28 de abril de 2012

0666- LOS NUEVOS INVASORES.

El título es posible que suene extraño, pero desde mi punto de vista no lo es tanto. 
Siglos atrás los invasores eran pueblos que, en un afán de apoderarse de gentes y territorios ajenos, avasallaban fronteras y se apoderaban de todo cuanto encontraban a su paso matando a quienes se oponían a ello. 
A dichas actuaciones se las llamaba simplemente guerras y con esa palabra todo quedaba dicho. 
Los asaltantes destrozaban castillos, penetraban en tierras ajenas, incendiaban los campos, mataban a los hombres y violaban a las mujeres marchando después con el botín, es decir, con todo aquello que pudiera ser aprovechable o de valor.

Nos congratulamos inocentemente de que aquellas épocas hayan finalizado y de que, por fin, podamos vivir todos en paz. 
Sin embargo desde mi punto de vista nos engañamos a nosotros mismos. 
Verdaderamente las guerras son más escasas si, pero es porque en estos momentos de modernidad para dominar el planeta no hace falta guerra alguna. En un mundo de cobardes como el presente, ninguna falta les hace a los asaltantes arriesgar su vida poniendo cerco a nuestro castillo. 
Actualmente todo es más simple y como si efectivamente estuviéramos cercados -que lo estamos- por el más potente de los enemigos, aquí moriremos todos de hambre mirándonos unos a otros sin comprender lo que pasa. La juventud actual, la mejor preparada de todos los tiempos, llama a eso "tontos del culo" y no les falta razón.

En esta moderna guerra del siglo XXI al enemigo no se le ve, pero bien que se le intuye y se le sufre. 
Sí amigos, está ahí. No cercando nuestro territorio con lanzas o cañones, pero si favoreciendo las exportaciones de sus productos y frenando las importaciones de los nuestros, que es de lo que comemos. 
Son los nuevos tiempos donde no son necesarios los más modernos cañones y ni tan siquiera el más moderno misil. El arma actual se llama "Economía Global" y es la que da y quita las propiedades y la comida del pueblo, el capital y la riqueza de una nación y hasta el bienestar de todo un continente.¿Por qué ocurre esto? -se preguntarán ustedes. La respuesta es simple y el enemigo poderoso. Países, hasta hace cuatro días mal contados instalados en el comunismo más radical, han despertado de su letargo al darse cuenta que había una forma mejor de dominar el mundo.

Había que engañarnos a todos -algo sumamente fácil- abriendo sus fronteras a la industria internacional; facilitando sin coste alguno todo aquello que pudieran necesitar y una mano de obra al 25% del coste en sus países de origen. 
El dinero puede ser el más duro adversario y también el que tiene mayores debilidades. 
Ofrecer la posibilidad de atender a un nuevo mercado de 1.300 millones de posibles compradores y la instalación de las industrias en ese idílico país del "todo a mitad de coste" sin tener que sufragar gasto alguno, era un caramelo demasiado dulce al que los "grandes" no pudieron resistirse. 
Nadie se preguntó qué sería de los trabajadores que levantaron sus fábricas iniciales... El resultado está a la vista. El 80% de todo lo que se consume está fabricado en esos países o (al menos) está parcialmente manipulado en los mismos.

- China es un país de grandes oportunidades
 
-dijo Botín en el discurso de la foto..
¡Espérame que voy corriendo...!
Los "listos" occidentales llevaron allí sus industrias y enseñaron a aquellas gentes lo poco que les quedaba por aprender. 
Apenas unos años después aquellos (los nuevos invasores) tienen aprendidos todos los oficios y todas las técnicas de producción, buena parte de las fábricas están pasando a manos de los autóctonos y están produciendo toda clase de artículos a mitad de precio que las industrias occidentales. 
El resultado lo conocemos todos: nuestras fábricas están cerrando o ya cerraron hace tiempo. Nos quedaba una baza, ganarnos todavía la vida con la comercialización de dichos productos, pero tampoco ese hálito de vida nos permiten y cada día se abren nuevos macro-almacenes chinos de distribución que inundan todo occidente con sus productos de bajo coste. 
Ya no hablemos de los comercios detallistas... ¡Para ellos todo el pastel!

Nuestros políticos nacionales y europeos, incapaces de controlar la situación que está acabando con toda una generación, luchan por venderles unas cubas de vino o aceite de oliva, cuando no unos jamones de bellota. Por poco tiempo, pues unos y otros empiezan a producirse en masa dentro de sus fronteras. ¿Es que los políticos se han vuelto locos, tontos, o ambas cosas a la vez?. ¿A qué están esperando para frenar esta invasión imparable?.
Aquí no se trata ya de que los gobiernos de uno u otro signo lo hagan mejor o peor. Poco importa que, en nuestro caso, sea el PP o el PSOE quien gobierne. Es una cuestión que afecta a toda Europa e incluso a todo el mundo y alguien tendrá que darse cuenta de ello. Para ganarnos la vida, no tenemos ninguna necesidad de venderles ni comprarles nada a quienes yo califico de "invasores" en la seguridad de quedarme corto con semejante adjetivo. El beneficio solo lo pretendían cuatro "listos" que, ávidos de comerse el mundo, han encontrado la horma de su zapato al perder incluso el mercado nacional o comunitario que antes tenían.

Sin embargo el problema mundial es que, por culpa de esos cuatro buitres occidentales insatisfechos, está el mundo entero muriéndose de hambre. También los trabajadores de aquel país invasor que apenas han visto mejoradas su condiciones de vida. Son los dirigentes, invasores y receptores, los únicos que han conseguido toda la tarta, mientras el resto del mundo está perdiendo el estado del bienestar que tantos milenios costó instalar en el mundo. Ya no se inclinan los chinos al saludar, como ha sido siempre costumbre de esta civilización y es el presidente americano el que reverencia al premier chino Wen Jiabao. Los tiempos cambian y la avaricia rompe el saco sí, pero el problema es que al final siempre pagamos los mismos. 
Los "invasores" no son extraterrestres, como los americanos nos querían hacer creer con sus novedosas películas de ciencia ficción. Los invasores están aquí y hasta esos mismos americanos, tan listos y poderosos, están sucumbiendo a las armas del "bajo coste".
¿A qué estarán esperando para cerrar las fronteras...?

RAFAEL FABREGAT