17 de abril de 2012

0656- LLORAMOS POR TÍ, ARGENTINA.

Ya sabemos que ese no es el título correcto de la canción con la que tantas veces nos ha deleitado Paloma San Basilio, pero sí la realidad de un país gobernado por una descerebrada que desconoce donde está el bien y el mal de las cosas. Es una pena que, después de tantos años de miseria y "corralitos", el pueblo argentino haya vuelto a equivocarse eligiendo como pastor del rebaño a una insensata, de actuaciones tan nefastas para el orden mundial y por consiguiente para el propio destino de la nación Argentina. Una señora que usa y abusa del poder que el pueblo argentino le ha otorgado para hacer y deshacer a su antojo, de lo suyo y de lo de los demás. Con tales ideas y especialmente con sus actuaciones, la tal Cristina Fernández expolia al inversor extranjero y mata a la gallina de los huevos de oro, demostrando las directrices de un gobierno opresivo y autoritario.

A perro flaco, todo son pulgas, pero no se puede morder a quien te da de comer y eso es lo que está haciendo la señora (Fernández) de armas tomar. A ver ahora quien es la compañía que se atreve a invertir en un país que pasado mañana, cuando hayas llevado a cabo la inversión, puede echarte a la calle. Su actuación deja claro que, mientras esta persona ostente el poder, las inversiones en ese país están tan aseguradas como lo puede estar un paquete de golosinas en puerta de colegio... Exactamente lo mismo. Ahora para más burla hacia nuestra nación, que siempre se ha considerado hermana de sangre de Argentina, les dice a los inversores norteamericanos -que mediante fondos de inversión manejan el 17% de REPSOL YPF- que no se preocupen que ellos no van a perder ni un solo dólar. Para España, como no hay temor tampoco hay respeto, pero sí para Estados Unidos.

¡Justicia...! ¿Donde está la justicia?. Si Estados Unidos fuera como debería de ser
-que tampoco- le diría a esta "elementa" que ante la justicia todos somos iguales y a todos debe medirse con el mismo rasero. Se trata pues de que hay cosas que no se pueden hacer. Luchar para que acuda el inversionista a tu país y después echarlo a patadas, no cree nadie que sea la forma de hacer las cosas. Y con el descaro añadido de airear el asunto de forma descarada para devaluar las acciones y así poder adquirirlas de manera, más o menos legal, a la cuarta parte de su valor. El resto de países no deberían permitir que pudieran suceder esta clase de cosas, callando cuando el problema ocurre en casa ajena.

Si vamos juntos (globalización) tiene que ser para todo y si las cartas están marcadas no queremos jugar. Si ante actuaciones como la llevada a cabo por parte de la tal Fernández, el capital extranjero abandonara a quien provoca el conflicto, ninguno de ellos se produciría. Es el juego de "a ti te jodo porque eres débil y a ti te respeto porque eres fuerte", una jugada que se resume con la palabra ABUSO.
Si esa era la mejor opción que tenía el pueblo argentino a la hora de votar a su presidente, mal estaban de candidatos, y si ese proceder es el que quiere el pueblo argentino, allá ellos. El tiempo dará o quitará razón pero, tal como reza el refranero español, quien mal anda mal acaba.

Los inversores, aunque actúan lógicamente por interés propio, aportan riqueza al país en el que invierten y siempre son bien recibidos. Ese es al menos el sentir general. Claro que, en países retrógrados, la inversión corre el riesgo de perderse y eso es lo que le ha ocurrido en esta ocasión a la compañía REPSOL YPF.
Las consecuencias de todo esto se verán a corto plazo. Lo que si está claro es que, de no verse, los inversores se lo pensarán dos veces antes de colocar un solo céntimo en según que países. Está claro que inversiones extranjeras las necesitamos todos y por lo tanto, aparte de la ilegalidad cometida, no creemos que esta decisión de privatización sea tampoco la más adecuada para los intereses del pueblo argentino que queda marcado como lugar peligroso en el que depositar intereses.

Forges nos ilustra en estos procederes.
¿En qué mente cabe, expropiar a tus inversores privatizando lo que tanto esfuerzo ha costado crear?. El mundo entero está convencido de la honradez del pueblo argentino y no se explica el por qué de su voto a favor de quien practica tales maniobras. Y si estábamos equivocados y están conformes con esta clase de atracos, tendremos que pensar que tienen bien merecido cuanto pueda ocurrirles. Pan para hoy y hambre para mañana. Ningún país del mundo, sea cual sea su potencia económica, está en condiciones de desdeñar la inversión extranjera. Ninguno. Y cuando ese desprecio viene de la mano de un país en crisis como Argentina, para el que todos los apoyos son pocos, una actuación como la de expropiar a uno de sus principales inversores deja de ser un fallo garrafal, para convertirse en descarado saqueo y de una inconsciencia indescriptible.

Claro que esto no ha ocurrido porque sí. Mientras el carro iba rodando nadie molestó a Repsol, pero el "problema" es que acaban de encontrar una bolsa petrolífera descomunal y lejos de agradecer los esfuerzos técnicos y financieros de la compañía, las autoridades argentinas han decidido quedárselo todo para ellos. Mientras cavas nadie dice nada, pero si sacas agua todos acuden. Esas son las formas que tiene la Fernández. Sin embargo hay que decir en su defensa que ella no ha engañado a nadie. Ya en 1.991 se manifestó a favor de la transferencia del dominio petrolífero y por lo tanto de la privatización de YPF, pero aquello no prosperó porque, en aquellos momentos el interés no era tanto.

Bien estaría que a ella le pagaran con la misma moneda y cuando la nación tenga los problemas resueltos, que la echen a la calle. En las últimas elecciones el pueblo argentino le renovó su apoyo con más del 53% de los votos. Tiene pues lo que quiere y nada de lo que pueda ocurrir es ajeno a su responsabilidad. Se trata simplemente de que, visto desde fuera, no creemos que atacar a los inversores extranjeros sea lo correcto y mucho menos la mejor opción para un país en desarrollo.

EL ÚLTIMO CONDILL

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