5 de septiembre de 2018

2652- GANAR SIN COMBATIR.

El asunto no va de guerras, sino de prostitución y no de la que en pleno siglo XXI nos atañe, sino de la que se vivió en la España medieval de los siglos XIV a XVI. Como ya relaté en una entrada anterior, a los valencianos nos cabe el "honor" de haber dado cabida no al mayor burdel de España, sino incluso al más famoso de Europa. Entre doscientas y trescientas mujeres llegaron a "trabajar" a la vez entre aquellas paredes extramuros de Valencia. Motivo y causa fue la prohibición del rey Jaime II de Aragón, valenciano para más señas y llamado el Justo (1267-1327) que quiso mostrar su amor a la tierra que le vio nacer prohibiendo que las mujeres públicas ejercieran la prostitución en las calles de aquella Valencia medieval del año 1321. 
Jaime II fue rey de Aragón y de Valencia, además de Conde de Barcelona desde 1291 y 1327. También fue rey de Sicilia desde 1285 a 1302. Su amor por el orden establecido le llevó a crear un burdel que en pocos años se convirtió en el más grande y famoso de Europa. No un burdel cualquiera, sino adaptado a todas las clases sociales. Entre las decenas y decenas de clientes que pasaban diariamente bajo aquella puerta se encontraba el más miserable de los mortales, pero también señores de alto rango político y eclesiástico, así como nobles y grandes terratenientes. El lupanar estaba dividido en varios sectores y unos no tenían el por qué encontrarse necesariamente con otros. 

Los bienpensantes nos cuentan que con esta obra el rey quiso lo mismo que se quiere hoy, siete siglos después: erradicar la prostitución de las calles. Los hombres jóvenes en general y los valencianos en particular (!) tenían la testosterona muy alta y algo había que hacer para que las mujeres "honradas" no se vieran importunadas.
Aunque lo del prostíbulo de Valencia fue algo clamoroso y excepcional, la "moda" se extendió por todas las grandes ciudades. Sevilla, Barcelona, Valencia... La fama de las mujeres del próstibulo valenciano alcanzaron tal magnitud que hasta los príncipes europeos visitaban el lugar, además de la nobleza y los grandes comerciantes, siempre en viajes permanentes. El "oficio más antiguo del mundo" se convirtió durante casi tres siglos en algo legal y bien organizado. 

Sin ánimo de exagerar se dice que, al menos para los viajeros ilustres, el principal atractivo de la Valencia de esos años era su prostíbulo (?). Así fue hasta 1651 cuando algunas reyertas, con consecuencia de muertos, hizo que las autoridades cerrasen el lugar. Sin embargo algunas meretrices gozaban de no pocas "amistades" y el abandono definitivo no se dio hasta el año 1671. Ya en el año 1444 una ordenanza murciana decía: Mandamos que todas las malas mujeres, rameras, salgan de la ciudad de entre las buenas mujeres e se vayan al burdel". Aunque denigradas por su trabajo sobre el sexo, incluso el estamento religioso lo catalogó como "un mal necesario". Debido a un afán regulador, la prostitución pública se convirtió en legal cuando se ejercía dentro de un burdel, motivo por el cual también se demonizó a aquellas meretrices que se negaron a abandonar sus lugares tradicionales de trabajo. 

La sanción solía ser económica y mediante azotes cuanto ésta no podía pagarse. Lo que queda perfectamente demostrado es que el gigantesco burdel de Valencia nació de la mano de la Reconquista a los moros. Ganada la ciudad al Islam, las prostitutas se instalaron en Valencia con el mismo derecho que lo hacía un tabernero u otro profesional.
Hasta la llegada del decreto de Jaime II, las calles, posadas y hostales estaban repletas de profesionales del sexo, siendo obligado organizar tanto despropósito. Según el Decreto real: "que ninguna mujer pecadora se atreva a "bailar"  fuera del lugar que ya tiene habilitado para estar". Por motivos que ignoramos, quizás por ser el primer prostíbulo legal que se concedía, el de Valencia fue adquiriendo con el tiempo una fama y unas características propias que lo hicieron único. 

Un viajero, cliente de tan idílico lugar, dejó escrito que en 1501 "trabajaban" en el lupanar valenciano cerca de 300 mujeres. La mayoría eran de reinos o localidades próximas y prueba de ello es que eran conocidas como "la murciana", "la aragonesa", etc. La edad mínima de las prostitutas era de 20 años pero la calidad de sus servicios era tan apreciada que cobraran hasta casi el doble del precio que rondaba en otros lugares.
El acceso al burdel era libre, aunque las relaciones entre diferentes religiones estaban prohibidas, de tal manera que judíos y musulmanes habían de escoger obligatoriamente una profesional de su misma religión. Aunque trabajaban durante todo el día, el momento de mayor movimiento era al atardecer, ya finalizada la jornada laboral de los clientes. 

El local estaba abierto todo el año excepto la Semana Santa, recibiendo las prostitutas una compensación de la propia ciudad por este "paro obligatorio". Trasladadas al Convento de las Arrepentidas de San Gregorio, no podían salir a la calle hasta el Domingo de Resurrección. Tampoco se trabajaba los domingos hasta que no finalizara la Santa Misa. La sanción por desobedecer la orden era de 20 sueldos. Finalmente el arzobispo y virrey de la ciudad Fray Pedro de Urbina ordenó el cierre del burdel lo que, como se ha dicho, le costó 20 años. Las últimas siete mujeres, que alegaron no tener a donde ir, fueron ingresadas en un convento. Grave error puesto que, gracias a que el burdel de Madrid no cerró sus puertas, las tropas del Archiduque Carlos, enemigo del rey Felipe V, sufrieron más de 2000 bajas por enfermedades venéreas. Fue ganar la guerra sin combatir...

RAFAEL FABREGAT

La foto adjunta corresponde al Convento de San Gregorio, actualmente ocupado por el Teatro Olympia de Valencia.



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