembramiento de la corona y con la ayuda del Cid intentó reunificar el reino. 
Entre los años 1063 y 1072 Rodrigo fue mano derecha de Don Sancho y juntos guerrearon en Zaragoza, Coimbra y Zamora, siendo nombrado caballero y jefe de las huestes de Sancho II. 
El título de Campeador le llegó a los 23 años, tras vencer en duelo al Alférez del reino de Navarra, Jimeno Garcés. 
León fue conquistado a Alfonso, para Sancho. 
También el Cid asistió al cerco de Zamora, donde el rey Sancho fua asesinado por el traidor Bellido Dolfos.



Justamente por ser jefe de las huestes del rey Sancho fue el Cid quien tomó juramento, en la Iglesia de Santa Gadea de Burgos, a Don Alfonso de no haber tomado parte en el asesinato de su hermano. 
Tras la muerte del rey Sancho en el cerco de Zamora y tras la jura de Alfonso VI como nuevo rey, la suerte del Cid Campeador cambió puesto que su capacidad fue desechada ante los resquemores del nuevo monarca. 
El Cid fue destituido y nombrado Alférez real García Ordóñez. No fue esto impedimento para que el 19 de Julio de 1.074 Rodrigo se casara con Jimena, hija del conde de Oviedo y nieta de Alfonso VI.

En 1.079 se dirigió a Sevilla, por encargo de Alfonso VI, para el cobro de tributos y estando en esa labor fueron atacados el Cid y el rey de Sevilla por García Ordóñez y el rey moro de Granada, en una clara traición a su persona. 
Rodrigo consiguió derrotar a los asaltantes y García Ordóñez fue humillado en el castillo de Cabra. Sin embargo, de vuelta a Burgos, García Ordóñez se alió con Pedro Ansúrez y consiguen que Alfonso VI le destierre, prohibiendo que se le preste ayuda alguna como bien rezan los versos del "Cantar del mío Cid".
El año 1.081 Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, fue desterrado de Castilla junto a 300 nobles caballeros que quisieron exiliarse con él. Esta etapa de unos seis años de duración, sirvieron al Cid para afianzar su poder en Zaragoza y desplazarse incluso hasta el Levante. En este punto me es obligado recordar que, acompañando al rey Pedro I de Aragón y a su lugarteniente Boacallá de Luna,  en 1091 el Cid conquistó a los moros el castillo de Miravet y el de Zufera, ambos de nuestro querido Cabanes.

Posteriormente, llamado por el rey, volvió a Burgos, pero las continuas disputas con el monarca le hicieron marchar de nuevo hacia Valencia convirtiéndose en protector del rey Al-Cadir y ayudándole a someter a los reyezuelos de Alpuente y Albarracín, lo que nos indica que este personaje era más bien un mercenario que trabajaba para el mejor postor.
En 1.089 el rey moro Yusuf cruzó el estrecho y Alfonso VI pide ayuda al Cid pero un nuevo malentendido se cruza entre ellos y es desterrado nuevamente de Castilla. 
En la década siguiente la fama del noble castellano aumentó notablemente, al tiempo que decrecía la del rey. El Cid se hizo señor de los reinos moros de Lérida, Tortosa, Valencia, Albarracín y Alpuente.
A principios de 1.093 Valencia es tomada por Ben Yehhaf y su protegido Al-Cadir es asesinado. El Cid marchó hacia Valencia asediándola durante 19 meses y entrando victorioso en la ciudad en Junio de 1.094 convirtiéndose en señor de Valencia, un señorío autónomo respecto a la autoridad de rey alguno. Sin embargo la lucha no estaba ni mucho menos concluida. Aquel mismo año el príncipe Mohammad, sobrino del rey Yusuf, se presentó a las puertas de Valencia con 150.000 caballeros que fueron rápidamente aniquilados y el enorme botín de que eran portadores ingresado en las arcas valencianas.

El año 1.097 murió, en la batalla de Consuegra, Diego su único hijo varón. Él lo haría dos años más tarde. 
En 1.099, estando nuevamente sitiada Valencia, el Cid resultó herido de flecha no pudiendo recuperarse de la herida.
El día 10 de Julio del 1.099, a la edad de 50 años, el Cid dejaba este mundo pero, siguiendo sus órdenes, Doña Jimena heredó el señorío de Valencia y lo mantuvo con la ayuda de su yerno Ramón Berenguer III hasta 1.102 cuando, ante la imposibilidad de defender el principado, hubieron de abandonar Valencia con la ayuda de Alfonso VI.
No es nada despreciable la gesta de que, según la leyenda, ya difunto ganara el Cid su última batalla a los moros. Conociendo la noticia de su muerte, fueron éstos a sitiar nuevamente Valencia. Pero siguiendo las instrucciones que les diera en vida, su cuerpo fue atado a la grupa de su caballo Babieca y salieron del castillo algunas fuerzas al ataque de los invasores con Rodrigo al frente. Los moros huyeron despavoridos al verle sobre el caballo, creyendo haber sido víctimas del engaño de su falsa muerte.

Los restos del Cid Campeador fueron inhumados en la Catedral de Valencia pero, tras el desalojo de Doña Jimena y contrariamente a su voluntad, fueron trasladados al Monasterio de San Pedro de Cardeña. 
Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) los restos del Cid fueron profanados por los soldados franceses. En 1.842 pudieron ser recuperados y enterrados en la capilla de la casa consistorial de Burgos. Desde 1.921 descansa junto a su esposa Doña Jimena en un lugar privilegiado de la Catedral de Burgos.
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El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro con doce de los suyos,
-polvo, sudor y hierro- el Cid cabalga.
(Machado)

RAFAEL FABREGAT

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